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martes, 29 de abril de 2025

Intermedio ucraniano

 

      Fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.


Entre el acuerdo ruso-americano y la transformación de la guerra en Europa



     El viernes un atentado con coche bomba mató en la periferia de Moscú a otro general ruso, Yaroslav Moskalik, vicejefe de la dirección principal operativa del Estado Mayor. Los atentados ucranianos contra militares y civiles en Rusia son frecuentes. En diciembre cayó el General Igor Kirilov y antes que él dos periodistas rusos y un diputado ucraniano refugiado en Moscú, entre otros. Según el General Leonid Reshetnikov, un jubilado del servicio de inteligencia exterior, estos atentados se cometen “bajo el directo asesoramiento” de los servicios secretos británicos. Su actual objetivo es torpedear las negociaciones para un acuerdo de paz entre el Kremlin y Washington.


San Zelenski

A las pocas horas del atentado contra Moskalik, aterrizaba en Moscú el avión del enviado especial del Presidente Trump, Steve Witkoff. Era la cuarta visita cordial de Witkoff a Moscú. En esta ocasión Putin accedió a mantener negociaciones directas con Ucrania y al día siguiente anunció que el ejército ruso ha terminado de expulsar a las fuerzas ucranianas de la provincia rusa de Kursk, donde entraron en agosto en una operación con más sentido de imagen que militar y que se ha saldado con un considerable fracaso y gran mortandad en las mejores unidades militares ucranianas.

Estas dos noticias, el aparente avance de la negociación y el descalabro militar en Kursk, arrojan un balance bastante angustioso para el gobierno de Kíev, cuyas divisiones, tensiones y rivalidades internas aumentan manifiestamente, según se desprende del mero seguimiento de la prensa local.

El jefe de la inteligencia militar, Kiril Budanov, un hombre de la CIA, está enfrentado con el jefe de la administración presidencial y mano derecha de Zelenski, Andri Yermak. Hay rumores de destitución de Budanov, que en enero dijo en una reunión parlamentaria a puerta cerrada que si no habían negociaciones de paz pronto el país se iría al garete. El jefe del grupo parlamentario del partido del presidente, David Arajamiya, también está peleado con la administración presidencial que le quiere relevar del cargo. Arajamiya fue quien confirmó que en las negociaciones de marzo/abril de 2022 en Estambul había un acuerdo de paz ya preparado que fue echado para atrás por la presión occidental. El ex jefe del ejército Valeri Zaluzhni, al que Zelenski destituyó y envió de embajador a Londres por ser más popular que él, tiene ambiciones y mantiene contacto con el ex Presidente Petró Poroshenko, otro rival de Zelenski al que éste ha represaliado. La negativa actitud de Trump hacia Zelenski y sus sugerencias directas de que el presidente no es capaz de negociar la paz, no hacen más que reavivar estas tensiones y disputas por el poder en el interior del régimen de Kiev. Aún más cuando la narrativa occidental sobre la guerra como agresión rusa no provocada a cargo de una especie de nuevo Hitler, y en la que la OTAN no tiene nada que ver, se ha hundido manifiestamente.

Por un lado el jefe de la OTAN, es decir el Presidente de Estados Unidos, reconoce gran parte del argumentario ruso, y por otro la prensa americana más beligerante (Véase los últimos informes del New York Times en: 

https://archive.ph/2025.03.30-042044/https://www.nytimes.com/2025/03/30/world/europe/us-ukraine-military-war-takeaways.html 

no cesa de concretar la implicación de la OTAN en Ucrania desde 2014, mucho antes de la invasión, desmintiendo con todo tipo de detalles la afirmación canónica de 2023 y 2024 de que “la Otan no está en guerra con Rusia” (el ex secretario de defensa americano Lloyd Austin, entre muchos otros).


Soldados ucranianos disparando un obús contra vehículos blindados rusos.

Trump ha reconocido que la línea política de Washington de los últimos treinta años ha fracasado y está introduciendo importantes enmiendas en ella. Como dice el politólogo ruso Dmitri Trenin, Estados Unidos ha pasado de resistirse a la aparición de un orden mundial multipolar a intentar dominarlo sobre nuevas bases.

Todo esto ha descolocado por completo a los aliados europeos y al gobierno de Kíev, que ni siquiera están dispuestos a reconocer que la ampliación de la OTAN supone un problema para Rusia. En lugar de reconocer que la única “garantía de seguridad” de Ucrania es restablecer su neutralidad, con la que Rusia convivió desde la disolución de la URSS, la Unión Europea prefiere amenazar con rearmarse y movilizar ejércitos de los que carece contra una fantasmagórica amenaza de invasión rusa de Europa, sobre la que no existe el menor indicio, voluntad ni posibilidad militar en Moscú.


Macron, Starmer, Trump y Zelenski en el Vaticano, en una imagen publicada por el Elíseo.

La elite europea está dividida en el grado de su conformidad con esta leyenda. Los austro-húngaros (Hungría, Eslovaquía y quizás pronto Chequia) rechazan la dialéctica guerrera. La Europa mediterránea no cree en ella pero acepta el rearme, porque dada su impotencia no le queda más remedio que la disciplina. Francia, donde no se sabe si el próximo presidente será una Le Pen o un de Villepin, navega por ahí en medio, y solo los bálticos, polacos y escandinavos parecen decididos a enfrentarse militarmente a Rusia en una “guerra del Norte” que abra un segundo frente contra Moscú, con la primera ministra danesa Mette Frederiksen, directamente amenazada en Groenlandia por Trump, declarando que “la paz en Ucrania es más peligrosa que la actual guerra”…

A Europa le cuesta mucho comprender que ya no es la dueña del mundo y que ha perdido su antigua preponderancia en él. Por razones industriales y políticas, el rearme europeo solo puede ser un bluf. La idea de crear una economía de guerra en Europa, ese “continente de paz” del que surgieron las principales tragedias del mundo de los últimos siglos, desde el holocausto colonial hasta las dos guerras mundiales, es una quimera sin paliativos. El economista Michael Hudson tiene razón cuando dice que habría que sustituir a los economistas y politólogos europeos por sicoterapeutas Peligrosa ineptitud europea – Rafael Poch de Feliu. Y en ningún lugar eso es más cierto que en Alemania.




Por mucha desmemoria que haya generado la irracionalidad europea, la cuestión de cómo se vivirá desde países como Francia, Holanda, Dinamarca o Italia, el hecho de que el Bundeswehr se convierta dentro de algunos años en el primer ejército europeo -acaso con un futuro gobierno de coalición entre la ultraderecha de la Alternative für Deutschland y la CDU – acabará abriéndose paso.

La clase política alemana se ha soltado el pelo y bate todos los récords de irracionalidad. Ya no tiene complejos. La nueva generación ha transferido la culpa histórica a Putin convertido en nuevo Hitler, mientras todo el país gira a la derecha, rehabilita el militarismo y encoge las libertades, criminalizando la solidaridad con Gaza o el pacifismo. Con una economía en recesión, el país se instala en una nueva patología macartista que borra toda confrontación crítica con el pasado nacional (Vergangenheitsbewältigung) y la sustituye por la rusofobia hacia la que dirige su energía agresiva. Esta quinta Alemania La Quinta Alemania – Rafael Poch de Feliu, aborto de su reunificación, camina directa hacia el batacazo.




Las confusas enmiendas de Trump a la globalización con la mira puesta en la contención de China, pasan por cierto acercamiento a Rusia. Desde luego no se va a romper la relación entre Moscú y Pekín (a ese propósito se llega con diez o veinte años de retraso) pero el desequilibrio económico y comercial entre Rusia y China ofrece cierto margen de juego. El mercado chino representa el 36% de la importación rusa y el 30% de su exportación, pero Rusia solo representa el 4% del comercio exterior chino (cifras de 2023). A Rusia le interesa diversificar y Estados Unidos es un gran mercado alternativo, lo que abre algunas posibilidades. Para Washington, Rusia también es importante en Oriente Medio. A Trump le importa más Irán, con quien está empezando a negociar un acuerdo de desnuclearización, que Ucrania.

Cuando las delegaciones rusas y americanas se reúnen, no hablan solo (ni a lo mejor sobre todo) de Ucrania. Moscú no va a tirar por la borda sus acuerdos y alianzas con Irán y China, pero a cambio de que Washington reconozca que Rusia tiene intereses en Europa y que el principal de ellos es que Ucrania no se convierta en una amenaza de seguridad contra ella después de la guerra, puede flexibilizar mucho su actitud en asuntos que interesan a Estados Unidos.

Zelenski lo tiene todo en contra. Cuanto antes lo admita, menor será el daño y la carnicería. Pero el presidente ucraniano lo tiene difícil porque cualquier decisión realista de su parte será considerada “traición” por su potente extrema derecha militar. Si por el contrario, animado por sus ilusos aliados europeos, se mantiene inflexible, se arriesga a que Estados Unidos le abandone militarmente. Y sin la ayuda de satélites, información y comunicaciones que le brindan los americanos, y que los europeos no pueden remplazar, seguramente el frente ucraniano colapsaría pronto.

En marzo, en una reunión a puerta cerrada con la principal organización de empresarios e industriales rusos, Putin dijo que Rusia no tiene intención de hacerse con “Odesa y otros territorios de Ucrania” si en las negociaciones de paz se reconoce que Crimea, las repúblicas de Donetsk y Lugansk y las otras dos regiones (Jersón y Zaporozhe) parcialmente arrebatadas a Ucrania forman parte de Rusia. Before Trump call, Putin told businesses not to expect quick peace deal Por supuesto, en el plazo de uno o dos años el giro político de Trump se puede hundir y crear un gran desbarajuste económico en el interior de Estados Unidos con el lio de los aranceles contra todos, Lo que anuncian los ruidos de Trump – Rafael Poch de Feliu, pero para entonces el ejército ruso podría haber llegado a Odesa, convirtiendo lo que quede de Ucrania en un país irrelevante sin salida al mar.


Suministradores chinos en la cadena de producción de armas de aviación de Estados Unidos en 2023.

La guerra en Ucrania puede terminar si se llega a algún acuerdo, pero también puede transformarse en algo más estrictamente europeo y menos euroatlántico. Vivimos tiempos inciertos para todos, pero algunos lo tienen peor que otros.


Del blog personal de

Rafael Poch-de-Feliu

jueves, 17 de abril de 2025

Europa reacciona ante la inacción de Trump en Ucrania: más sanciones, supermisiles y envío de tropas

 

      Periodista y analista para Público en temas internacionales. Especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar.


El plan danés de enviar tropas a Ucrania para “aprender” de la guerra, los misiles alemanes y las nuevas sanciones a Moscú disparan la presión europea a la entente de EEUU y Rusia.


     Europa no se lo está poniendo fácil al presidente estadounidense, Donald Trump, y a su estrategia para finiquitar la guerra de Ucrania cuanto antes. Pese a las noticias que llegan del campo de batalla, donde Rusia mantiene la iniciativa y el ejército ucraniano es incapaz de recobrar un solo kilómetro del territorio anexionado por Moscú desde hace tres años, los aliados europeos de Kiev siguen convencidos de que se puede torcer el brazo militarmente al Kremlin.

Por eso desconfían de las negociaciones que está llevando a cabo EEUU con Rusia, pues ratificarían las anexiones rusas, y apuestan por gastar miles de millones de euros en el envío de armas al frente aunque de momento hayan dado pocos frutos. Es en este contexto en el que Europa ha decidido pasar nuevas líneas rojas en su confrontación con Rusia.


El presidente de EEUU, Donald Trump, habla con la prensa durante un vuelo en el Air Force One, el 6 de abril de 2025.

Además, este apoyo a Ucrania está sirviendo a Bruselas para lanzar un pulso a Washington y llevar al terreno geopolítico la pugna que mantienen europeos y estadounidenses por la cruzada arancelaria de Trump. Los países de la UE tienen mucho que perder con esta ofensiva de tasas de EEUU, pero al menos pueden poner muy nerviosa a la Casa Blanca con su furibunda política exterior antirrusa cuando lo que quiere Trump es concentrar sus esfuerzos en China e Irán.


Soldados ucranianos en Donetsk el 16/04/2025.


Asfixiar a Rusia con nuevas sanciones


Esta semana, la UE confirmó que multiplicará sus esfuerzos para sancionar a Moscú. Uno de los más implacables enemigos que tiene Rusia en Europa, el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, reclamó este lunes "las sanciones más duras contra Rusia, para asfixiar su economía e impedirle alimentar su esfuerzo de guerra".

Con una similar posición se manifestó la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, quien, tras participar en un Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión, afirmó que es necesario "ejercer la presión, la máxima presión, sobre Rusia, para que realmente ponga fin a esta guerra, porque hacen falta dos para querer la paz".

El problema en este conflicto es que nadie parece querer la paz, salvo Trump, aunque en este caso sus razones son tan oportunistas como las del resto, con su plan para apoderarse de la mitad de los recursos energéticos y minerales estratégicos de Ucrania en cuanto se firme la paz o con su interés en la reconstrucción de la arquitectura de seguridad europea al concluir la guerra, con más compras al complejo armamentístico estadounidense.

Este rearme de una Europa deseosa de participar en los pingües beneficios de las industrias armamentísticas necesita de un enemigo exterior "permanente" y ninguno mejor que Rusia. El miedo a los rusos es uno de los argumentos enarbolados por los 27 para "animar" a los ciudadanos europeos a acatar ese multimillonario esfuerzo en defensa y seguridad, a costa de los beneficios sociales, la sanidad, las pensiones y otras partidas del sistema de bienestar construido durante décadas en el viejo continente.


La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habla en la Academia de Oficiales del Ejército en el Castillo de Frederiksberg , Dinamarca.


Nadie quiere una tregua


Si los europeos no están por la negociación de un armisticio del que además han sido excluidos por Trump, menos lo está el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El líder ucraniano se encuentra entre la espada y la pared: mientras trata de impedir que su país sea derrotado por Rusia, intenta a la vez conseguir más armas para resistir, aconsejado por los lobbies belicistas de Bruselas, y, a la par, almacenar el mayor volumen posible de armamento para que, cuando se firme la paz, Ucrania tenga mucho que decir en la nueva Europa de postguerra.

Tampoco tiene prisas en alcanzar un acuerdo de paz Rusia, al menos hasta que consolide todas sus conquistas y termine de ocupar esas partes de las cuatro regiones ucranianas ya anexionadas y que considera imprescindibles para su propia seguridad.

Mientras refuerzan sus posiciones bélicas, tanto Rusia como Ucrania hacen el paripé sobre su cumplimiento supuesto de la tregua de un mes bajo la égida de EEUU que prohibió el ataque a las infraestructuras energéticas del enemigo y cuyo plazo terminaba este miércoles. En realidad, ninguno de los contendientes respetó mínimamente este alto fuego.

Los ucranianos afirman que los rusos violaron tal tregua al menos en treinta ocasiones. Moscú señala que quienes han violado reiteradamente el acuerdo, que entró en vigor el 18 de marzo, han sido los ucranianos. Este mismo miércoles, el Ministerio de Defensa ruso acusó al ejército de Ucrania de dejar a más de 20.000 personas sin electricidad en la región de Bélgorod. También denunció sendos ataques con drones a instalaciones energéticas rusas en las regiones fronterizas de Briansk y Kursk.


Los deseados Patriots que nadie da ya a Kiev


En esta situación peliaguda, en las que los rusos han aumentado sus ataques a objetivos militares ucranianos localizados en núcleos de población, sin que muestren ya pudor alguno en causar víctimas civiles con sus misiles balísticos, Zelenski ha pedido a EEUU la venta de sistemas antimisiles Patriot, que antes le suministraban el propio Pentágono y sus aliados europeos, pero que ahora ni unos ni otros parecen tener deseos de entregar gratis.

Tal intención de adquirir esos eficaces sistemas antiaéreos, los únicos capaces de derribar los misiles Iskander rusos, fue formulada el pasado fin de semana en una entrevista que dio Zelenski a la cadena de televisión CBS y reiterada el martes al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. La idea de Zelenski es comprar por 15.000 millones de dólares una decena de sistemas Patriot, con los que se habrían evitado ataques como los realizados en los últimos días contra las localidades ucranianas de Krivói Rog y Sumi, y que se saldaron con más de medio centenar de civiles asesinados por los misiles balísticos rusos.

Trump, quien no simpatiza con Zelenski, arremetió contra el presidente ucraniano el lunes y le pintó como un pedigüeño que "siempre está buscando misiles". El mandatario estadounidense dejó entrever que su país no está ya dispuesto a entregar ese tipo de armamento. "No se empieza una guerra contra alguien veinte veces más grande y luego se espera a que la gente te dé misiles", le indicó, acusando incluso a Zelenski de haber comenzado la guerra contra Rusia.

Este tipo de sistemas antimisiles es una de las armas más eficaces empleadas por Ucrania para frenar los ataques contra ciudades e infraestructuras. Sin embargo, su elevado coste y la escasez de unidades lo convierten en la joya de la corona de los suministros de armas occidentales.


El supermisil Taurus


Como lo es también el misil de largo alcance alemán Taurus, que hasta ahora Berlín se había negado a entregar a Ucrania, pero que puede convertirse en un contrapeso suficientemente poderoso como para alargar más la guerra y ocasionar daños sustanciales en Rusia, sobre todo contra objetivos militares y civiles muy alejados de la frontera ucraniana.


Misil de largo alcance alemán Taurus.

El que será con probabilidad nuevo canciller alemán, el democristiano Friedrich Merz, reiteró este semana su intención de enviar estos misiles Taurus de largo radio a Ucrania en cuanto jure su cargo a principios de mayo.

Merz también sugirió que estos misiles podrían ser empleados por Kiev para "destruir la principal comunicación terrestre entre Rusia y Crimea", la península ucraniana anexionada por Moscú en 2014. Ello permitiría, agregó el político germano, cortar el suministro a las tropas rusas desplegadas en el sur ocupado de Ucrania.

Se refería Merz a la destrucción del puente de Kerch, que sufrió ya dos ataques en el curso de la guerra. "Ucrania tiene que estar en condiciones de destruir la comunicación más importante entre Rusia y Crimea porque en Crimea tiene el ejército ruso buena parte de sus reservas", dijo el político alemán. Ello llevaría a Ucrania a retomar la iniciativa bélica, añadió.

Los Taurus, con alcance de 500 kilómetros, son superiores en radio de acción a los ATACMS estadounidenses, los Storm Shadow británicos y los Scalp franceses, de los que ya dispone Ucrania, además del permiso de utilizarlos contra territorio ruso.

En plena campaña electoral, Merz amenazó con enviar los Taurus a Ucrania en caso de que Moscú no accediera a detener sus ataques en cuanto asumiera el poder, en principio el 6 de mayo. El aún canciller alemán, Olaf Scholz, había rechazado el suministro de este tipo de misiles a Ucrania para evitar una confrontación directa con Rusia.

Pero tras la llegada de Trump al poder y su acercamiento a Rusia, los aliados europeos de Ucrania parecen ya desbocados. La andanada comercial lanzada por Trump y la obligación de aceptar alzas hasta ahora impensables en los aranceles a los productos europeos, mientras se negocian muchas otras, han terminado de quebrar los nervios en Europa. Los antaño influyentes países europeos ven menguar su influencia a nivel mundial ante estadounidenses, rusos y chinos, y han hecho de Ucrania su último bastión de resistencia ante el nuevo sistema geopolítico mundial propugnado por Trump.

La respuesta rusa a la amenaza de Merz fue contundente. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, vaticinó "una mayor escalada de la situación sobre Ucrania" que alargará la guerra.


Tropas danesas a Ucrania para aprender de la guerra


Dentro de estas apuestas europeas a favor de una mayor implicación en la guerra de Ucrania destaca la ahora formulada por Dinamarca, uno de los países que se ha significado más en el apoyo a Kiev. Este miércoles, el comandante en jefe del ejército de tierra danés, general Peter Boysen, anunció que Copenhague planea despachar a partir del verano un contingente militar a Ucrania para que aprendan técnicas de combate en un país en guerra.

El militar indicó que los soldados daneses, cuyo número no precisó, "no van a participar activamente en la guerra", sino que "van a aprender de las experiencias" de las tropas ucranianas.

Boysen no dio importancia a la certeza de que los soldados daneses se conviertan en objetivo de los rusos, como ya ha advertido Moscú ante los tanteos realizados por británicos y franceses para enviar tropas a Ucrania como asesores o como fuerzas de disuasión en caso de alto el fuego. No sería este el caso, pues el despacho de las tropas danesas sería en medio de la guerra actual.

"Si se produjera un ataque con misiles, los ucranianos disponen de buenos sistemas de alarma y buenos refugios. Yo mismo he pasado tiempo en algunos en Kiev", argumentó, ufano, el general danés.


Fuente: Público

jueves, 12 de septiembre de 2024

La idea de que la empresa rusa Gazprom se benefició del sabotaje del gasoducto Nord Stream es errada

 

Único periodista que ha viajado a los cuatro lugares de las explosiones del sabotaje del Nord Stream. Escribe la columna "Un americano en España" en Diario16+


     El 26 de septiembre de 2022, cuatro explosiones submarinas rompieron tres de los cuatro tramos de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, de 20.000 millones de dólares, que atraviesan el fondo del mar Báltico desde Rusia hasta Alemania.




Ese mismo día, Suecia y Dinamarca, en cuyas zonas económicas exclusivas se produjeron las explosiones, las calificaron de acciones deliberadas.

A las 48 horas de detectarse las fugas más recientes en los gasoductos, la OTAN las atribuyó a actos de sabotaje, mientras que la Unión Europea advirtió de que cualquier perturbación deliberada de las infraestructuras energéticas europeas es absolutamente inaceptable y será respondida con firmeza y unidad”.

Los gasoductos llegan hasta Alemania. Se iniciaron investigaciones por separado en Suecia, Dinamarca y Alemania. Tanto Estocolmo como Copenhague cerraron sus indagaciones sin identificar al autor. Berlín ha obtenido una orden de detención contra un ciudadano ucraniano sospechoso de formar parte del equipo que voló los gasoductos, según informan los principales medios de comunicación alemanes.

Varios “altos funcionarios de defensa y seguridad ucranianos no identificados que participaron o tuvieron conocimiento directo del complot” declararon supuestamente al Wall Street Journal que, aunque el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky aprobó inicialmente el ataque, la CIA se enteró y le instó a detenerlo, cosa que supuestamente hizo. Pero a pesar de la orden de Zelensky de detener el plan, su entonces comandante en jefe, Valeriy Zaluzhniy, que supervisaba la misión, “siguió adelante”.




En febrero de 2023, el veterano periodista de investigación Seymour Hersh publicó un reportaje, basado en una fuente anónima “con conocimiento directo de la planificación operativa”, en el que afirmaba que el sabotaje era una operación encubierta de la CIA.

Sin embargo, los saboteadores siguen en libertad, y aún no se han publicado pruebas concluyentes del Estado o Estados que planearon, ordenaron y ejecutaron la operación.




Casi inmediatamente después de las explosiones, el público medio estadounidense y europeo de los principales medios de comunicación se vio inundado de titulares y mensajes en los que se afirmaba contundentemente la culpabilidad rusa por la única razón de que el Kremlin era intrínsecamente diabólico. El presidente ruso Vladimir Putin, se afirmó sin pruebas, voló su propia infraestructura vital para “dañar, confundir, asustar, debilitar y dividir a los Estados objetivo, a la vez que mantenía una negación plausible”, y para “desestabilizar” la “seguridad energética” de Europa.

Las declaraciones de Roderich Kiesewetter, antiguo coronel alemán que ocupa un escaño en el Parlamento por la conservadora Unión Cristianodemócrata, ejemplifican esta limitada línea de pensamiento. “Se trata, pues, ante todo de una cuestión psicológica”, declaró a los medios de comunicación alemanes. “Rusia quiere sembrar dudas sobre el Gobierno y el Estado en su conjunto”.

Al pedirle más aclaraciones, la oficina del Sr. Kiesewetter dijo en un correo electrónico que «sólo intercambiamos información sobre este tema con los periodistas que conocemos.»

Por el contrario, la profundidad analítica de algunas de las acusaciones sin pruebas dirigidas a Rusia trascendía una mera evaluación manipuladora del presunto autor del ataque, argumentando que el gigante energético ruso Gazprom (propietario mayoritario de los gasoductos) se beneficiaba financiera y legalmente de la destrucción de los gasoductos.




Pero los acontecimientos ocurridos desde aquel fatídico día de septiembre de 2022 han puesto en duda las afirmaciones de que la empresa estatal Gazprom o Rusia se beneficiarían de la destrucción de los gasoductos.


Datos financieros


La mayoría de los expertos de think tanks y políticos que afirmaron que el sabotaje beneficiaría a Gazprom señalaron que la empresa energética rusa posee el 51% de Nord Stream 1, junto a cuatro empresas europeas, y el 100% de Nord Stream 2. Pocos detallaron lo crucial que es Gazprom para la salud fiscal del Estado ruso. Ninguno, al parecer, ha incorporado a su teoría anterior los recientes acontecimientos financieros y jurídicos que socavan la idea de que el sabotaje beneficiaría a Rusia o a Gazprom.

Hay pruebas de que la destrucción de los gasoductos ha contribuido significativamente a los problemas financieros de Gazprom. En mayo, Gazprom anunció unas pérdidas de 6.900 millones de dólares para 2023, lo que supone su primera pérdida anual en más de dos décadas. Reuters señaló que la sustancial pérdida se produjo “en medio de un menguante comercio de gas con Europa, antaño su principal mercado de ventas”.

El gasoducto Nord Stream 1 era la mayor fuente de suministro de gas ruso a Europa. Por sí solo, Nord Stream 1 era una vasta fuente de energía para las naciones de la UE, suministrándoles la nada despreciable cifra del 35% de todas las importaciones de gas ruso.

En 2021, Rusia exportó 155.000 millones de metros cúbicos (Bcm) de gas natural a la Unión Europea, lo que supuso aproximadamente el 45% de las importaciones de gas de la UE y casi el 40% de su consumo total de gas. En comparación, China, con más del triple de población que la UE, sólo importó 22.000 millones de Bcm de gas ruso por gasoducto en 2023.

En 2022, los ingresos del presupuesto federal ruso ascendieron a 407.000 millones de dólares. Gazprom, como mayor contribuyente de Rusia, aportó ese año 80.000 millones de dólares a las arcas públicas del país. Dada esta importante contribución, parece muy poco plausible que Rusia ponga en peligro una parte tan importante de sus ingresos presupuestarios federales, especialmente en un momento en el que está en guerra con Ucrania y, por extensión, con Occidente.

Incluso mientras Gazprom se enfrentaba a pérdidas récord debido a su fuerte descenso en las ventas a Europa, Rusia dijo que aumentaría los impuestos sobre la empresa energética. Hasta 2025 deberá pagarse al Estado un gravamen mensual de 500 millones de dólares, lo que pone de manifiesto la continua dependencia de Gazprom como fuente de ingresos. El aumento de los impuestos estaba destinado en parte a reforzar el presupuesto, que se enfrentaba a un déficit récord de 1,8 billones de rublos en enero de 2023.

A pesar de los datos financieros, que refutan la afirmación de que el ataque beneficiaría a Rusia o a Gazprom, numerosos expertos sostuvieron lo contrario. Entre ellos, Sergey Vakulenko, experto en energía del grupo de investigación Carnegie Endowment for International Peace. Vakulenko también fue jefe de estrategia e innovaciones de Gazprom Neft, filial de Gazprom, hasta febrero de 2022.

Una ironía del ataque es que la empresa rusa Gazprom sale potencialmente beneficiada: ya no tendrá que inventar excusas para no abastecer a Europa a través del Nord Stream 1”, escribió Vakulenko cuatro días después de las explosiones. “Ahora puede alegar fuerza mayor, lo que reducirá drásticamente el riesgo de reclamaciones de indemnización por volúmenes no suministrados”.

Pero es la propia destrucción de los gasoductos lo que probablemente se considere el golpe de gracia al suministro de gas ruso a través de gasoductos a Europa por al menos tres razones. En primer lugar, las sanciones occidentales impuestas anteriormente habrían obstaculizado las reparaciones. En segundo lugar, la reparación de los gasoductos llevaría meses, sino años. En tercer lugar, las reparaciones no podrían haber comenzado hasta que Alemania, Suecia y Dinamarca finalizaran sus investigaciones. “Por lo tanto, las explosiones cerraron por tiempo indefinido la posibilidad de que el gasoducto ruso regresara a Europa”, concluyen los autores de un estudio publicado en junio por el Oxford Institute for Energy Studies.

Esta clausura de la posibilidad de que el gas ruso fluya de nuevo a Europa a través del Nord Stream 1 y el amordazamiento de la potencialidad de suministros a través del Nord Stream 2 no han evolucionado en beneficio financiero de Gazprom.

Además del Sr. Vakulenko, al parecer otros innumerables expertos sostuvieron que el ataque beneficiaría a Gazprom o a Rusia. Dos casos son Mikhail Krutikhin, analista de la industria rusa del petróleo y el gas, y Andriy Kobolyev, fundador de la empresa energética Eney.

Al inutilizar los gasoductos, Rusia protege a Gazprom de demandas judiciales por no suministrar gas a sus clientes europeos”, declaró Kobolyev.

El Sr. Krutikhin hizo eco de la valoración del Sr. Kobolyev, declarando a The Odessa Journal que el sabotaje “sólo beneficia a un actor”, ya que “Gazprom se arriesga a que se presenten contra él, primero, casos de arbitraje y, después, litigios, y le quitará varios miles de millones de dólares en multas por contratos incumplidos.”

Otros expertos que sostienen que el ataque beneficiaría a Gazprom o a Rusia son, entre otros: Ariel Cohen, investigador principal del Atlantic Council; Emily Holland, del US Naval War College; Szymon Kardaś, investigador principal del European Council on Foreign Relations; Olga Khakova, subdirectora de seguridad energética europea del Atlantic Council; Agata Łoskot-Strachota, coordinadora del proyecto Energía en Europa del Center for Eastern Studies; Aura Sabadus, investigadora principal del Center for European Policy Analysis; y Simone Tagliapietra, investigadora de energía del think tank Bruegel.

Al igual que Vakulenko, Kobolyev y Krutikhin, ninguno de los expertos mencionados respondió a la solicitud de comentarios.


Evolución jurídica desfavorable para Gazprom


Puede comprobarse que el panorama jurídico actual, al igual que la evolución financiera, no ha sido propicio para Gazprom ni para Rusia. El sabotaje no fue reconocido como fuerza mayor por un tribunal de arbitraje, lo que contradice las valoraciones de los Sres. Kobolyev, Krutikhin y Vakulenko, que escribieron que “una fuerza mayor” reduciría “drásticamente el riesgo de reclamaciones de indemnización por volúmenes no entregados”. Uniper, una empresa energética alemana, anunció en junio que un tribunal de arbitraje con sede en Estocolmo le había concedido 13.000 millones de euros en concepto de daños y perjuicios por la no entrega de gas y el derecho a rescindir sus contratos con Gazprom, poniendo fin formalmente a su relación, que habría estado contractualmente en vigor hasta mediados de la década de 2030.




La sentencia del tribunal es trascendental y claramente desfavorable para Gazprom. Puede conducir a la exclusión de la empresa del mercado europeo: sus suministros a Europa se redujeron un 55,6% en 2023, según Reuters. Mientras tanto, la sentencia de 13.000 millones de euros supera significativamente el coste estimado de reparación de las dos tuberías de Nord Stream 1 y 2 hasta entre 10 y 20 veces, y es comparable al coste total de construcción de cualquiera de los dos gasoductos.

La sentencia no se ha hecho pública. Por lo tanto, la justificación del tribunal para recompensar una cantidad tan elevada por un corto periodo de no entrega, así como la gravedad de la terminación del contrato, quedan ocultas al escrutinio público. Pero la severidad de la decisión atestigua los enormes volúmenes que Nord Stream 1 había sido capaz de suministrar desde 2011: Uniper afirmó que ya había incurrido en al menos 11.600 millones de euros en pérdidas por los volúmenes de gas no entregados en el periodo aproximado de seis meses comprendido entre mediados de junio y noviembre de 2022.

Según el informe de junio del Oxford Institute for Energy Studies, “el alivio en forma de derechos de terminación concedido por el tribunal Uniper-Gazprom y, posiblemente, otros tribunales se traduce en efectos más inmediatos (pero también potencialmente graves desde el punto de vista financiero) para Gazprom en términos de pérdida de ingresos”.

Sobre todo, la sentencia del tribunal deja claro que invocar la fuerza mayor no sólo no protegió a Gazprom de la responsabilidad de compensación durante todo el período comprendido entre mediados de junio y agosto de 2022, cuando alegó que las sanciones eran un impedimento para las entregas, sino también después del sabotaje del Nord Stream en septiembre de 2022. “Esto, a su vez, confirma que ninguno de los dos acontecimientos fue reconocido por el tribunal como fuerza mayor”, aclaran los autores del informe del Oxford Institute for Energy Studies. En otras palabras, Gazprom fue considerada responsable de los volúmenes no entregados, a pesar de que sus gasoductos ya habían sido volados por un grupo, aún no identificado, de saboteadores de un Estado-nación desconocido.

El no reconocimiento en junio por parte del tribunal arbitral con sede en Estocolmo de la declaración de fuerza mayor de Gazprom también puede tener consecuencias de largo alcance para la empresa. “Si otros tribunales de arbitraje llegan a conclusiones similares a las del tribunal Uniper-Gazprom (permitiendo de esta manera a los clientes rescindir sus contratos) y si los compradores deciden hacerlo, el futuro del gasoducto ruso en Europa quedaría en gran medida excluido”, según el informe del Oxford Institute for Energy Studies.

Sentencias judiciales similares “significarían el fin de importantes exportaciones de gas ruso a Europa”, concluye el informe de Oxford.

Junto a estos acontecimientos jurídicos perjudiciales para Gazprom existe la posibilidad de otra repercusión negativa: el embargo de sus activos. Al día siguiente de que Uniper anunciara su indemnización de 13.000 millones de euros, el consejero delegado de la empresa energética austriaca OMV, financiadora de Nord Stream 2 y propietaria parcial del yacimiento ruso de gas de Yuzhno Russkoye, afirmó que “los pagos de cualquiera a Gazprom en Europa podrían ser embargados”.

Ese mismo mes, Reuters informó que Orlen, la mayor empresa energética de Polonia, advirtió que otras empresas productoras de gas europeas podrían embargar sus pagos por importaciones de Gazprom.

Parece lógico, pues, que Gazprom tenga derecho a saber quién está detrás del ataque a su infraestructura. Sin embargo, irónicamente, el gigante energético podría depender de Alemania para obtener respuestas. Alemania no sólo es el único país con una investigación aún abierta, sino que también se hizo con el 99% de Uniper en diciembre de 2022, rescatando a la empresa con 13.500 millones de euros de fondos públicos. Aunque al parecer Uniper ha estado reembolsando al gobierno, los contribuyentes alemanes, que soportaron los gastos de calefacción más caros de la historia en el invierno de 2022-2023, merecen igualmente que se les diga quién planeó y ejecutó el sabotaje del Nord Stream.

Llama la atención que Estados Unidos haya llenado el vacío, convirtiéndose en el mayor exportador mundial de gas natural licuado en el primer semestre de 2022 y manteniendo su primera posición en 2023.


Parlamentarios y funcionarios europeos afirmaron que el sabotaje beneficiaría a Rusia


Políticos y funcionarios del gobierno afirmaron que el sabotaje beneficiaría a Rusia. Entre ellos, Gerhard Schindler, antiguo jefe de la agencia federal de inteligencia alemana.

Rusia “es la que más gana con este acto de sabotaje”, afirmó Schindler. “La interrupción del suministro de gas puede justificarse ahora simplemente señalando a los gasoductos defectuosos, sin tener que esgrimir supuestos problemas en las turbinas u otros argumentos poco convincentes para romper los contratos de suministro.”

Ine Eriksen Søreide, presidenta del Comité Permanente de Asuntos Exteriores y Defensa del Parlamento noruego, se mostró de acuerdo con Schindler. “Es justo decir que hay un país que tiene interés en hacer lo que se ha hecho”, dijo. “Se trata de Rusia”.

Resulta significativo que Noruega suministre actualmente más del 30% del gas de la UE. Gazprom suministraba alrededor del 35% del gas europeo antes de la guerra de Ucrania, pero Bloomberg informó en mayo de que la empresa estatal noruega Equinor “desempeña ahora un papel destacado en los altibajos de los precios del gas en el continente”.

Del mismo modo, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, presidenta de la Comisión de Defensa del Parlamento Europeo, dijo que Rusia podría haber atacado “para sacudir nuestros mercados”.

La Sra. Strack-Zimmermann, que mantiene relaciones muy estrechas con los lobbies que representan a los fabricantes de armas y ha sido descrita como una “halcón de la defensa”, ha exigido aumentos del gasto militar alemán e incluso ha insistido en que las fuerzas armadas de Alemania activen a 900.000 reservistas.

Considerada “una estrella emergente” de la política europea, Strack-Zimmermann tampoco es nueva en la difusión de desinformación. Tras el impacto de un misil en territorio polaco, publicó un post en X en el que culpaba a Rusia sin pruebas. “Esta es la Rusia con la que algunos aquí absurdamente todavía quieren negociar”, escribió. “El Kremlin y sus presidiarios deben dar explicaciones inmediatamente”. Sin embargo, cuando quedó claro que el misil había sido disparado por las fuerzas ucranianas, borró el post.

A pesar de las acusaciones de estos políticos y funcionarios, los investigadores suecos y alemanes han desechado la teoría de que Rusia tuviera algo que ver con el sabotaje del Nord Stream. La relevancia de los buques rusos observados ha sido “descartada” por los investigadores alemanes y sus movimientos “han podido ser excluidos de la investigación”, informó el diario sueco Expressen. Las posiciones de los barcos “han sido cartografiadas y la conclusión es que no han estado en un lugar en el que pudieran haber llevado a cabo la acción”.

Mats Ljungqvist, fiscal jefe de la investigación sueca, declaró a The Guardian que ya estaba “al corriente” de los movimientos de los barcos rusos. “No se trata de información nueva para nosotros”, afirmó.

Ljungqvist declaró anteriormente a The New York Times: “¿Creo que fue Rusia quien voló Nord Stream? Nunca lo he pensado. No es lógico”.

Los reportajes han atribuido el ataque a Estados Unidos o a Ucrania.

En dos ocasiones, en febrero y luego en marzo de 2023, Estados Unidos bloqueó una petición rusa en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para establecer una investigación internacional sobre las explosiones.

Ninguno de los datos, obtenidos durante la única expedición independiente a los cuatro lugares de las explosiones (en la que participé), incluidas imágenes submarinas de drones, vídeos e imágenes de sonar, sugiere la implicación de Rusia.

Occidente y Estados Unidos en particular, con su Sistema Integrado de Vigilancia Submarina mundial y su preeminente recopilación de información de inteligencia, pueden identificar al autor. El propio Vakulenko escribió: “Si el autor fuera Rusia”, Occidente “sabría sin duda que Rusia está detrás de las explosiones”.

Sin embargo, a la vista de los acontecimientos financieros, jurídicos y geopolíticos, de las declaraciones públicas de los investigadores suecos y alemanes, así como de los datos de nuestra expedición y de las capacidades de vigilancia de Occidente, el Sr. Schindler afirmó que “hay muchos indicios de que se trata de una operación encubierta por parte de los rusos” tan recientemente como el mes pasado.

Cabe destacar que, durante su etapa como jefe del espionaje alemán, Schindler fue objeto de críticas tras las revelaciones filtradas en 2013 por Edward Snowden, ex colaborador de los servicios de inteligencia estadounidenses, de que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos había estado espiando a sus aliados, incluso interviniendo el teléfono de la entonces canciller alemana Angela Merkel.

Schindler, Søreide y Strack-Zimmermann no respondieron a las solicitudes de comentarios.


Los gasoductos seguían teniendo un gran valor para Rusia y Gazprom


Muchos analistas y expertos han afirmado que los gasoductos ya no tienen un valor significativo para Rusia, señalando con precisión que la propia Gazprom había cortado, en agosto de 2022, el flujo de gas a través del gasoducto Nord Stream 1.




Pero, al igual que las afirmaciones de que Rusia o Gazprom se beneficiarían del sabotaje de los gasoductos, los argumentos esgrimidos por el Sr. Vakulenko y otros parecen haber fallado con una contundencia comparable.

En primer lugar, los gasoductos constituían una sólida baza geopolítica para el Kremlin. En segundo lugar, Rusia había empezado a “calcular el coste de reparar el gasoducto y restablecer el flujo de gas”. Por último, la reparación de los gasoductos no había sido descartada por los accionistas europeos.

Por otra parte, las empresas del consorcio Nord Stream y, en última instancia, Gazprom podrían incluso esperar cobrar algún seguro por los gasoductos dañados”, escribió Vakulenko. “Dado que ya parecían destinados a convertirse en un activo varado, eso estaría lejos de ser el peor resultado para la gigantesca empresa”.

En estos puntos, la lógica de Vakulenko sólo se sostiene en parte. En marzo, Gazprom y los demás accionistas interpusieron una demanda de 400 millones de euros contra sus aseguradoras por negarse a pagar una indemnización por las explosiones que destrozaron Nord Stream 1. Sin embargo, esta suma, que presumiblemente se repartiría entre los accionistas, es una mera fracción de los miles de millones que Gazprom se embolsó por las entregas de gas a través de Nord Stream 1. También es una nimiedad al lado de la asombrosa pérdida de 6.900 millones de dólares de Gazprom, los aproximadamente 13.000 millones de indemnización que puede tener que pagar a Uniper y, sobre todo, la posible desvinculación de la empresa energética rusa del mercado europeo.

Según el análisis del Sr. Vakulenko, el valor de 10.000 millones de dólares de Nord Stream 2 se vio muy disminuido porque, en febrero de 2022, Alemania puso fin a su proceso de certificación, impidiendo que las entregas de gas llegaran a iniciarse. Pero también aquí su lógica es deficiente: La oferta de Rusia de suministrar gas a través del tubo B de Nord 2, el único ramal que no resultó dañado en el ataque, fue rechazada por Occidente. Además, Gazprom aún no ha presentado una demanda por daños y perjuicios relacionados con Nord Stream 2.

Dañar irreparablemente sus propios gasoductos parece “especialmente absurdo si Moscú quiere reservarse la opción de reanudar las entregas de gas natural a Europa en algún momento en el futuro, y seguir utilizando la energía como palanca política”, informó Der Spiegel.


A diferencia del Nord Stream 2, Gazprom ha demandado por daños y perjuicios al Nord Stream 1


En marzo, Nord Stream AG (un consorcio en el que Gazprom tiene una participación mayoritaria del 51%, junto con cuatro empresas energéticas europeas) presentó una demanda de 400 millones de euros contra Lloyd's of London y Arch Insurance por negarse a pagar una indemnización por las explosiones submarinas que destrozaron Nord Stream 1.

Lloyd's of London y Arch Insurance, con sede en las Bermudas, se negaron a pagar la indemnización, alegando que sus pólizas no cubren las explosiones submarinas que rompieron los tubos A y B del Nord Stream 1 porque los daños fueron infligidos por “un gobierno”.

En junio, Nord Stream AG respondió alegando que corresponde a los demandados, las aseguradoras occidentales, aportar pruebas que identifiquen al Estado-nación responsable de planificar, ordenar y ejecutar el sabotaje.

El caso del demandante [Nord Stream AG]... se basa en que se establezca el caso de los demandados, es decir, que los daños constituyen destrucción o daños a la propiedad por o bajo la orden de cualquier gobierno”, declaró Nord Stream AG en su Respuesta a la solicitud de información adicional de los Demandados. “Por lo tanto, el Demandante se basará a este respecto en los hechos y cuestiones que alegue y pueda probar el Demandado a este respecto”.

Esta dinámica del pleito es potencialmente incómoda para Occidente. Para evitar el pago de una indemnización sustancial, las aseguradoras occidentales pueden verse obligadas legalmente a identificar al país responsable de ese ataque, que inevitablemente será un país o países occidentales.

De lo contrario”, afirmaba la respuesta de Nord Stream AG, “la información adicional solicitada [prueba de qué “gobierno” es el autor del atentado] no es razonablemente necesaria y proporcional para posibilitar que los demandados preparen su propio caso o comprendan el caso al que tienen que hacer frente”.

(La respuesta de Nord Stream AG fue hecha pública por el ingeniero sueco Erik Andersson, que dirigió la única expedición de investigación privada, en la que yo participé, a los cuatro lugares de explosión de los gasoductos de Nord Stream).

Si las aseguradoras occidentales no consiguen identificar al “gobierno” culpable, podrían ser responsables de 400 millones de euros, una mera fracción de los más de 13.000 millones de euros en daños y perjuicios que un tribunal ha dictaminado que Gazprom debe pagar a Uniper. Para ellos, identificar al gobierno o gobiernos responsables equivaldría a admitir que el país (Ucrania, al que Occidente apoya en el conflicto con Rusia) cometió un acto de sabotaje contra las infraestructuras críticas a las que daban cobertura. A la inversa, si Estados Unidos es el autor, significa que el supuesto garante de la seguridad europea ha ejecutado un ataque contra sus protectorados. Cualquiera de las dos revelaciones sería mortificante para la OTAN y Occidente.


Suministro de gas: ¿Influencia geopolítica rusa o aniquilado por las sanciones occidentales?


Gazprom ha culpado a las sanciones occidentales de la reducción y posterior interrupción del suministro de gas a través de Nord Stream 1. El 14 de junio de 2022, Gazprom anunció que reducía el flujo, justificando la reducción “debido a que la alemana Siemens no ha devuelto a tiempo las unidades compresoras de gas tras su reparación”. Un mes después, el 14 de julio de 2022, Gazprom informó a varios compradores europeos en una carta, con fecha anterior al 14 de junio, de que declaraba retroactivamente fuerza mayor en las entregas. Por último, el 2 de septiembre de 2022, Gazprom anunció el cierre total de las entregas de gas a través de Nord Stream 1, alegando que las sanciones occidentales le habían impedido recibir las piezas necesarias para el mantenimiento y reparación de una turbina necesaria para el funcionamiento seguro del gasoducto.

Occidente replicó, acusando a Rusia de chantajear a Europa con energía en medio de la guerra de Ucrania y en el apogeo de la crisis energética europea. En julio de 2022, Alemania declaró que, dado que las piezas retrasadas debían utilizarse a partir de septiembre, su ausencia no podía estar relacionada con la reducción del flujo de gas. Al mes siguiente, el canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que la turbina podría enviarse a Rusia en cuanto aceptara su recepción. “Las sanciones actuales no afectan ni a la importación de la turbina a Europa ni a su exportación a Rusia”, afirmaba un comunicado de prensa del gobierno. Aún no está claro si la turbina y las piezas designadas para septiembre son las mismas.

Del mismo modo, el suministro de gas ruso no estaba sometido a sanciones de la UE en ese momento, lo que llevó a Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía, a rebatir que Moscú podía aumentar los suministros en un tercio si así lo decidía.

Antes de que la turbina pudiera ser devuelta a Rusia, el Presidente Vladimir Putin respondió que Gazprom exigiría documentación legal que confirmara que el equipo no estaba sujeto a sanciones y que cualquier mantenimiento futuro no se vería afectado por las sanciones.

¿Qué motivó realmente la declaración de fuerza mayor de Gazprom, su decisión de reducir y finalmente cortar el flujo de gas, y su aparente negativa a recibir la turbina? ¿Pretendía Rusia proteger el valor de su moneda y limitar su exposición a la congelación de activos, como decretó en marzo de 2022, exigiendo a los compradores que pagaran en rublos por el gas ruso? De ser así, estas medidas probablemente habrían salvaguardado las entregas de gas ruso en lugar de ponerlas en peligro.

O bien, ¿estaba Gazprom manipulando intencionadamente los volúmenes de gas para utilizarlos como moneda de cambio con Europa, con el objetivo de obtener concesiones geopolíticas sobre Ucrania?

Las respuestas a estas preguntas no están claras y puede que haya algo de cierto en ambas. Aunque las sanciones, la falta de una turbina y otros problemas de mantenimiento hicieron “inevitable” la reducción de los suministros, la “presión que la reducción de los flujos ejercía sobre Europa probablemente tampoco pasó desapercibida para la empresa”, según un informe de julio de 2022 del Oxford Institute for Energy Studies.


Acciones sospechosas de Gazprom


Aunque todas las evidencias se están revisando cuidadosamente, parece razonable esperar que algunas de ellas se desclasifiquen pronto”, escribió el Sr. Vakulenko el 30 de septiembre de 2022, cuatro días después de que se detectaran las fugas en los gasoductos.

Ahora, casi dos años después, no se ha desclasificado absolutamente nada.

Para ser justos, el Sr. Vakulenko y otros no han pretendido atribuir una responsabilidad concluyente por el ataque; simplemente han contribuido a la propagación generalizada del argumento falaz de que el sabotaje jugaría a favor de Gazprom o de Rusia. Esta forma de enmarcar la saga del Nord Stream ha inclinado sin fundamento el argumento hacia un engañoso desenlace de escasa culpabilidad rusa con el más endeble de los pretextos.




Pero algunos aspectos del comportamiento de Gazprom parecen sospechosos. La empresa dejó pasar 30 días antes de declarar fuerza mayor, enviando una carta a sus compradores europeos antedatada al 14 de junio. No hay pruebas de que realmente invocara fuerza mayor, aunque el procedimiento de arbitraje puede haber sido un “caso de manual” de fuerza mayor. Además, parece que Gazprom no dedicó amplios recursos legales para su defensa.

Estos esfuerzos superficiales de Gazprom (parece que no se molestó en nombrar a un árbitro, por ejemplo) pueden explicarse por la falta de previsión de la empresa ante una “sentencia sorprendente” e “histórica” en su contra. Desde el principio, la intención de Gazprom pudo haber sido hacer caso omiso de las sentencias de los tribunales internacionales y, en su lugar, “apostar por lo que parece ser una suposición general del mercado de que las perspectivas de que los compradores de gas puedan hacer cumplir cualquier sentencia contra Gazprom parecen sombrías”, según el informe de Oxford de junio. El trabajo también señala que la ejecución contra los activos de Gazprom es “probablemente una lucha cuesta arriba por motivos como las sanciones, la posible ocultación de activos y los procedimientos judiciales paralelos”.

A la sospecha de que Gazprom podía haber sabido en todo momento que no tenía intención de hacer frente a ninguno de los pagos por daños y perjuicios, y confiaba en que sus activos permanecerían a salvo, se añade la posibilidad de que el sabotaje no haya sido el acto masoquista que algunos acusaron a Rusia de cometer. No es “obvio que otros tribunales tampoco vayan a reconocer las explosiones del Nord Stream como casos de fuerza mayor”, escribieron los autores del informe de Oxford.

Por último, es posible que el sabotaje no haya perjudicado significativamente a la economía rusa. El Fondo Monetario Internacional espera que Rusia crezca un 3,2% en 2024, más rápido que todas las economías avanzadas. En comparación, se prevé que Alemania, el país que más dependía del gas ruso barato, sea la economía avanzada con peores resultados por segundo año consecutivo, según el FMI y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.



Los medios de comunicación y los expertos de los think tanks hacen propaganda


Los medios de comunicación y los expertos se han adjudicado el poder de inculpar a Rusia. “Rusia vuela gasoductos y declara una guerra energética total que ya puede haber perdido”, tituló la revista Time un artículo descaradamente arrogante pero profundamente infundado tres días después de la detonación de las bombas. “El ataque de Rusia a los gasoductos Nord Stream significa que Putin ha convertido la energía en un arma”, titulaba con total confianza 19FortyFive.Forbes siguió su ejemplo, informando sin fundamento de que “Rusia ha sido implicada en el ataque, aunque el Kremlin lo niega”.




¿Qué demonios está pasando en el sector energético? Sí, así es, podemos incluir una referencia a TikTok en un artículo sobre los mercados mundiales de materias primas”, continuaba extrañamente el artículo de Forbes. “Así es como lo hacemos”.

¿“Hacer” exactamente qué?, parece justamente una pregunta para Forbes. El medio de comunicación ofrece una respuesta, aunque perpleja: “Pero en serio... Es como un episodio de Jerry Springer. El único problema es que nos afecta a todos”. Así que si “todo esto le confunde, no se preocupe”, se dice a los lectores, porque Forbes “va a explicarle de lo que va, los problemas que se avecinan y cómo los inversores pueden navegar por estas aguas inexploradas”.

En el momento de escribir estas líneas, ni Forbes, ni 19FortyFive ni Time han escrito una corrección para abordar o rectificar las tergiversaciones e inexactitudes de sus artículos. Tampoco lo ha hecho la multitud de medios de comunicación que publican artículos falsos o sin fundamento.

La cobertura del sabotaje en los principales medios de comunicación y en las revistas del establishment se ha negado casi invariablemente a vincularlo con los problemas financieros y legales de Gazprom o con la disminución de la influencia geopolítica de Rusia en Occidente. El único medio que ha roto la omertà ha sido el Financial Times, que en febrero escribió que “Gazprom parecía estar en una posición mucho mejor”, pero que “sus perspectivas cambiaron en septiembre de 2022 cuando las explosiones submarinas rompieron los gasoductos Nord Stream... reduciendo drásticamente la capacidad de Moscú de utilizar el combustible como palanca”.

Tal admisión de que el sabotaje perjudicó tanto a Rusia como a Gazprom debilita la idea, expuesta por el Sr. Vakulenko y otros, de que destruir su propia infraestructura les beneficiaría. Irónicamente, el propio Vakulenko no sólo aparece citado en el artículo de febrero del Financial Times, sino que también ha sido citado en el periódico siete veces y ha escrito dos artículos de opinión para el periódico desde que los explosivos perforaron los gasoductos hace más de 600 días: tiempo de sobra para ajustar su análisis en función de ello.

El Sr. Valenko fue citado por última vez en el periódico el 22 de julio de 2024, pero no ha utilizado ninguna plataforma para conciliar sus afirmaciones iniciales con los hechos ahora disponibles. (Al parecer, lo más cerca que Vakulenko estuvo de reconocer que el sabotaje perjudicó a Rusia o a Gazprom fue en junio de 2023, cuando se refirió a las inversiones en los gasoductos como meros “costes irrecuperables”, pero no ofreció más detalles, aparte de señalar que la venta de gas por gasoducto a China nunca podrá reemplazar el diezmado suministro de gas ruso”.


Gazprom y Rusia salieron perjudicados, no beneficiados, del sabotaje al Nord Stream


A raíz de los acontecimientos financieros y jurídicos ocurridos desde el sabotaje, que ha durado casi dos años, algunos expertos han tomado medidas para rectificar, admitiendo que Rusia y Gazprom se vieron afectadas, y no favorecidas, por la destrucción de los gasoductos Nord Stream 1 y 2.

En septiembre de 2023, Andreas Umland, analista del Stockholm Center for Eastern European Studies, dijo que Rusia pudo haber intentado “matar dos pájaros de un tiro” al volar los gasoductos.

Al preguntársele a qué se refería, Umland explicó que un pájaro era debilitar el apoyo occidental a Ucrania. Las «acusaciones» que implican a Ucrania pueden hacer creer a los europeos que «los ucranianos no son mucho mejores que los rusos porque volarían gasoductos», me dijo.

El segundo pájaro, según Umland, es que el sabotaje puede facilitar que Gazprom evite las reclamaciones de indemnización por volúmenes no entregados. Sin embargo, cuando se le preguntó si, a la luz de las dificultades financieras de Gazprom y de la sentencia desfavorable del tribunal, reconoció que sólo uno de esos pájaros puede seguir siendo cierto hoy en día.

«Creo que [el sabotaje] sigue siendo una fuente de discordia», me dijo Umland. «Pero está claro que toda esta guerra no beneficiaba a Gazprom».


El mayor daño tanto a Rusia como a Gazprom 

se sigue omitiendo


El mayor daño tanto para Rusia como para Gazprom fue doble: En primer lugar, es probable que el sabotaje haya asestado el golpe definitivo al gasoducto ruso en Europa. En segundo lugar, la sentencia del tribunal de arbitraje que permite a Uniper rescindir sus contratos vigentes con Gazprom (y posiblemente sentencias similares de otros tribunales) cerrará en gran medida el futuro de las ventas rusas de gas por gasoducto al continente europeo.

Blandir los suministros de gas para ocupar un terreno geopolítico más elevado es muy diferente de colocar bombas en tus propias infraestructuras críticas y cortar permanentemente el acceso a tu mayor mercado. Esto por sí solo subraya la deficiencia y lo incompleto de los argumentos que afirman que las luchas de Gazprom y la consiguiente pérdida de ingresos para el Estado ruso son “totalmente autoinfligidas”.

Sin embargo, a pesar de los numerosos hechos que han surgido desde el ataque, el daño causado a Rusia y a Gazprom por el sabotaje sigue siendo ignorado voluntariamente. Los políticos y expertos que afirmaban que el sabotaje sería beneficioso para Rusia o Gazprom desde el punto de vista financiero, jurídico o geopolítico parecen haberse limitado a hojear los primeros capítulos de la historia del Nord Stream. Hasta ahora, casi ninguno de ellos se ha autocorregido públicamente tras familiarizarse precipitadamente con su compleja trama. Pero, como el autor del sabotaje aún no ha sido desenmascarado, todavía tienen la oportunidad de encargar por adelantado la secuela inacabada del libro. Quizá acabe siendo un bestseller internacional.


Fuente: Diario 16+