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domingo, 31 de agosto de 2025

Documentos de EEUU revelan cómo prepara una “acción militar” contra Venezuela

 

 Por Bruno Sgarzini   
      Periodista argentino especializado en asuntos internacionales.


     La designación de carteles del narcotráfico como organizaciones terroristas estuvo precedida por una serie de informes, previos a la asunción de Donald Trump, que iluminan el accionar de Estados Unidos en la actualidad. Sobre todo cuando hay informes que indican preparativos para acciones militares en México y existe un despliegue marítimo estadounidenses fuera de las aguas venezolanas.

Una de las justificaciones de todo este andamiaje por parte de los organismos de seguridad estadounidenses es la consideración de que Washington enfrenta “una invasión” que convierte a la “migración masiva en un arma”, a través del tráfico de personas, de drogas, organizados por carteles (y organizaciones criminales), según el periodista estadounidense Ken Klippenstein. “En otras palabras, la gente no viene a Estados Unidos para escapar de la pobreza o la represión o en busca de oportunidades; son soldados de infantería de un ataque orquestado contra el país”, según Klippenstein.




Para Joseph Humire, subsecretario de Defensa para América Latina: “la migración armada se produce cuando actores estatales y no estatales catalizan, manipulan o inducen la migración masiva para lograr objetivos políticos y geopolíticos. En el contexto actual, estos objetivos van más allá de la coerción y se centran en erosionar las fronteras soberanas y expandir la captura y el control territorial. La migración armada busca desestabilizar las estructuras sociales y gubernamentales de Estados Unidos. Establecer una 'cabeza de puente' de personal subversivo disponible para ataques dirigidos dentro de Estados Unidos y contra infraestructura crítica y objetivos de alto valor para generar miedo y paralización. Las Organizaciones Criminales Transnacionales funcionan como agentes de Estados-nación adversarios que buscan la expansión territorial. La erosión de las fronteras soberanas es un pretexto para expandir las economías ilícitas, conquistar nuevos territorios y desdibujar las fronteras entre el control estatal y no estatal”.

Una de las justificaciones de todo este andamiaje por parte de los organismos de seguridad estadounidenses es la consideración de que Washington enfrenta “una invasión” que convierte a la “migración masiva en un arma”

Humire es un estadounidense, hijo de bolivianos, partidarios de calificar a los movimientos progresistas como partidos corruptos aliados de Irán y Hezbollah. También quien como integrante de la red Atlas, una fundación de extremo derecha, y del Center for a Secure Free Society, promovió la idea de que los líderes del chavismo eran partes del Cartel de los Soles, recién designado como una “entidad terrorista” por el gobierno estadounidense. Bajo este concepto de migración armada, sostenido por Pam Bondi, la secretaría de Estados Unidos, los carteles latinoamericanos, elegidos por la Administración estadounidenses, son agentes de “Estados Nación adversos” para atacar Estados Unidos.


Documento del Centro Nacional de Inteligencia de Estados Unidos sobre las nuevas amenazas a la seguridad estadounidenses.

Los documentos internos de los organismos de seguridad estadounidenses también demuestran cómo la “amenaza narco chavista” ha sido pre fabricada para alinear una narrativa con los objetivos de política exterior de Marco Rubio (y el propio Trump), quien hoy está a cargo de delinear la política de seguridad (y exterior) de Estados Unidos como secretario del Departamento de Estado y jefe del Consejo de Seguridad Nacional (que concentra todas las ramas estatales del poder militar, financiero y diplomático estadounidense). Según un memorándum del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, ni Maduro usa la migración como un “arma”, ni existen pruebas de que coopere con organizaciones narcos como el Tren de Aragua, tipificada como “terrorista”. Mientras que del Cartel de los Soles brilla por su ausencia en los informes de la DEA y otros organismos internacionales.


Informe del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos del 7 de abril de 2025.

Por esos días de 2023, una de las propuestas que le alcanzaron fue un trabajo de Ken Cuccinelli, ex subsecretario del Departamento de Seguridad Nacional en la primera Administración Trump, titulado “Es hora de declarar la guerra a los cárteles transnacionales de la droga”, y publicado en el Center For Renewing de America, un tanque de pensamiento de derecha. Cucinelli, además, fue el responsable de escribir el Capítulo de Seguridad del Proyecto 2025, una hoja de ruta para el gobierno trumpista creado por la Fundación Heritage.

En ese documento, Cuccinelli, por ejemplo, habla de crear una nueva “definición estatutaria para los cárteles sería similar a la definición actual de organizaciones criminales transnacionales (OCT) en el código estadounidense, pero contemplaría un enfoque más preciso con mayores facultades que permiten la acción financiera, diplomática y directa, típicamente reservada para quienes designan como organizaciones terroristas extranjeras”. La actual Administración, con diversas ordenes ejecutivas, ha ido más allá cuando, en vez de crear una nueva definición estatuaria, calificó a los carteles, como el de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Tren de Aragua, como organizaciones terroristas extranjeras y Terroristas Globales Especialmente Designados.




Esta nueva designación permite aplicar “sanciones severas y el asesinato de los líderes de los carteles, sin depender del sistema judicial penal estadounidense”, según Cuccinelli. En esta misma línea, para el secretario de Estado, Marco Rubio, con esta disposición el gobierno trumpista" puede utilizar otros elementos del poder estadounidense, para atacar a estos grupos". Para algunos escépticos, por supuesto, el planteamiento deja algunas dudas sobre si sería legal asesinar un miembro de un cartel, como si fuera parte de Al Qaeda, u el Estado Islámico, a través de campañas, por ejemplo, de bombardeos con drones como en Irak, Siria o Afganistán. “Si bien el Congreso ha autorizado el uso de la fuerza contra Al Qaeda, no ha permitido librar una guerra contra grupos no relacionados, incluso si el poder ejecutivo también los califica de "terroristas". La ley estadounidense permite al gobierno imponer sanciones , como el bloqueo de activos, contra grupos que califica como tales, pero esto no le autoriza a realizar operaciones de guerra contra ellos”, de acuerdo a los periodistas de New York Times, Charlie SavageHelene Cooper y Eric Schmitt.

Para sortear estas restricciones, por eso, Cuccinelli recomienda sancionar una ley en el congreso que designe a los carteles como organizaciones terroristas y apruebe la acción directa en su contra, similar a un proyecto presentada en 2024 por los congresistas republicanos Mike Waltz (por un tiempo breve jefe del consejo de Seguridad de Trump), Dan Crenshaw. Sin embargo, ese museo del horror que han sido las guerras contra el Terror en Irak y Afganistán demuestra que las administraciones republicanas son bastantes creativas a la hora de adaptar sus objetivos, incluso, si se trata hasta de justificar, de forma legal, distintas formas de tortura como el submarino.

Como una forma de preparar los ataques directos, el antiguo funcionario afirma que Washington debería organizar con México, y otros países, un despliegue de la Marina de Estados Unidos para detener los envíos de drogas en el Pacífico mexicano, como una “forma de reclutar funcionarios”. Esta afirmación bien se podría adaptar a lo que hace Estados Unidos con su despliegue frente a las costas venezolanas y la intención de sumarse otros países, como Francia, Reino Unido, Guyana, Argentina, Trinidad y Tobago, entre otros, a su operación de presión contra el gobierno de Maduro. Un despliegue que permitiría, por ejemplo, atacar la principal base del país en Caracas, el Fuerte Tiuna, donde pernoctan altos funcionarios del chavismo, según James Story, exembajador de Estados Unidos en Colombia entre 2018 y 2023.

Lo que llama la atención si se tiene en cuenta que, dentro de la Administración trumpista, se ha hablado de la posibilidad de lanzar misiles, o bombardeos con drones, desde los buques de guerra estadounidense, “para atacar la infraestructura y el liderazgo de los carteles”, según Washington Post. La gran incógnita, por eso, es si esta operación militar estadounidense en el Caribe fue diseñada para una campaña de ataques permanente en Venezuela para desestabilizar al gobierno chavista, o solo para generar una percepción de “amenaza” que genere un quiebre interno con un par de acciones espectaculares. Fiel al estilo espectacular trumpista de sobreactuación para crear una imagen de éxito prefabricada.


Fuente: Bruno Sgarzini

jueves, 19 de diciembre de 2024

EE.UU. duplica tropas en Siria y podría enviar pronto una delegación para reunirse con HTS

 

     Periodista y productora palestino-canadiense.


Washington parece decidido a mantener su presencia en Siria mientras toma forma un nuevo Estado.


     Tras la visita de funcionarios del Reino Unido a Siria y el anuncio de la Unión Europea sobre el regreso a una embajada “plenamente operativa” en Damasco, Washington podría ahora enviar su propia delegación para reunirse con los líderes de la oposición siria.


El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, habla en el Consejo de Relaciones Exteriores en la ciudad de Nueva York el 18 de diciembre de 2024 (Jeenah Moon-Reuters).

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo el jueves al programa Bloomberg Surveillance que la administración Biden está “considerando enviar gente al terreno en Siria” después de recibir señales positivas de Hay'at Tahrir al-Sham (HTS), el grupo que lideró el derrocamiento del gobierno de Assad a principios de este mes.


Un casco abandonado en el aeropuerto militar de Mezzeh, en Damasco, el 16 de diciembre de 2024 (Fadel Itani-NurPhoto-Reuters).

Blinken había confirmado previamente que Estados Unidos había establecido “contacto directo” con los rebeldes.

Los comentarios se produjeron el mismo día en que el Pentágono reveló que había duplicado en secreto el número de tropas estadounidenses en el noreste de Siria, aumentando la fuerza de aproximadamente 900 a 2.000 soldados. El despliegue se produjo mucho antes de que los rebeldes comenzaran su rápida toma del poder, aunque no se proporcionó ninguna fecha específica.

Las cifras fueron reveladas el jueves debido a la “sensibilidad desde el punto de vista diplomático y de seguridad operativa”, explicó el secretario de prensa del Pentágono, Patrick Ryder, durante una sesión informativa.

Las fuerzas adicionales “abordarán los cambiantes requisitos de la misión” como parte de una operación contra el Estado Islámico (EI) que Estados Unidos ha mantenido en Siria durante casi una década, dijo Ryder a los periodistas, distanciando al ejército estadounidense de la lucha liderada por HTS para derrocar a Assad.

HTS está catalogada como "organización terrorista extranjera" en Estados Unidos y su líder, Ahmed al-Sharaa, más conocido como Abu Mohammed Jolani, tiene una recompensa de hasta 10 millones de dólares por su cabeza, que sigue vigente. Sharaa anteriormente dirigía el Frente al Nusra, una antigua filial de Al Qaeda en Siria.


Abu Muhammad al-Jolani en la ciudadela de Alepo el 4 de diciembre.

Es importante tener una comunicación directa”, dijo Blinken a Bloomberg. “Es importante hablar con la mayor claridad posible, escuchar, asegurarnos de que entendemos lo mejor posible hacia dónde se dirigen y hacia dónde quieren ir. Así que estudiaremos cómo hacerlo en los próximos días”.

En una declaración emitida la semana pasada, Estados Unidos dijo que estaría dispuesto a reconocer al nuevo gobierno de Siria si se cumplían ciertas condiciones: la formación de un liderazgo inclusivo y no sectario; respeto a las minorías y a las mujeres; la eliminación de cualquier arma química restante; y garantías de que Siria no serviría como “plataforma de lanzamiento” para el terrorismo.

Queremos dejarle claro a HTS y a todas las autoridades emergentes que el reconocimiento que buscan, el apoyo que buscan y necesitan de la comunidad internacional, bueno, hay ciertas expectativas que vienen con eso”, dijo Blinken.

A pesar de los esfuerzos de HTS y Sharaa por renovar su imagen, incluidas entrevistas personales con una plétora de medios de comunicación internacionales durante las últimas dos semanas, Estados Unidos dijo que juzgaría al grupo “por sus acciones” y utilizaría una multitud de herramientas para ayudar en los esfuerzos humanitarios después de 13 años de guerra. Esas herramientas no necesariamente implicarían la exclusión de HTS de la lista como un primer paso, indicó recientemente el portavoz del Departamento de Estado Matthew Miller a Middle East Eye.

Siria entre los cinco países más sancionados

La clave para cualquier camino hacia una posible normalización y una reconstrucción efectiva de Siria es el levantamiento de las sanciones crónicas y paralizantes que Estados Unidos ha impuesto al país, dijo a MEE Radwan Ziadeh, miembro destacado del Centro Árabe de Washington DC.

Siria “está entre los cinco principales países sancionados del mundo”, dijo Ziadeh, refiriéndose a su designación por parte de Estados Unidos como “estado patrocinador del terrorismo” desde el gobierno de Hafez al-Assad en 1979.

Se impusieron más sanciones a Siria después del asesinato en 2005 del primer ministro libanés Rafic al-Hariri, cuya muerte fue finalmente atribuida a Hezbolá, un grupo con profundos vínculos con el gobierno de Bashar al-Assad.

La ronda más dura, sin embargo, llegó en 2011, después de la represión de Assad contra el levantamiento de la Primavera Árabe en su país.

El levantamiento de las sanciones debe convertirse en una prioridad para el Congreso, la administración Biden y el equipo entrante del presidente electo Donald Trump, dijo Ziadeh, haciéndose eco de los sentimientos del enviado de las Naciones Unidas, Geir Pedersen, quien estuvo en Damasco el martes.

"Creo que este es el enfoque correcto. Deberían entablar conversaciones con la nueva administración en Siria ahora mismo", dijo Ziadeh en respuesta a los comentarios de Blinken.

Cuando dicen que necesitamos ayudar a la transición, creo que deberían sacar a HTS de la lista de organizaciones terroristas”, dijo a MEE.

El noventa por ciento de los sirios se encuentran bajo el umbral de pobreza”, añadió Ziadeh. “Hay que levantar las sanciones contra Siria… Tienen que hacerlo rápidamente para ayudar al pueblo sirio en estos tiempos difíciles”.

Estados Unidos también tendrá que desarmar a las fuerzas lideradas por los kurdos, conocidas como Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), a las que apoya para dar paso a un ejército estatal singular, dijo Ziadeh.

Las Fuerzas Democráticas Sirias [deben] resolverse y ser parte del futuro ejército sirio, y permitir que Damasco extienda [su] soberanía y enarbole la bandera siria” en el noreste controlado por Estados Unidos.

El factor Israel

Se ha hablado mucho de la posición de Jolani -o de la falta de ella- respecto de Israel, que ha bombardeado más de 500 objetivos en Siria desde el derrocamiento de Assad. Israel también ha ampliado lo que llama su "zona de amortiguación" en los Altos del Golán, que Israel ocupa ilegalmente según el derecho internacional.

'[Jolani] se negó incluso a pronunciar la palabra Israel. Le doy crédito, ya sabes, por entender cómo funcionan las cosas'
-Mouin Rabbani, miembro del Consejo de Asuntos Globales del Oriente Medio

El hecho de que Jolani dijera al periódico británico The Times que Siria no amenazaría a Israel puede muy bien ser un intento de asegurar el reconocimiento de Occidente, especialmente de Estados Unidos, lo que lleva a las decisiones que se están tomando ahora en Washington.

Jolani entiende que en el momento en que pronuncia la palabra Israel, va a tener un problema con Occidente”, dijo a MEE Mouin Rabbani, miembro no residente del Consejo de Asuntos Globales de Oriente Medio. “Y si se fijaron en los primeros días, incluso en los primeros días de los bombardeos, se negó incluso a pronunciar la palabra Israel. Le doy crédito, ya saben, por entender cómo funcionan las cosas”.

Su problema es que esa puede ser su posición, pero tiene una base que tal vez no esté tan enamorada de lo que está haciendo Israel”, dijo Rabbani.

Estados Unidos afirmó en los últimos días que los bombardeos israelíes contra objetivos sirios son “inútiles”.

"Creo que [Israel] se había sentido bastante cómodo con Bashar al-Assad porque sentían que no representaba ningún tipo de amenaza", dijo a MEE Will Todman, investigador principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Desde el 7 de octubre del año pasado, Siria no ha hecho nada para amenazar a Israel, por lo que, en cierto modo, creo que probablemente estaban bastante contentos con su gobierno. Y ahora hay muchas preguntas sobre qué dirección tomará el nuevo gobierno en Siria”, explicó.

Todman dijo que la decisión de HTS de no centrarse en la agresión de Israel probablemente mantendrá la atención en los asuntos internos.

Simplemente creo que tienen prioridades más urgentes en casa en este momento que necesitan tratar de solucionar y que creen que tener una escalada con Israel en este momento sería una distracción y socavaría aún más su capacidad para estabilizar Siria”, dijo.

Fuente: MIDDLE EAST EYE

martes, 10 de diciembre de 2024

Siria, en el filo de la navaja entre el yihadismo, la lucha de facciones y la renovada injerencia extranjera

 

     Periodista y analista para Público en temas internacionales. Especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia.


Con Rusia e Irán fuera de juego, Israel, Turquía y EEUU quieren utilizar la desunión entre las facciones rebeldes para imponer sus intereses en el incierto tablero de Siria.


      La doble guerra lanzada por Israel en Gaza y el Líbano ha desbaratado Oriente Medio para mayor beneficio del estado hebreo, respaldado siempre por Estados Unidos. Siria aparece como el último naipe derribado en una crisis que ya afecta a toda la región, en la que ahora se ve el papel clave que estaba jugando Turquía. Un rol que desafía la estrategia de Washington, su aliado en la OTAN. La Casa Blanca de momento se conforma con que Rusia e Irán se replieguen de Siria con el rabo entre las piernas y a la espera de acontecimientos.


Combatientes de la oposición siria pasan junto a un vehículo blindado gubernamental en llamas al sur de Hama, Siria, el sábado 7 de diciembre de 2024.

En la caída del régimen del dictador sirio Bachar al Asad ha tenido mucho que ver la debilidad de sus aliados en la región, Irán y Hizbulá, acosados por Israel en el Líbano. También ha contado el desinterés de Rusia, que ha primado su guerra en Ucrania sobre sus veleidades geopolíticas en Oriente Medio como protector del régimen de Bachar al Asad, el ya expresidente acogido en Moscú tras la entrada de los opositores sirios en Damasco.


Un manifestante se encuentra junto a una fotografía del presidente Bashar al Asad durante una protesta frente al consulado sirio en Estambul el 8 de diciembre de 2024.

El Kremlin ya sabía desde días atrás que el tiempo de Al Asad estaba finiquitado y que Siria se había convertido en un desagüe de fondos para el ejército ruso, cuando sus aviones cazabombarderos del aeródromo militar de Khmeimim, en la provincia siria de Lakatia, y sus buques de guerra, en la base naval de Tartús, podrían desempeñar un papel más importante en el frente ucraniano y el mar Negro, respectivamente.

La aviación rusa hizo un poco el paripé con el bombardeo de Alepo cuando esta ciudad siria fue asediada la semana pasada por uno de los grupos insurrectos, pero pronto quedó claro que el empuje opositor era imparable y que no era éste el escenario que en 2015 llevó a los cazas y bombarderos rusos a proteger con éxito al régimen sirio del acoso del Estado Islámico y otros grupos rebeldes.


Combatientes de la oposición siria se reúnen en una plaza de Alepo el 30 de noviembre.

La guerra civil siria no ha concluido aún

Israel, Turquía y EEUU son los beneficiados en esta crisis, pero solo por el momento. Siria corre el riesgo de convertirse en un estado fallido más en la lista de países donde Washington de una u otra forma ha metido mano, como Irak, Libia o Afganistán.

El avispero sirio se ha avivado en apenas doce días. Han caído Bachar al Asad y el poder dictatorial que inició su padre, Hafed, hace 54 años. Pero la guerra civil que comenzó en 2011, con el fracaso y represión brutal de la Primavera Árabe en Siria, no ha concluido, por muchos mensajes de buena esperanza que se estén dando estos días y pese a los cánticos a favor de la "inminente" llegada de la democracia a Siria que se escuchan en Europa, donde la visión en blanco y negro de la política internacional prevalece hoy más que nunca.


Combatientes antigubernamentales patrullan una calle en la ciudad predominantemente kurda de Tal Rifaat el 2 de diciembre, después de que facciones pro-Turquía la tomaran.

De momento, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austen, advirtió este lunes que el Estado Islámico, los más radicales de los yihadistas que se asentaron en Siria la década pasada al amparo de la guerra civil, podrían aprovechar la incertidumbre actual para intentar volver. Austen justificaba así la reanudación de los ataques estadounidenses contra posibles posiciones del EI en el centro de Siria en las últimas horas.

El espectro del yihadismo de nuevo sobre Siria

El islamismo radical es el fantasma que en estos momentos sobrevuela Siria con más insistencia. Nadie quiere recordar muy alto que el principal grupo opositor que ha triunfado en esta ofensiva lanzada el 27 de noviembre, Hayat Tahrir al Sham (HTS, la Organización para la Liberación del Levante) es de credo salafista y antaño era partidario de la guerra santa contra Occidente.

El antecedente del HTS apareció en 2012 con el nombre de Jabhat al Nusra y era la rama siria de Al Qaeda, responsable de los ataques terroristas del 11S de 2001 en Estados Unidos. En 2017 adquirió su nueva denominación, lo que no fue óbice para que en 2018 Washington lo incluyera en su lista de grupos terroristas.

Entre sus reclamaciones hasta hace muy poco estaban la creación de un estado islámico en Siria y la aplicación de la sharia, la ley islámica. Aunque se ha moderado en sus planes para crear un califato islámico en Siria, sigue siendo un movimiento esencialmente islamista.

Habrá que ver si los entusiastas europeos de la ofensiva contra Damasco piden a la Casa Blanca que retire la recompensa de diez millones de dólares que pesa sobre la cabeza de Abu Mohamed al Julani, el líder del HTS, acusado de cometer crímenes contra los derechos humanos en sus años de yihadismo y que en esta campaña ha dejado su turbante salafista y adoptado un aspecto de militar "laico".


Combatientes rebeldes sirios desfilan por las calles de Homs después de que las fuerzas rebeldes ingresaran a la tercera ciudad de Siria durante la noche del 8 de diciembre.

El nombre real de Al Julani (que es su apelativo de guerra) es Ahmed al Sharaa. Quizá solo tenga que recuperarlo para ganar ascendencia entre los poco enterados políticos occidentales que ya lo alaban como nuevo líder de su país, obviando las atrocidades cometidas por los islamistas en la Siria en guerra de la década pasada.

Tampoco sería raro ese cambio de papeles y un eventual acercamiento de Al Sharaa a Estados Unidos, si es que su ofensiva no ha sido ya subvencionada desde Washington. Algunos de los grupos rebeldes islamistas que aparecieron a raíz del comienzo de la guerra civil siria fueron sufragados por la Casa Blanca contra Damasco, pese a sus tendencias yihadistas, que les llevarían después a formar el Estado Islámico.

El factor kurdo

Entre los otros grupos protagonistas de esta ofensiva está el Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía en el norte de Siria y cuyo principal objetivo ni siquiera era el régimen de Al Asad, sino las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) integradas en buena parte por combatientes kurdos y que cuentan con el total respaldo de Estados Unidos.

Turquía ve al FDS como una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK, la horma del zapato del Gobierno de Ankara en el este del país y empeñado desde hace décadas en la independencia de las regiones kurdas del dominio turco. La prioridad turca es crear una zona bajo su control en el norte de Siria para contrarrestar el peso militar kurdo y ni el PKK ni las FDS se lo van a poner fácil a Ankara.




Israel aprovecha e incursiona en Siria

Como muestra de que la guerra no ha terminado, en las últimas horas se han redoblado los ataques lanzados por EEUU y Turquía contra bastiones de grupos sirios contrarios a sus protegidos y al HTS.

Sin embargo, los episodios bélicos más preocupantes de las últimas horas los está protagonizando Israel, con ataques en territorio sirio cercano a los Altos del Golán, la zona de siria ocupada por el ejército israelí en 1967, en el curso de la Guerra de los Seis Días, y anexionada por Tel Aviv unilateralmente en 1981.




El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi, anunció que Siria es ya "el cuarto frente" en el que combaten las fuerzas terrestres de su país, junto a Gaza, Cisjordania y el Líbano. Halevi confirmó el despliegue de soldados israelíes en territorio sirio, en la que hasta ahora era una zona desmilitarizada cercana a los Altos del Golán, en el monte Hermón.

Y como justificación de estas acciones, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que "la caída del régimen de Bachar al Asad en Siria podría ayudar a promover un acuerdo para el retorno de los secuestrados" que aún están en manos de las milicias de Hamás en Gaza, desde el ataque de esas fuerzas palestinas contra Israel el 7 de octubre de 2023. Esa incursión causó 1.200 muertos israelíes y desató el genocidio cometido por el ejército de Israel en Gaza, con cerca de 45.000 palestinos muertos ya.

Netanyahu reconoció que "las acciones decididas" de Israel contra Hamás y Hizbulá, formación aliada de Al Asad, ayudaron a derrocar al régimen alauita en Siria.

Irán se retira, pero queda al acecho

Es posible que la salida rápida de rusos e iraníes de Siria y la evacuación a Moscú de Bachar al Asad y su familia hayan sido fruto de un acuerdo entre bambalinas entre los actores principales de esta crisis, con participación de otros países árabes, como Catar o Arabia Saudí.

Sin embargo, no todas las cartas están encima de la mesa. No parece que Rusia vaya a continuar en Siria como hasta ahora, pero el caso de Irán podría ser distinto, pese a su desbandada. Sobre todo si puede recuperar su perdido prestigio ante las acciones ofensivas de Israel.

Si bien es cierto que las milicias proiraníes y chiíes de Hizbulá no pasan por su mejor momento, machacadas por Israel en el Líbano, la palabra de Teherán sigue teniendo fuerza en Siria. No es casualidad que sus militares llevaran semanas retirándose de Siria, al igual que los rusos de Lakatia y Tartús. Era la crónica de una muerte anunciada y posiblemente muy planificada.

Ahora hay una tregua inestable entre Hizbulá e Israel en el Líbano. Ello podría ser aprovechado por la Guardia Revolucionaria Iraní (muy presente en Siria hasta los actuales acontecimientos) para recobrar resuello. Quizá ahora mismo Irán no sea un rival digno para Israel, pero sus fuerzas armadas conocen bien Siria y podrían convertir a este país en un futuro campo de batalla contra Tel Aviv.

¿Una república islámica siria?

Otra posibilidad sería la creación de una República Islámica de Siria, con Hayat Tahrir al Sham al frente y de inspiración salafista y sunní, que serviría de dique de contención al chiísmo iraní con apoyo de Washington e Israel. La alternativa puede ser también la balcanización de Siria, con la absorción de porciones de su territorio por el propio Israel, Turquía e incluso Jordania, siempre con el visto bueno de Estados Unidos.


Ciudadanos de Tajura celebran la caída del El Assad tras la ofensiva de los rebeldes liderados por islamistas, a 9 de diciembre de 2024

Y hay otra opción, que quizá sea la que se imponga. Será la que ponga sobre la mesa el presidente electo de EEUU, Donald Trump, en cuya intención estaba acabar con las guerras de Ucrania, Gaza y el Líbano, y a quien los "rebeldes" sirios se lo han puesto difícil.

La guerra civil contra Al Asad terminó, pero son muy altas las probabilidades de que empiece otra aún más incierta, con Turquía, Israel e incluso Irán extendiendo esa zozobra al Líbano, Irak y puede que el resto del mundo árabe. Y esto no le va a gustar nada a Trump.

Fuente: Público


jueves, 8 de agosto de 2024

Siria: los rescoldos aún candentes del Dáesh

 

Periodista que viaja frecuentemente por las carreteras de Oriente Medio. Especialización en pueblos apátridas.


Desde la caída del autoproclamado califato en 2019, decenas de miles de presuntos miembros del EI y sus familias permanecen en campos y prisiones insalubres controlados por Estados Unidos.


Un miembro kurdo de las Fuerzas Democráticas Sirias patrulla el campamento de al-Hol. - L. P

     Amanece en Rojava. En Hassaké, una ciudad de 200.000 almas enclavada en el corazón del territorio autónomo controlado por la Federación Democrática del Noreste de Siria (Aanes), las banderas de las fuerzas kurdas que combatieron al grupo Estado Islámico (EI) aún ondean al viento.

La región autónoma, que abarca ya un tercio del territorio sirio, sigue acosada por un cúmulo de dificultades. Al fantasma del regreso del régimen sirio se suman los ataques turcos, casi diarios, que sumen a la zona en una tensión constante. Pero hay algo aún peor. Derivada por las potencias occidentales a las fuerzas kurdas, la responsabilidad en la cuestión de qué hacer después de Dáesh está claramente sin resolver. Además de las células latentes aún activas en el territorio, están las decenas de miles de personas capturadas durante la batalla final contra el EI, cuyo destino aún no se ha sellado.

Encerrados en el corazón de un sistema penitenciario provisional creado con la ayuda, la financiación y la supervisión de Estados Unidos, estos supervivientes de la organización Estado Islámico sólo parecen tener, a falta de un incremento en los esfuerzos de la comunidad internacional, una escalofriante salida: la venganza o la muerte. Es un escenario que recuerda a la situación carcelaria en Irak a finales de los años 2000, donde las prisiones estadounidenses constituyeron un caldo de cultivo para el EI.

"Es un escenario que recuerda a la situación carcelaria en Irak a finales de los años 2000"

Miedo a un motín

Abou Dergham, de 70 años, aguarda desesperado un reparto de agua frente a su tienda en una calle principal de Hassaké. A unos cientos de metros, señala los gruesos muros de la prisión de Ghwayran, donde siguen recluidos al menos 3.500 presuntos miembros del grupo Estado Islámico.

Tras él, la fachada de su modesta ferretería, plagada de agujeros de bala, recuerdos de un espectacular asalto que tuvo como objetivo la penitenciaría vecina en enero de 2022. “Justo cuando el mundo se había olvidado de Dáesh, células durmientes atacaron la prisión, cientos de combatientes escaparon y nuestra ciudad se sumió en la guerra”, recuerda.

Las cicatrices de diez días de combates –que dejaron medio millar de muertos– no sólo son visibles en los ásperos muros del distrito. Khaled Khalil, un hombre de 37 años que sirvió en las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), sigue atenazado por el dolor. Su padre y su hermano fueron asesinados en la casa familiar por miembros del EI, vestidos con trajes de guardias kurdos robados durante su huida. “Todo ocurrió en cinco minutos, el Estado Islámico aún nos persigue”.


 Prisión de Gwayran, en Hassaké, donde en enero de 2022 se produjo un motín que dejó más de 500 muertos. - L. P


Es un sentimiento que parece ampliamente compartido aquí, sobre todo porque Hassaké y sus alrededores albergan buena parte de los 27 centros penitenciarios abiertos tras la captura de los últimos acérrimos del EI durante la batalla de Baghouz en 2019.

En manos de las fuerzas kurdas, estos reclusos –alrededor de 10.000, en su mayoría sirios e iraquíes, pero también varios extranjeros– siguen hacinados en celdas reformadas a toda prisa y devoradas en una batalla entre la insalubridad, las epidemias y el resentimiento de sus moradores.

Sin juicio, sin condena y sin horizonte, y a falta de una implicación significativa de la comunidad internacional, estos establecimientos penitenciarios han cobrado la forma de una auténtica bomba de relojería, enterrada como un hueso a toda prisa en una región autónoma de frágil equilibrio, encajonada entre el martillo del régimen sirio y el yunque turco.

"Estos establecimientos penitenciarios han cobrado la forma de una auténtica bomba de relojería"

Acusada por Amnistía Internacional de “violaciones de los derechos humanos a gran escala”, la Aanes intenta defenderse como puede. Un alto cargo de la FDS explica: “Es una carga enorme que llevamos casi solos. La ayuda es insuficiente y nuestros recursos, rudimentarios. Seguimos pidiendo la repatriación de los extranjeros y la creación de tribunales internacionales in situ sin resultado. Si el equilibrio de poder cambia en la región y eso deriva en un escape de los reclusos, un ejército de varios miles de hombres podría surgir de entre el polvo”.

¿Hacia la repatriación de iraquíes?

En las últimas semanas, un soplo de aire fresco llega desde Irak, con el anuncio de su intención de repatriar a sus nacionales. Una medida que, si es realizable y sus motivos fuesen sinceros, plantearía su propia serie de interrogantes: organizaciones de derechos humanos han acusado a Bagdad de llevar a cabo cientos de juicios calificados de “expeditivos”, con “confesiones obtenidas bajo tortura”, que han dado lugar a un gran número de condenas a muerte de presuntos miembros del EI.

Entonces, ¿qué opinan los afectados? Desde el ataque a la cárcel, el acceso a estos establecimientos está totalmente prohibido a los periodistas, pero tras varios días de negociaciones, la FDS aceptó en principio una entrevista con un preso iraquí que accedió a este tipo de ejercicio. Sin embargo, había algunas condiciones: la entrevista debía tener lugar en una base militar “neutral”, no debía divulgarse ninguna información sobre asuntos de actualidad y no debía hablarse de la vida cotidiana dentro de la cárcel, ni de las condiciones de detención.

Tras unos minutos de espera, dos guardias traen a un hombre con la cabeza y la barba afeitadas, vestido con un mono de colores inciertos, esposado y con los ojos vendados. Es iraquí, de la región de Al Anbar, dice llamarse Abdul Amedi Hussein y tener 29 años.


Abdul Amedi Hussein, un iraquí que se unió a las filas del Estado Islámico, fue capturado en Baghouz en 2019. Desde entonces está recluido en una prisión gestionada por las fuerzas kurdas. - L. P

El detenido afirma que sólo se unió al EI “para ayudar a su anciano padre”, que había decidido unirse a las filas de los yihadistas. Sin embargo, niega cualquier adscripción ideológica: “En Anbar hay un fuerte sentimiento contra el gobierno iraquí. Nos unimos al EI por deseo de oposición, no por motivos religiosos”. Detenido en Baghouz, el hombre explica que “nunca ha combatido” y que “no teme ser repatriado a Irak”.

Aunque parece actuar de buena fe, podemos darnos cuenta de la complejidad de la situación: entre estos miles de hombres, algunos muy jóvenes, hay quienes, inevitablemente, se han visto atrapados en movimientos de población. “Quizá esté diciendo la verdad”, dice un guardia kurdo. “Es difícil saberlo. Pero en ese caso, ¿por qué no escapó antes y siguió al EI hasta Baghouz? Es el papel de un tribunal pronunciarse sobre su caso”.

Reorganización en al-Hol

Salimos de la ciudad de Hassaké hace unos cuarenta minutos, en dirección a la frontera iraquí. De repente, en la curva de una carretera apenas transitable, aparece en el horizonte un mar de tiendas blanquecinas alineadas desordenadamente detrás de vallas de alambre de espino.

Llegamos a al-Hol, un campo en el que han sido recluidas decenas de miles de personas capturadas cuando cayó el EI. Según la Aanes, que administra los seis sectores del campo, hasta la fecha casi 43.000 personas –el 95% mujeres y niños– siguen retenidas allí: 17.000 sirios, 18.000 iraquíes y unos 8.000 extranjeros de 47 nacionalidades diferentes.

Guiados por una escolta de guardias armados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), se nos permite deambular por la sección reservada a sirios e iraquíes.

"Los niños deambulan tirando de carritos desvencijados en los que venden mercancías recogidas de las ONG"

El panorama es alucinante: en medio de inciertas callejuelas barridas por vientos abrasadores, deambulan cientos de sombras de mujeres envueltas en niqabs polvorientos, rodeadas de niños, algunos muy pequeños, con ropas remendadas.

Siluetas de mujeres vestidas con niqabs pasean por el campo de al-Hol, donde están recluidas 43.000 personas. - L. P


Aquí la vida está organizada: en un callejón de la zona, un enorme mercado se extiende a lo largo de unos cientos de metros. En él podemos encontrar un revoltijo de ropa, perfumes, puestos de fruta carcomida por el polvo, gallinas aún vivas y utensilios de cocina, todo importado de los pueblos de los alrededores. Aquí y allá, los niños deambulan tirando de carritos desvencijados en los que venden mercancías recogidas de las ONG, de las que depende directamente la supervivencia del campamento.

Se nos acercan una docena de mujeres cuyas abayas descoloridas revelan miradas agotadas. Mariam, iraquí de 38 años, lleva en brazos a un niño de diez: “Tiene fiebre y nadie quiere tratarlo. Es inocente. ¿Van a dejarle morir?”.

Musa Hassan al-Saleh, iraquí de 21 años, oculta su mirada tras la visera de su gorra. Quiere creer que el momento de regresar está cerca. “Era sólo un niño cuando mis padres me trajeron aquí. Tengo miedo de volver a Irak y ser castigado por el gobierno, pero espero ser repatriado pronto. Aquí la vida es imposible”.

La confusión es total, el sentimiento de opresión, constante. Ante la multitud que nos rodea, los guardias kurdos se ponen nerviosos e intentan acortar la visita. “Déjennos hablar, es una vergüenza”, dice una mujer siria de unos cuarenta años. “Han detenido a mi hijo de 15 años y hace dos meses que no sé nada de él”. Una joven de 20 años, cuyo niqab deja ver unos ojos cuidadosamente maquillados, está preocupada: “Iba a casarme con un chico del campo. Tres días antes, las fuerzas de seguridad lo detuvieron por ‘terrorismo’. Nunca volví a saber de él”.

Un santuario del EI

La cuestión de los niños es especialmente delicada: privados de educación, con un acceso terriblemente reducido a las necesidades básicas, deambulan por esta prisión al aire libre sin perspectivas de futuro. Es un círculo vicioso que bien podría convertir a estas jóvenes víctimas, no culpables de las decisiones de sus padres, en futuros yihadistas.

Mientras que la mayoría de las mujeres europeas han sido enviadas al campo de Roj, a unas decenas de kilómetros, el sector 6 de al-Hol, donde residen las miles de extranjeras que permanecen en el recinto, está fuera de control. Cihan Henan, responsable de Aanes en el campo, explica: “Las fuerzas de seguridad rara vez entran en el sector de las extranjeras, y cada vez que lo hacen es para llevar a cabo operaciones importantes. Pero tenemos problemas en todas partes. Cerca de aquí, las FDS localizaron a un emir del EI, que se inmoló cuando llegaron. También hemos recuperado a una joven yezidí que sigue cautiva de sus secuestradores. Los contrabandistas están ayudando a escapar a los prisioneros, y se están introduciendo armas de contrabando. La situación es muy inestable y no somos suficientes para garantizar la seguridad. Y en términos humanos, con la guerra en Ucrania y Gaza, la ayuda de las ONG ha disminuido”.

"Dáesh sigue medrando con la desgracia de estas almas fracasadas"

Dáesh sigue medrando con la desgracia de estas almas fracasadas. Según fuentes de seguridad, brigadas de mujeres siembran el terror y violentan a otras en nombre de la ley islámica. “Es una locura. Sigue existiendo un sistema de impuestos con el perfil del EI, así como un sistema de justicia islámica. El adoctrinamiento de los niños es muy importante, y sin la voluntad internacional de llevar a cabo una política de repatriación, justicia y reinserción, nos esperan días difíciles”, afirma una fuente de seguridad de las FDS.

Una tarea cada vez más difícil

En el campo de Roj, el panorama es bien distinto. Aquí, 2.500 personas –mujeres y niños–, todas de origen extranjero, ocupan este espacio cerrado, a tiro de piedra de la frontera iraquí.

Este campamento es singular: mientras que la masa de mujeres retenidas en al-Hol ofrece una diversidad de perfiles, aquí, con muy pocas excepciones, todas han optado por unirse al EI.


Un soldado kurdo vigila el campamento de Roj, donde están retenidas las mujeres extranjeras que se han unido a Dáesh. - L. P

A principios de junio, a medida que se intensifica la amenaza de una nueva operación militar turca contra la administración autónoma y su brazo militar –que Ankara describe como una extensión de su némesis, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)–, la presión aumenta.

En el edificio prefabricado que sirve de oficina a los dirigentes del campamento, el Sr. Rached advierte de un repentino aumento de las tensiones, que en su opinión está totalmente relacionado con las amenazas turcas. “Esto está creando un viento de esperanza y desestabilizando el equilibrio en el campamento. Sabemos que algunas se están preparando para marcharse, sabemos que muchas ya han empaquetado sus pertenencias”, asegura.

Una situación que se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para las autoridades locales. Y aunque en esta región aún convulsa la gestión de las cenizas del Califato haya tomado la forma de un seguro de vida político para la Federación democrática, la carga que pesa sobre la frágil entidad es colosal. Y más aún en el contexto actual de resurgimiento del Estado Islámico en toda Siria: en los seis primeros meses de 2024, el número de ataques en comparación con el mismo periodo del año anterior aumentó un 240%.

“En toda la región, los desafíos post-Dáesh continúan. Siguiendo los informes de la ONU, en 2022 dejamos de separar a los jóvenes adolescentes de sus madres en Roj y de enviarlos a centros especializados. Desde ese momento, se ha producido una oleada de nacimientos, con estos adolescentes utilizados con fines reproductivos. “Nuestra tarea es cada vez más difícil, es urgente”, concluye Rached.

Fuente: CTXT