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jueves, 12 de junio de 2025

Un pastor evangélico pro Israel dirige la "ayuda humanitaria" en Gaza después de apoyar la expulsión de palestinos

 

 Por Bruno Sgarzini   
      Periodista argentino especializado en asuntos internacionales.


     La Fundación Humanitaria de Gaza, el organismo creado por Israel y apoyado por Estados Unidos, es ahora dirigido por el reverendo evangélico Johnnie Moore, asesor de Donald Trump en temas religiosos y ferviente defensor del gobierno de Benjamín Netanyahu. La fundación fue creada por Tel Aviv para sustituir la labor de las organizaciones humanitarias en Gaza en la entrega de alimentos y forzar un desplazamiento masivo de palestinos a lugares cerrados con sistemas de reconocimiento biométricos, calificados como “campos de concentración biométricos”.


Johnnie Moore.

Moore es fundador y director ejecutivo de la consultora de comunicaciones Kairos Company y presidente del Congreso de Líderes Cristianos, un grupo evangelistas sionistas. El reverendo ha elogiado el plan de Trump de expulsar a todos los palestinos de Gaza y convertir el enclave en la “Riviera del Medio Oriente”. También ha dicho que “Estados Unidos asumirá plena responsabilidad por el futuro de Gaza, dando a todos esperanza y un futuro”. Es considerado, además, cercano a Trump luego de haber sido nombrado dos veces en su primer mandato como comisionado de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa. “Fue copresidente del consejo asesor evangélico de la campaña presidencial de Trump de 2016 y una figura influyente durante el primer gobierno de Trump. Formó parte de una coalición de líderes cristianos que visitaban regularmente la Casa Blanca, asistiendo a reuniones informativas sobre políticas y a reuniones de oración en el Despacho Oval”, según New York Times.




El reverendo ha elogiado el plan de Trump de expulsar a todos los palestinos de Gaza y convertir el enclave en la “Riviera del Medio Oriente”

La Fundación Humanitaria de Gaza, creado en febrero de este año en Suiza, ha sido el centro de las críticas en los últimos días por las masacres de palestinos, que se dieron en los últimos días, cuando entregaba alimentos en sus cuatro “puntos de distribución humanitaria” dentro de Gaza. La creación de estas “burbujas humanitarias” se remonta a fines de 2023 cuando la unidad del Ministerio de Defensa Israelí a cargo de la “ayuda a Gaza” comenzó a formular planes para “confinar a los civiles palestinos dentro de zonas seguras mientras las Fuerzas de Defensa de Israel combatían a los militantes de Hamás fuera”. La idea de establecer “sistemas de identificación biométrica para controlar a los palestinos que recogieran la ayuda fue de Liran Tancman, empresario y reservista de la unidad de inteligencia de señales 8200 de las FDI” responsable de desarrollar herramientas de espionaje y uso de la IA para atacar los Territorios Palestinos Ocupados, según The Washington Post. Después de un intento fallido, un grupo dirigido por el mayor general Roman Gopman, secretario militar de Netanyahu, seleccionó a un grupo de contratistas y definió la creación la Fundación Humanitaria de Gaza como una forma de crear una cobertura que no asociara a Israel con la operación.




Uno de los temores iniciales de los organizadores del proyecto fueron las posibles acusaciones de que sus centros de distribución de alimentos y complejos residenciales fueran 'campos de concentración con reconocimiento biométrico”, dirigidos por una organización vinculada con Israel. Por eso, los organizadores tomaron la idea de crear una fundación propuesta por Phil Reilly, el oficial retirado de la CIA a cargo de una de las contratistas militares involucradas, para intentar cubrir sus huellas. En la fundación destacan figuras como John Acree, jefe de Misión quien fue líder de respuesta ante desastres y catástrofes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el teniente retirado General Mark C. Schwartz, ex coordinador de Seguridad de Estados Unidos para Israel y la Autoridad Palestina y Raisa Sheynberg, vicepresidenta de Asuntos Gubernamentales en Mastercard quien, antes, trabajó en la oficina de Terrorismo e Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro y fue directora del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para Comercio e Inversiones Internacionales durante la Administración Obama.


Palestinos transportan suministros de ayuda de la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por Estados Unidos, a través de una zona conocida como el Corredor Netzarim, en el centro de la Franja.

En ese sentido, Moore, un reverendo relacionado con “acciones humanitarias”, fue elegido nuevo director ejecutivo después de que Jack Wood, un marine retirado, renunciara por considerar que el trabajo de la fundación no respetaba “los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia, en la entrega de ayuda humanitaria” El reverendo, quien ha calificado a los medios de difundir información falsa sobre la fundación, es por ejemplo uno de los firmantes de la Declaración de Bahréin sobre Libertad Religiosa, un documento clave en el acuerdo de paz entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel de 2020.




Para Moore, según uno de sus libros: “su activismo está especialmente animado por la seguridad y el bienestar del Estado de Israel”

Como asesor en temas religiosos de Trump, ha contribuido al acercamiento de Israel con monarquías árabes como las de Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos. También ha elogiado en reiteradas ocasiones a Arabia Saudí en el marco de las gestiones para lograr un acuerdo entre Tel Aviv y Riad.Según su biografía personal, se ha reunido con el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, el príncipe heredero de Emiratos Árabes Unidos y Netanyahu. Es un crítico de Irán, a quien culpó de apoyar a Hamás en una de las "peores masacres de judíos desde el Holocausto", alineándose además con la política israelí contra su programa nuclear de enriquecimiento de uranio.

Entre sus contradicciones está el hecho de haber promovido que se calificaran como "genocidio" las matanzas del Estado Islámico contra la población cristiana y, posteriormente, respaldar la política de normalización con el régimen sirio de Ahmed al-Sharaa, quien fue líder de la filial de ISIS y Al Qaeda en Siria. Una política acorde a los intereses israelíes, de las monarquías árabes y la Casa Blanca de Donald Trump.

Su identificación con Israel es de larga data, reflejada en su representación del Congreso de Líderes Cristianos y su papel como vicepresidente en la Liberty University, dos instituciones evangélicas proisraelíes. Además, ha recibido reconocimientos como el premio del Centro Simon Wiesenthal.

El reverendo también promueve leyes que penalicen el "antisemitismo" por cualquier crítica contra Israel desde el Grupo para las Minorías de Medio Oriente de la Liga Antidifamación (ADL). Esta organización de lobby israelí es conocida por haber presionado para prohibir TikTok debido a la publicación de videos críticos de la invasión a Gaza, haber espiado en los años 90 a activistas árabe-estadounidenses, y haber respaldado las últimas órdenes ejecutivas de Trump que permiten deportar estudiantes si critican a Israel. También ha organizado programas de formación para policías y militares estadounidenses en Israel.

El líder de la ADL, Jonathan A. Greenblatt, ha comparado la kufiya —el pañuelo tradicional de Medio Oriente que es símbolo de la lucha por la libertad palestina— con una esvástica nazi. También sostiene que "el antisionismo es antisemitismo". La presencia del reverendo en esta organización forma parte de la política institucional de acercarse a los evangélicos proisraelíes.

Como asesor en temas religiosos de Trump, ha contribuido al acercamiento de Israel con monarquías árabes como las de Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos

Para Moore, según uno de sus libros: “su activismo está especialmente animado por la seguridad y el bienestar del Estado de Israel. La influencia evangélica en los Estados Unidos puede no ser lo suficientemente poderosa como para hacer la paz, pero puede ser lo suficientemente poderosa como para descarrilarla”. Además, citó al pastor Joel Rosemberg cuando dijo: “la Biblia nos ordena amar a Israel. Lo Amamos a Israel no por razones políticas sino por razones teológicas porque la Biblia dice que Dios ama a Israel y al pueblo judío y tiene un plan especial para ellos”. Para el pensador John J. Mearsheimer, el evangelismo sionista, como el que apoya Moore, cree que presionar a Israel “es contrario a la voluntad de Dios”. En este contexto, en 2017, presionó a Trump, junto con otros evangélicos, para que reconociese a Jerusalén como la capital de Israel y trasladara allí la embajada estadounidense.

En la actualidad, Moore dirige The KAIROS Company, una consultora de relaciones públicas, y es comentarista itinerante de varias cadenas de televisión conservadoras. Su buena relación con las monarquías árabes, como su experiencia en comunicación y su perfil religioso, parece buscar lavar la imagen de la Fundación Humanitaria de Gaza en un momento donde es el centro de las críticas. Desde su aparición en Gaza, ha habido una estampida de figuras de su junta directiva, como Nate Mook, exCEO de World Central Kitchen, la organización humanitaria del chef José Andrés, y David Beasley, exdirector del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas. El último golpe a la organización de fachada israelí fue la finalización del contrato Boston Consulting Group (BCG), que estaba a cargo de supervisar la logística clave de la operación como la construcción de los puntos de distribución de “ayuda humanitaria”.


Palestinos lloran a sus familiares asesinados cerca de un centro de distribución de ayuda en el centro de Gaza, en el Hospital Al Shifa, Ciudad de Gaza.

A pesar de todo eso, para el reverendo, la fundación “sirve al pueblo de Gaza con dignidad y compasión”.


Fuente: Bruno Sgarzini

miércoles, 12 de marzo de 2025

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Hegseth, quiere derrocar al gobierno de China en una "cruzada" contra la izquierda (y el Islam)

 

 Por Ben Norton 
      Periodista y analista independiente, editor de Geopolitical Economy Report.


El secretario de Defensa de Trump, Pete Hegseth, se declara un “cruzado” que cree que Estados Unidos está en una “guerra santa” contra China, la izquierda y el Islam. “La China comunista caerá”, prometió en su libro de 2020





     El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, es un autoproclamado "cruzado" que cree que Estados Unidos está en una "guerra santa" contra la izquierda, China y el Islam.

En su libro American Crusade: Our Fight to Stay Free (Cruzada estadounidense: nuestra lucha por permanecer libres), de 2020, Hegseth prometió que, si Trump pudiera regresar a la Casa Blanca y los republicanos pudieran tomar el poder, "la China comunista caerá y se lamerá las heridas durante otros doscientos años".

Hegseth declaró que los chinos "son literalmente los villanos de nuestra generación" y advirtió: "Si no nos enfrentamos a la China comunista ahora, algún día tendremos que enfrentarnos al himno chino".

En la visión conspirativa de Hegseth, los comunistas chinos y la izquierda internacional están conspirando con los islamistas contra Estados Unidos e Israel, que son países sagrados bendecidos por Dios.

Hegseth prometió que bajo el liderazgo de Trump "Israel y Estados Unidos formarán un vínculo aún más estrecho, luchando contra el flagelo del islamismo y el izquierdismo internacional que nunca desaparecerá por completo".

"Los islamistas nunca obtendrán un arma nuclear, pero serán bombardeados preventivamente hasta el año 700 cuando lo intenten", añadió.

En el libro, Hegseth elogió a los cruzados medievales y argumentó que los conservadores occidentales del siglo XXI deberían continuar la guerra santa que iniciaron hace un milenio.

Uno de sus capítulos se titula "Hagamos que la Cruzada vuelva a ser grandiosa".

En la primera página del libro, Hegseth afirma con orgullo que su "cruzada estadounidense" es una "guerra santa" e insiste en que los izquierdistas no son "meros oponentes políticos. Somos enemigos. O ganamos nosotros o ganan ellos; no estamos de acuerdo en nada más".

Hegseth también afirmó con certeza que pronto habrá una guerra civil en Estados Unidos, entre la derecha y la izquierda.

"Sí, habrá algún tipo de guerra civil. Es un escenario horrible que nadie desea, pero que sería difícil de evitar", escribió. Afirmó que existen "diferencias irreconciliables entre la izquierda y la derecha en Estados Unidos que conducen a un conflicto perpetuo que no se puede resolver mediante el proceso político", y predijo un "divorcio nacional".



Pete Hegseth dice que Estados Unidos está "preparado" para la guerra con China



Como secretario de Defensa, Pete Hegseth ha impulsado políticas extremadamente agresivas contra Pekín.

En marzo de 2025, Hegseth le dijo a Fox News que Estados Unidos está "preparado" para ir a la guerra con China.

En un discurso que pronunció ante las fuerzas armadas estadounidenses unos días después de asumir su cargo en enero, Hegseth prometió: "Seguiremos siendo la fuerza más fuerte y letal del mundo".

En otro discurso pronunciado en febrero, expresó su compromiso de "convertir de nuevo nuestras fuerzas armadas en la fuerza más letal y brutal del planeta".

Donald Trump descubrió a Hegseth porque trabajó en Fox News durante una década, a partir de 2014. Fue copresentador del programa de entrevistas conservador Fox & Friends.

Aunque se presenta cínicamente como un "populista", Hegseth tiene un currículum extremadamente elitista. Estudió en la Universidad de Princeton y trabajó como analista bursátil para el banco de inversiones de Wall Street Bear Stearns (que colapsó en la crisis financiera de 2008). Más tarde realizó un máster en la prestigiosa Harvard Kennedy School, que ha formado a una de las figuras más destacadas de la clase política mundial.

Antes del primer mandato de Trump, Hegseth era un republicano neoconservador más. De hecho, era un halcón que echaba espuma por la boca y apoyó con tanta fuerza la invasión ilegal de Irak que se ofreció como voluntario para luchar allí en el ejército estadounidense.

Hegseth trabajó durante un año en el campo de concentración estadounidense de Guantánamo, en territorio cubano ocupado. Cuando sirvió allí, la administración de George W. Bush practicaba brutales torturas.

Como secretario de Defensa, Hegseth ha defendido la decisión de Trump de deportar a los inmigrantes indocumentados a la Bahía de Guantánamo. Visitó el campo de concentración y posó para una sesión fotográfica en el Pentágono para apoyar la política.






Las opiniones teocráticas extremistas de Pete Hegseth



Pete Hegseth está estrechamente vinculado a una iglesia nacionalista cristiana extremista que predica que Estados Unidos debe seguir la ley bíblica.

La iglesia de Hegseth es miembro de la Comunión de Iglesias Evangélicas Reformadas, que cree que la comunidad LGBT debería ser criminalizada. Algunos de sus miembros destacados sostienen que las mujeres deberían perder el derecho al voto e incluso han hablado positivamente de la esclavitud.

Hegseth tiene numerosos tatuajes asociados con movimientos extremistas cristianos y nacionalistas blancos, entre ellos uno de la "Cruz de los Cruzados" y otro que dice "Deus vult", o "Dios lo quiere" en latín. Este eslogan se utilizó durante las Cruzadas.




Su libro de 2020, American Crusade: Our Fight to Stay Free, es un llamado del siglo XXI a continuar las Cruzadas originales, aunque esta vez contra la izquierda política.

Más de la mitad del libro, de casi 300 páginas, está dedicado a atacar a la izquierda. De los 14 capítulos, nueve tratan de lo que él llama "izquierdismo".

Hegseth atacó a la izquierda por el socialismo, el secularismo, el multiculturalismo, el ambientalismo y el llamado "generismo" y "globalismo".

También asoció de forma extraña a la izquierda con el islamismo, al que llamó "el 'ismo' más peligroso". Hegseth dedicó un capítulo entero a demonizar el Islam.

En sus delirantes sueños febriles, los izquierdistas y los islamistas son parte de una conspiración global para destruir a Estados Unidos.

"Junto a los comunistas chinos y sus ambiciones globales, el islamismo es la amenaza más peligrosa a la libertad en el mundo", escribió Hegseth.



La cruzada de Pete Hegseth contra China


En American Crusade, Hegseth denunció a "nuestro mayor enemigo geopolítico, la China comunista".

Mencionó a China y a los chinos 110 veces en el libro.

Los chinos "son literalmente los villanos de nuestra generación", escribió Hegseth.

Citó a Trump, quien dijo en 2019: "China es una amenaza para el mundo en cierto sentido, porque está construyendo un ejército más rápido que nadie".

"Hasta Mickey Mouse entendería que el gobierno comunista chino y su motor económico son una amenaza y que debemos obligar a nuestras empresas a que dejen de facilitarles tecnología estadounidense", argumentó Hegseth. "Debemos hacer que las empresas vuelvan a Estados Unidos, por la fuerza si es necesario".

"China tiene un sueño, se llama el sueño chino, y termina con el restablecimiento del antiguo Imperio chino", afirmó.

Hegseth declaró que, a través del llamado "globalismo", China está librando una "guerra tecnológica, una guerra cultural, una guerra comercial y una guerra militar".

"Si no nos enfrentamos a la China comunista ahora, algún día tendremos que enfrentarnos al himno chino", insistió.

El argumento de Hegseth era profundamente contradictorio. Advirtió que China es una amenaza poderosa y creciente, pero al mismo tiempo insistió en que es débil y frágil.

"La economía china es falsa porque no es libre, pero sí poderosa: se construyó mediante el robo, la intimidación y la debilidad de los oponentes de China", escribió Hegseth.

La dependencia comercial de Estados Unidos respecto de China es "un enorme problema de seguridad nacional; una emergencia, en realidad", escribió. Insistió en que Estados Unidos debería dejar de comerciar con China, sosteniendo que "no se puede comerciar de manera justa con un enemigo que miente, engaña y roba".

Esta cita fue profundamente irónica, considerando que el director de la CIA y secretario de estado en el primer mandato de Trump fue el neoconservador Mike Pompeo, quien declaró infamemente: "Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos... Tuvimos cursos de capacitación completos".

En su libro, Hegseth afirmó que existe una "influencia china desenfrenada en los medios y las universidades estadounidenses", sembrando miedo sobre Walt Disney y los Institutos Confucio.

"¿Algún estadounidense sensato piensa realmente que la China comunista es nuestra amiga? ¿Alguien? ¡Por supuesto que no!", escribió Hegseth. Y añadió: "A excepción de Bernie Sanders, amante del comunismo, y sus 'amigos', los estadounidenses con sentido común comprenden lo que representa China".

Hegseth predijo que, si los demócratas ganaran las elecciones estadounidenses de 2020, "el izquierdismo nos esclavizará a todos con un gobierno grande hasta que quede esclavizado por el islamismo" y "habrá alguna forma de guerra civil".

Afirmó que, si Trump perdía las elecciones de 2020, "la China comunista se alzaría y gobernaría el mundo. Europa se rendiría formalmente. Los islamistas obtendrían armas nucleares y buscarían borrar a Estados Unidos e Israel del mapa. La libertad se desvanecería y la tiranía surgiría".

Trump terminó perdiendo las elecciones de 2020, y nada de eso sucedió.

Sin embargo, Hegseth predijo que, si Trump y los republicanos regresaban al poder, “nuestra economía de libre mercado florecería, mientras que China no sería capaz de hacer trampas ni competir, tal como lo hizo la Unión Soviética”. Y escribió triunfante: “El socialismo, derrotado”.

Continuó:

La China comunista caerá y se lamerá las heridas durante otros doscientos años. Europa se rendirá, pero quedarán algunos grupos de resistentes amantes de la libertad. Los islamistas nunca tendrán un arma nuclear, pero serán bombardeados preventivamente hasta el siglo VII cuando lo intenten. Israel y Estados Unidos formarán un vínculo aún más estrecho, luchando contra el azote del islamismo y el izquierdismo internacional que nunca desaparecerá del todo.


Pete Hegseth: Estados Unidos e Israel están librando una "cruzada" para salvar a Occidente


Toda la visión del mundo de Pete Hegseth se opone a la izquierda. En American Crusade, afirmó que su ideología es el "americanismo", que definió como "una lealtad sin complejos a los ideales fundadores de los Estados Unidos de América". Subrayó que el americanismo es "lo opuesto al izquierdismo".

"Otra forma de definir el americanismo es el nacionalismo estadounidense", añadió Hegseth, que se identificó orgullosamente a sí mismo y a Trump como nacionalistas estadounidenses y sostuvo que Estados Unidos es "el único bastión verdadero de la libertad en el planeta".

Al mismo tiempo, sin embargo, el concepto de "americanismo" de Hegseth es internacional. Considera a otros movimientos nacionalistas de extrema derecha en Occidente como aliados en una lucha civilizacional global contra China, la izquierda y el Islam.

"El americanismo está vivo en lugares como Polonia, que rechazan las visiones globalistas de los burócratas izquierdistas de la vieja Europa", escribió Hegseth, y agregó: "Lamentablemente, tenemos más en común con esos luchadores por la libertad internacional que con los demócratas estadounidenses modernos".

"El americanismo está vivo en Israel, donde Benjamin Netanyahu se opone valientemente al antisemitismo y al islamismo internacionales", escribió.

"Si amas a Estados Unidos, debes amar a Israel", afirmó. "Israel es el enemigo número uno tanto para los islamistas como para los izquierdistas internacionales, lo cual es motivo suficiente para amarlo".

El secretario de Defensa Hegseth se reunió con el primer ministro israelí, Netanyahu, en febrero de 2025. El informe del Pentágono señaló que "el secretario enfatizó el vínculo inquebrantable que existe entre Estados Unidos e Israel y elogió a Israel como un aliado modelo en Medio Oriente".


El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, se reúne con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en febrero de 2025.

En American Crusade, Hegseth se jactó de haber visitado Israel varias veces.

Mencionó a Israel y a los israelíes 54 veces en el libro.

Para aprender sobre la historia de Israel, recomendó que sus lectores vean videos del canal de derecha de YouTube PragerU.

"Para nosotros, los cruzados estadounidenses, Israel encarna el alma de nuestra cruzada estadounidense", escribió Hegseth. "La fe, la familia, la libertad y la libre empresa; si amas todo eso, aprende a amar al Estado de Israel".

Según Hegseth, Estados Unidos está liderando una batalla civilizatoria, en alianza con Israel. Imploró a los cristianos de hoy que continuaran las Cruzadas iniciadas en el siglo XI.

Él escribió:

En pocas palabras: si no comprendemos por qué es importante Israel y por qué es tan central para la historia de la civilización occidental (y Estados Unidos es su mayor manifestación), entonces no vivimos en la historia. La historia de Estados Unidos está inextricablemente ligada a la historia judeocristiana y al estado moderno de Israel.

"Nosotros, los cristianos, junto con nuestros amigos judíos y su extraordinario ejército en Israel, debemos tomar la espada del americanismo sin complejos y defendernos. Debemos hacer retroceder al islamismo", añadió.

Al mismo tiempo, Hegseth reconoció que sus opiniones extremistas le habían hecho perder amigos.

"Por esta causa he perdido amigos. Muchos", escribió. "Algunos miembros de mi extensa familia no tienen interés en hablar conmigo, y el sentimiento es mutuo. Personas a las que admiraba me envían cartas y correos electrónicos desagradables diciéndome que soy una persona terrible".



Pete Hegseth: “Debemos luchar contra las fuerzas malignas del secularismo”


Pete Hegseth es un nacionalista cristiano teocrático. Se opone a la separación de la Iglesia y el Estado y cree profundamente que Estados Unidos es una nación cristiana y que sus leyes deben basarse en la Biblia.

"Debemos luchar contra las fuerzas malignas del secularismo", escribió Hegseth en American Crusade. Argumentó que "nuestros fundadores estarían disgustados con la América secularista de hoy".

"Sin Dios, América no es América", declaró, afirmando que el "movimiento secularista es incompatible con el americanismo".

Un capítulo entero de su libro está dedicado a "derrotar a la Iglesia del secularismo".

Si Trump y los republicanos logran permanecer en el poder, predijo Hegseth en 2020, "el aborto será finalmente y para siempre ilegal y nuestras escuelas públicas serán abandonadas o completamente transformadas".

Insistió en que las escuelas deberían promover "la verdadera historia del excepcionalismo estadounidense".

Según Hegseth, Trump es un aliado importante en la lucha por la teocracia.

"El presidente Trump ha frenado la ola de secularismo, al menos por ahora", escribió Hegseth en 2020, durante el primer mandato de Trump. "Apoya abiertamente la fe y lucha contra las corrientes seculares que llevan mucho tiempo presentes en la sociedad estadounidense".

Trump "ha animado a los cristianos, incluidos los pastores, a involucrarse más en la política y en nuestra cultura. ¡Ha inspirado a los cruzados!", afirmó.

(Esta declaración es bastante cómica, dado que es ampliamente conocido que Trump no es religioso. De hecho, cuando se le preguntó en una entrevista cuál era su versículo bíblico favorito, Trump no pudo nombrar un solo versículo. Luego, cuando se le preguntó si prefería el Antiguo o el Nuevo Testamento, Trump dijo ambos.)

En American Crusade, Hegseth también se identificó como un gran fanático del rapero de extrema derecha Kanye West.

"Después de la elección de Donald Trump en 2016, una de las cosas más poderosas que le sucedieron a nuestro país —y a mí— fue la conversión cristiana del rapero Kanye West", dijo Hegseth en 2020.

"Si Kanye está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?", escribió Hegseth, elogiando repetidamente al rapero, también conocido como Ye.

Después de que Hegseth publicara este libro, Kanye West se declaró nazi y elogió a Adolf Hitler.



La cruzada de Pete Hegseth contra el Islam


Aunque Hegseth quiere que Estados Unidos sea una teocracia cristiana, se opone violentamente no sólo al islamismo (como movimiento político teocrático), sino al Islam mismo (como religión).

En American Crusade, Hegseth escribió que "ningún 'ismo' es más peligroso para la libertad que el islamismo".

Aunque reconoció que muchos musulmanes no son islamistas y que consideran al Islam como una religión distinta del islamismo como movimiento político, Hegseth argumentó que esencialmente no hay ninguna diferencia.

Hegseth criticó incluso a los "musulmanes comunes", afirmando que "creen que el destino del Islam es controlar el mundo".

En su libro, puso entre comillas las palabras mezquitas "moderadas" y musulmanes "pacíficos", negando que puedan existir.

"El Islam no es una religión de paz y nunca lo ha sido", declaró Hegseth.

Incluso utilizó, sin ironía, el término "hordas musulmanas" en el libro, escribiendo:

Junto con los comunistas chinos y sus ambiciones globales, el islamismo es la amenaza más peligrosa para la libertad en el mundo. No se puede negociar con él, no se puede coexistir con él ni comprenderlo; hay que denunciarlo, marginarlo y aplastarlo. Al igual que los cruzados cristianos que hicieron retroceder a las hordas musulmanas en el siglo XII, los cruzados estadounidenses tendrán que hacer acopio del mismo coraje contra los islamistas de hoy.

Demostrando su ignorancia del Islam, Hegseth comparó absurdamente a Irán (un país de mayoría chiíta) con sus enemigos mortales ISIS y Al Qaeda, grupos salafistas-yihadistas extremistas que consideran a los musulmanes chiítas como politeístas heréticos y han buscado exterminarlos.

Durante el primer mandato de Trump, Hegseth apareció en Fox News para pedirle a Trump que bombardeara Irán.

En su libro, Hegseth dijo a los estadounidenses: "Si apoyan los derechos de los homosexuales, en lugar de acosar a los conservadores, protestarían frente a la embajada de Irán". Asimismo, dijo que las feministas deberían dejar de criticar el sexismo en Occidente y, en cambio, deberían protestar frente a las embajadas de Irán y Arabia Saudita.

Hegseth fue especialmente crítico con Turquía. Se quejó de que cuando Turquía fue aceptada como miembro de la OTAN en 1951, "los responsables de la política exterior de entonces creían que permitirle entrar en el club acercaría a su gobierno a Occidente y a nuestros valores occidentales".

Señaló que esto "funcionó por un tiempo, pero hoy se ha desmoronado. En cambio, como en el caso de China, ha ocurrido lo contrario".

Hegseth condenó al líder turco Recep Tayyip Erdoğan, porque "decidió rechazar la tradición secular de sus instituciones" y "desmanteló el ejército entrenado por la OTAN que durante mucho tiempo mantuvo las instituciones seculares de Turquía".

En otras palabras, Hegseth se opone al secularismo en Estados Unidos, pero lo apoya en Turquía.

Hegseth también dijo que Erdoğan "sueña abiertamente con restaurar el Imperio Otomano", y escribió: "Es un islamista con visiones islamistas para Oriente Medio. ¿Y sin embargo los miembros de la OTAN se han comprometido a defender su régimen? La última vez que lo comprobé, la OTAN no se proponía defender ese régimen".

Fuente: Geopolitical Economy

miércoles, 19 de febrero de 2025

La resistencia kurda en Siria, entre la guerra y el olvido

 

      Periodista especializada en derechos humanos y feminismos.

                                                                                y

                                 Javier Ayala Aizpuru



El incremento de los ataques turcos desestabiliza el norte y el este del país en un momento clave de negociaciones con el nuevo gobierno de Damasco


     Lejos de los gritos de victoria de la plaza de Kobane (en la gobernación de Alepo, al norte de Siria), Qamar (nombre ficticio) limpia con esmero la imagen de su hijo clavada en la tierra del Cementerio de los Mártires. La ciudad celebra el décimo aniversario de la batalla de Kobane, que decidió el futuro de toda la región. Un símbolo de la resistencia kurda. El comienzo del fin del Estado Islámico.


Mujeres con banderas de las SDF en el décimo aniversario de la batalla de Kobane. / B.C.A y J.A.A.

Su hijo ha fallecido mucho tiempo después de todo aquello, en la misma ciudad que sigue constituyendo el epicentro de la resistencia kurda. Cayó entre los restos de aquel enfrentamiento, de las tapias agujereadas, los escombros apartados y los edificios derruidos. El enemigo ahora es otro, menos mediático a los ojos de Occidente: el Estado turco. Mediante bombardeos, drones y la colaboración con el llamado Ejército Nacional Sirio (ENS), Turquía ataca el proyecto revolucionario del norte y el este de Siria, considerándolo una amenaza para su propia soberanía.


Familia frente a la tumba de un mártir en el cementerio de Kobane. / B.C.A y J.A.A.

La cara que la madre limpia con un pañuelo mojado es ahora la de un mártir. Al igual que las que se entrelazan en una cadena de banderines, de lado a lado, en la plaza de Kobane. Bajo ellas se ha erigido un escenario para la ocasión, adornado con globos de los colores de la bandera de Rojava, el nombre que dan los kurdos a la región siria que ahora se encuentra bajo su control. Con expresiones similares a las de las fotografías, una veintena de soldados guarda a la multitud de nuevos ataques. “Estamos preparados para todo, para la paz, para la guerra”, menciona una de ellas, “Kobane resistirá hasta la última frontera”.


La guerra


De la presa de Tishrin, cerca de Kobane, regresó Samire con la pierna herida. No lo vio venir, los drones turcos no suenan como los aviones. Solo sintió una gran explosión y, después, un dolor intenso. Lleva tumbada desde entonces en el sofá de su casa en Qamishlo (al norte, en la frontera con Turquía), sin poder caminar. “Fuimos cerca de cien personas en un convoy desde el cantón de Cezîre”, comienza narrando, “debíamos esperar cuatro días allí, hasta la llegada de la siguiente caravana de civiles”. La resistencia civil se ha aunado a los esfuerzos de las milicias, desde el incremento de los ataques, para proteger la infraestructura que provee de bienes básicos a la población.


Depósito petrolífero bombardeado por Turquía. / B.C.A y J.A.A.

Tras cinco años de relativa calma en los frentes, Turquía y el Ejército Nacional Sirio (ENS) han aprovechado el desmoronamiento del régimen de Al-Asad. Han lanzado su propia ofensiva sobre la Autoridad Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES), ocupando localidades como Tel Rifaat y Manbij, donde se encontraban numerosos desplazados internos. Esto ha originado un nuevo movimiento a gran escala de refugiados, que han tenido que reubicarse en otras partes del territorio.

Apoyados por la aviación turca, los últimos ataques del ENS se han centrado en la presa de Tishrin. Conscientes de su interés geoestratégico, los ataques obvian el desastre medioambiental que su destrucción provocaría en toda la región. Los últimos ataques han provocado que la presa deje de generar electricidad.

La presa de Tishrin se ha convertido en el principal frente debido a su valor geoestratégico y económico

Una vez en la presa, encendíamos velas, hacíamos teatro, música, baile”, continúa Samire, “uno no espera que vayan a atacar a civiles”. La presa de Tishrin se ha convertido en el principal frente entre las milicias kurdo-árabes y las tropas apoyadas por Turquía debido a su valor geoestratégico y económico, ya que abastece de electricidad y agua a buena parte del territorio de la AANES. Cuando se produjo la explosión, Samire y el resto de personas estaban bailando en círculo. “Desde hace un año, la estrategia de Turquía es atacar infraestructura de energía, petróleo, agua”, denuncia, “atacan las necesidades básicas de la gente”.

Esta situación deriva en una inestabilidad política y económica difícil de gestionar para la AANES, que precisa de cierta calma para defender sus intereses en las negociaciones con el nuevo gobierno en Siria. Hussein Othman, representante del Consejo de la AANES, señala que estos ataques “ejercen una presión a la economía”. “Los recursos de Tishrin son para toda Siria” continúa “queremos poder enviar convoyes que reparen la presa, pero por los bombardeos es imposible”.

Desde su sofá, Samire se recoloca la manta por encima de la pierna, para no dejar a la vista sus heridas. Tras el bombardeo la atendieron allí mismo, en la presa, gracias al equipo médico que acompaña a cada convoy. “El pueblo protege su ambiente y su entorno”, sentencia Samire, “es derecho de todos los pueblos el vivir en paz, los gobiernos deberían saber eso”. A su izquierda, una estufa de gasolina tintinea; a su derecha, colocado minuciosamente, destaca el pequeño altar dedicado al ideólogo del sistema autónomo de su territorio: Abdullah Öcalan.


El desplazamiento


Es el cuarto proceso migratorio de Rawa y Sherine (nombres ficticios) desde la conquista de Afrin. Amontonados entre sus piernas y el equipaje, viajan los tres hijos de cada una, rumbo a Raqqa, desde la ciudad de Qamishlo. Rawa planea llegar hasta Serekaniye, evitando los puestos militares del ENS, quien conquistó el territorio en 2019. Sherine le pregunta si no tiene miedo por sus hijos. “Allí está mi marido”, responde Rawa, “solo salimos de la ciudad para dar un tratamiento a mi hijo más pequeño, que está enfermo”. Sherine no arriesga tanto, se quedará en Raqqa, donde espera poder estabilizarse en alguno de los campamentos de refugiados que se han establecido en parques, edificios públicos y escuelas.

Hay cerca de 100.000 desplazados internos que han debido huir de las áreas conquistadas por Turquía en los dos últimos meses

La escuela de Abu Alaa Al-Maarri, en Raqqa, la antigua capital del Estado Islámico, es uno de ellos. Hoy se ha convertido en el hogar de 50 niños y niñas sin escolarizar. Son parte de las infancias que componen los cerca de 100.000 desplazados internos que han debido huir de las áreas conquistadas por Turquía en los dos últimos meses. De entre la multitud que se aglutina en la entrada, destaca la mirada fija de Yazan Hassan, su portavoz. “Dicen que vayamos a Afrin (en la gobernación de Alepo), pero, si no tenemos garantías, no vamos a volver”, afirma, “no vamos a vivir esto otra vez”.


Familia de refugiados en la escuela de Abu Alaa Al-Maarri. / B.C.A y J.A.A.

Es la segunda ocasión que Yazan Hassan ha debido desplazarse con su familia. En el campamento de refugiados de Tel Rifaat habían desarrollado nuevamente su casa, disuelta ahora entre las escasas bolsas que pudieron agrupar con el anuncio de huida. Hevin Mohammad no puede evitar recordar sus propias aulas en Afrin, donde era profesora de kurdo, al observar las bandejas de té sobre las tarimas y las cuerdas donde tienden la ropa de esquina a esquina en las aulas de la escuela. “Mi familia sigue en Afrin”, relata, “les han hecho todo muy difícil, les han quitado el dinero, nadie puede viajar allí ni moverse en libertad”.

La razón por la que nos atacan es porque no quieren que existamos los kurdos”

Los campos de refugiados germinados a lo largo de la AANES en el último mes son un arreglo temporal a los ataques de Turquía. Pero es difícil concluir una solución duradera en el contexto cambiante de Siria. Especialmente tras el cambio de gobierno, que permanece aparentemente impasible ante el incremento de los ataques turcos. “La razón por la que nos atacan es porque no quieren que existamos los kurdos”, analiza Yazan Hassan sin atisbo de duda, “no quieren que nos movamos libres, que tengamos opinión”.

El pueblo kurdo ha sufrido persecución y discriminación durante los últimos cien años en los diversos países en los que tiene presencia: Turquía, Irak, Irán y Siria. En este último, durante el régimen de Bashar Al-Asad, tenían prohibido hablar su lengua y tener acceso a la nacionalidad, con la imposibilidad de tener garantizados servicios básicos como la educación o la sanidad. Al comienzo de la guerra civil siria, el régimen se retiró de las zonas kurdas, generando un vacío de poder que aprovechó el pueblo kurdo para consolidar su autonomía y poner en prácticas las ideas del Confederalismo Democrático. Este modelo, basado en la democracia participativa, la lucha de la mujer, el cooperativismo y el ecologismo, ha concentrado el interés de gran parte del mundo.

Abdullah Öcalan, autor intelectual del Confederalismo Democrático, ha vivido el alcance que han tenido sus ideas desde la prisión turca de Imranli

No es esta la percepción del Estado turco. Desde la prisión de la isla turca de Imranli, Abdullah Öcalan, el autor intelectual del Confederalismo Democrático y el histórico dirigente del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), ha vivido desde su aislamiento el alcance que han tenido sus ideas en esta región del norte de Siria. Sus veinticinco años de encierro están motivados por décadas de conflicto entre el Estado turco y el PKK, designado como organización terrorista por Ankara, Estados Unidos y, tras las negociaciones de 2004 para la entrada de Turquía en la Unión, también por la Unión Europea.

Argumentando que las milicias kurdas son una rama del PKK, desde el comienzo de la guerra su vecino del norte ha tratado de socavar el proyecto político kurdo en Siria. El próximo 15 de febrero, el gobierno turco permitirá a Öcalan hacer una declaración pública en la que el pueblo kurdo deposita su esperanza, ya que podría suponer el anuncio de un alto al fuego entre el PKK y el gobierno turco, y la estabilidad para la AANES.

En la escuela de Abu Alaa Al-Maarri, varias mujeres limpian el suelo inundándolo con cubos de agua tras la figura de Hevin Mohammad. Su futuro es especialmente incierto en la nueva Siria. “El nuevo gobierno afirma que instaurará un nuevo Estado islámico, eso significa que las mujeres no tendremos derecho en las instituciones”, denuncia Hevin Mohammad, “aquí estamos acostumbradas a que las mujeres tengamos derechos y representación, queremos garantizar nuestra autonomía”.


El pacto o el olvido


Qamar, Samire, Rawa, y Sherine recorren el noreste de Siria con una imagen común en la memoria: las celebraciones frente a la nueva bandera siria que han recorrido el mundo. Entre ellas se cuelan también las dudas ante el nuevo presidente, Ahmed Al-Golani. La AANES enfrenta, por el norte, los ataques de su vecino turco y, hacia el sur, el futuro borroso generado por la instauración de un nuevo gobierno en Siria tras catorce años de conflicto.


Niña alzando la bandera de las SDF en el décimo aniversario de la batalla de Kobane. / B.C.A y J.A.A.

Ahmed Al-Golani fue enviado en 2013 a Siria por Abu Bakr Al-Baghdadi, califa del autoproclamado Estado Islámico, para expandir a Daesh en el territorio. Tras su escisión, conformaría el Frente Al-Nusra, que posteriormente compondría el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) junto a otras organizaciones islamistas. Al-Golani habla ahora al mundo lejos de su turbante y su uniforme militar, con la barba recortada, americana y corbata. En los últimos años, la organización ha comenzado a difundir un nuevo discurso que afirma proteger los derechos de las minorías religiosas y las mujeres. Pero algunos actos han levantado recelos en torno a sus verdaderas ideas. Entre ellas, la designación de Shadi Al-Waisi como ministro de Justicia, quien acarrea con el ajusticiamiento de varias mujeres en 2015 bajo la acusación de prostitución.

Ha despertado recelos la designación de Shadi Al-Waisi como ministro de Justicia, relacionado con el ajusticiamiento de varias mujeres en 2015

En estos dos meses hemos visto que no hay igualdad en los juzgados”, enuncia Bahia Murad, miembro de La Casa de la Mujer en AANES, el órgano de justicia creado en el territorio para las mujeres, “¿quién va a proteger a las mujeres si no hay siquiera juezas?”, se pregunta. La incertidumbre respecto a la situación de los derechos de las mujeres en Siria, después de las conquistas históricas desarrolladas en la AANES, es una de las principales preocupaciones a la hora de llegar a un acuerdo con el nuevo gobierno central. “Muchas personas tienen reticencias en torno a HTS, saben sus vínculos con Al-Qaeda y lo que han hecho antes”, expone Rohilat Efrin, comandante de las Unidades Femeninas de Autodefensa (YPJ), “nosotras también lo tememos, la mayoría de quienes serían oprimidas en Siria serían mujeres”.

En la memoria de Qamar, Samire, Rawa y Serine también están las imágenes de las mujeres kurdas que combatieron y desarticularon al ISIS hace una década. Sus rostros también están sembrados en el Cementerio de los Mártires de Kobane, limpiados por madres e hijas que, por encima de los riesgos del Norte y el Sur de la región, no darán un paso atrás.


Fuente: ctxt