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jueves, 17 de abril de 2025

Europa reacciona ante la inacción de Trump en Ucrania: más sanciones, supermisiles y envío de tropas

 

      Periodista y analista para Público en temas internacionales. Especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar.


El plan danés de enviar tropas a Ucrania para “aprender” de la guerra, los misiles alemanes y las nuevas sanciones a Moscú disparan la presión europea a la entente de EEUU y Rusia.


     Europa no se lo está poniendo fácil al presidente estadounidense, Donald Trump, y a su estrategia para finiquitar la guerra de Ucrania cuanto antes. Pese a las noticias que llegan del campo de batalla, donde Rusia mantiene la iniciativa y el ejército ucraniano es incapaz de recobrar un solo kilómetro del territorio anexionado por Moscú desde hace tres años, los aliados europeos de Kiev siguen convencidos de que se puede torcer el brazo militarmente al Kremlin.

Por eso desconfían de las negociaciones que está llevando a cabo EEUU con Rusia, pues ratificarían las anexiones rusas, y apuestan por gastar miles de millones de euros en el envío de armas al frente aunque de momento hayan dado pocos frutos. Es en este contexto en el que Europa ha decidido pasar nuevas líneas rojas en su confrontación con Rusia.


El presidente de EEUU, Donald Trump, habla con la prensa durante un vuelo en el Air Force One, el 6 de abril de 2025.

Además, este apoyo a Ucrania está sirviendo a Bruselas para lanzar un pulso a Washington y llevar al terreno geopolítico la pugna que mantienen europeos y estadounidenses por la cruzada arancelaria de Trump. Los países de la UE tienen mucho que perder con esta ofensiva de tasas de EEUU, pero al menos pueden poner muy nerviosa a la Casa Blanca con su furibunda política exterior antirrusa cuando lo que quiere Trump es concentrar sus esfuerzos en China e Irán.


Soldados ucranianos en Donetsk el 16/04/2025.


Asfixiar a Rusia con nuevas sanciones


Esta semana, la UE confirmó que multiplicará sus esfuerzos para sancionar a Moscú. Uno de los más implacables enemigos que tiene Rusia en Europa, el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, reclamó este lunes "las sanciones más duras contra Rusia, para asfixiar su economía e impedirle alimentar su esfuerzo de guerra".

Con una similar posición se manifestó la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, quien, tras participar en un Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión, afirmó que es necesario "ejercer la presión, la máxima presión, sobre Rusia, para que realmente ponga fin a esta guerra, porque hacen falta dos para querer la paz".

El problema en este conflicto es que nadie parece querer la paz, salvo Trump, aunque en este caso sus razones son tan oportunistas como las del resto, con su plan para apoderarse de la mitad de los recursos energéticos y minerales estratégicos de Ucrania en cuanto se firme la paz o con su interés en la reconstrucción de la arquitectura de seguridad europea al concluir la guerra, con más compras al complejo armamentístico estadounidense.

Este rearme de una Europa deseosa de participar en los pingües beneficios de las industrias armamentísticas necesita de un enemigo exterior "permanente" y ninguno mejor que Rusia. El miedo a los rusos es uno de los argumentos enarbolados por los 27 para "animar" a los ciudadanos europeos a acatar ese multimillonario esfuerzo en defensa y seguridad, a costa de los beneficios sociales, la sanidad, las pensiones y otras partidas del sistema de bienestar construido durante décadas en el viejo continente.


La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habla en la Academia de Oficiales del Ejército en el Castillo de Frederiksberg , Dinamarca.


Nadie quiere una tregua


Si los europeos no están por la negociación de un armisticio del que además han sido excluidos por Trump, menos lo está el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. El líder ucraniano se encuentra entre la espada y la pared: mientras trata de impedir que su país sea derrotado por Rusia, intenta a la vez conseguir más armas para resistir, aconsejado por los lobbies belicistas de Bruselas, y, a la par, almacenar el mayor volumen posible de armamento para que, cuando se firme la paz, Ucrania tenga mucho que decir en la nueva Europa de postguerra.

Tampoco tiene prisas en alcanzar un acuerdo de paz Rusia, al menos hasta que consolide todas sus conquistas y termine de ocupar esas partes de las cuatro regiones ucranianas ya anexionadas y que considera imprescindibles para su propia seguridad.

Mientras refuerzan sus posiciones bélicas, tanto Rusia como Ucrania hacen el paripé sobre su cumplimiento supuesto de la tregua de un mes bajo la égida de EEUU que prohibió el ataque a las infraestructuras energéticas del enemigo y cuyo plazo terminaba este miércoles. En realidad, ninguno de los contendientes respetó mínimamente este alto fuego.

Los ucranianos afirman que los rusos violaron tal tregua al menos en treinta ocasiones. Moscú señala que quienes han violado reiteradamente el acuerdo, que entró en vigor el 18 de marzo, han sido los ucranianos. Este mismo miércoles, el Ministerio de Defensa ruso acusó al ejército de Ucrania de dejar a más de 20.000 personas sin electricidad en la región de Bélgorod. También denunció sendos ataques con drones a instalaciones energéticas rusas en las regiones fronterizas de Briansk y Kursk.


Los deseados Patriots que nadie da ya a Kiev


En esta situación peliaguda, en las que los rusos han aumentado sus ataques a objetivos militares ucranianos localizados en núcleos de población, sin que muestren ya pudor alguno en causar víctimas civiles con sus misiles balísticos, Zelenski ha pedido a EEUU la venta de sistemas antimisiles Patriot, que antes le suministraban el propio Pentágono y sus aliados europeos, pero que ahora ni unos ni otros parecen tener deseos de entregar gratis.

Tal intención de adquirir esos eficaces sistemas antiaéreos, los únicos capaces de derribar los misiles Iskander rusos, fue formulada el pasado fin de semana en una entrevista que dio Zelenski a la cadena de televisión CBS y reiterada el martes al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. La idea de Zelenski es comprar por 15.000 millones de dólares una decena de sistemas Patriot, con los que se habrían evitado ataques como los realizados en los últimos días contra las localidades ucranianas de Krivói Rog y Sumi, y que se saldaron con más de medio centenar de civiles asesinados por los misiles balísticos rusos.

Trump, quien no simpatiza con Zelenski, arremetió contra el presidente ucraniano el lunes y le pintó como un pedigüeño que "siempre está buscando misiles". El mandatario estadounidense dejó entrever que su país no está ya dispuesto a entregar ese tipo de armamento. "No se empieza una guerra contra alguien veinte veces más grande y luego se espera a que la gente te dé misiles", le indicó, acusando incluso a Zelenski de haber comenzado la guerra contra Rusia.

Este tipo de sistemas antimisiles es una de las armas más eficaces empleadas por Ucrania para frenar los ataques contra ciudades e infraestructuras. Sin embargo, su elevado coste y la escasez de unidades lo convierten en la joya de la corona de los suministros de armas occidentales.


El supermisil Taurus


Como lo es también el misil de largo alcance alemán Taurus, que hasta ahora Berlín se había negado a entregar a Ucrania, pero que puede convertirse en un contrapeso suficientemente poderoso como para alargar más la guerra y ocasionar daños sustanciales en Rusia, sobre todo contra objetivos militares y civiles muy alejados de la frontera ucraniana.


Misil de largo alcance alemán Taurus.

El que será con probabilidad nuevo canciller alemán, el democristiano Friedrich Merz, reiteró este semana su intención de enviar estos misiles Taurus de largo radio a Ucrania en cuanto jure su cargo a principios de mayo.

Merz también sugirió que estos misiles podrían ser empleados por Kiev para "destruir la principal comunicación terrestre entre Rusia y Crimea", la península ucraniana anexionada por Moscú en 2014. Ello permitiría, agregó el político germano, cortar el suministro a las tropas rusas desplegadas en el sur ocupado de Ucrania.

Se refería Merz a la destrucción del puente de Kerch, que sufrió ya dos ataques en el curso de la guerra. "Ucrania tiene que estar en condiciones de destruir la comunicación más importante entre Rusia y Crimea porque en Crimea tiene el ejército ruso buena parte de sus reservas", dijo el político alemán. Ello llevaría a Ucrania a retomar la iniciativa bélica, añadió.

Los Taurus, con alcance de 500 kilómetros, son superiores en radio de acción a los ATACMS estadounidenses, los Storm Shadow británicos y los Scalp franceses, de los que ya dispone Ucrania, además del permiso de utilizarlos contra territorio ruso.

En plena campaña electoral, Merz amenazó con enviar los Taurus a Ucrania en caso de que Moscú no accediera a detener sus ataques en cuanto asumiera el poder, en principio el 6 de mayo. El aún canciller alemán, Olaf Scholz, había rechazado el suministro de este tipo de misiles a Ucrania para evitar una confrontación directa con Rusia.

Pero tras la llegada de Trump al poder y su acercamiento a Rusia, los aliados europeos de Ucrania parecen ya desbocados. La andanada comercial lanzada por Trump y la obligación de aceptar alzas hasta ahora impensables en los aranceles a los productos europeos, mientras se negocian muchas otras, han terminado de quebrar los nervios en Europa. Los antaño influyentes países europeos ven menguar su influencia a nivel mundial ante estadounidenses, rusos y chinos, y han hecho de Ucrania su último bastión de resistencia ante el nuevo sistema geopolítico mundial propugnado por Trump.

La respuesta rusa a la amenaza de Merz fue contundente. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, vaticinó "una mayor escalada de la situación sobre Ucrania" que alargará la guerra.


Tropas danesas a Ucrania para aprender de la guerra


Dentro de estas apuestas europeas a favor de una mayor implicación en la guerra de Ucrania destaca la ahora formulada por Dinamarca, uno de los países que se ha significado más en el apoyo a Kiev. Este miércoles, el comandante en jefe del ejército de tierra danés, general Peter Boysen, anunció que Copenhague planea despachar a partir del verano un contingente militar a Ucrania para que aprendan técnicas de combate en un país en guerra.

El militar indicó que los soldados daneses, cuyo número no precisó, "no van a participar activamente en la guerra", sino que "van a aprender de las experiencias" de las tropas ucranianas.

Boysen no dio importancia a la certeza de que los soldados daneses se conviertan en objetivo de los rusos, como ya ha advertido Moscú ante los tanteos realizados por británicos y franceses para enviar tropas a Ucrania como asesores o como fuerzas de disuasión en caso de alto el fuego. No sería este el caso, pues el despacho de las tropas danesas sería en medio de la guerra actual.

"Si se produjera un ataque con misiles, los ucranianos disponen de buenos sistemas de alarma y buenos refugios. Yo mismo he pasado tiempo en algunos en Kiev", argumentó, ufano, el general danés.


Fuente: Público

jueves, 6 de marzo de 2025

EEUU empuja a Ucrania hacia la capitulación y fuerza a la UE a optar entre la guerra o la paz de Trump

 

      Periodista y analista para Público en temas internacionales. Especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar.


Trump tumba el tablero de Ucrania: deja a Kiev sin las armas de EEUU y acorrala a Europa para que elija entre su plan de paz y una guerra perdida de antemano.


     El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado una vuelta de tuerca más a la guerra de Ucrania. Ha puesto contra la pared a Kiev, empujándola hacia la capitulación ante Rusia al privarle de la ayuda militar más importante, la estadounidense. También ha abocado a sus aliados europeos a un camino que puede cambiar la faz de Europa: el del militarismo exacerbado, con la renuncia a décadas de conquistas sociales y bienestar, pasando antes por la derrota en Ucrania.


El apoyo estadounidense ha sido crítico para el esfuerzo bélico ucraniano.

Mientras Trump decidía si levantaba las sanciones impuestas a Rusia por su invasión de Ucrania hace tres años, los ecos de su decisión de suspender la ayuda militar de su país a Kiev retumbaban en Europa y avisaban de que a partir de ahora ya nada será como antes. La guerra aparece sentenciada, supeditando a Ucrania a las condiciones de Rusia y EEUU.

E igual de importante: la fractura entre Washington y Bruselas se amplía, y el acercamiento entre EEUU y Rusia parece imparable. "Este nuevo gobierno (de Trump) está cambiando rápidamente todas las configuraciones de política exterior. Esto coincide mayormente con nuestra visión", según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.


Rusia y EE.UU. han acercado posturas desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Si Europa decide apoyar a Ucrania militarmente y continuar una guerra que Trump quiere finiquitar ya, el choque entre Bruselas y Washington será inevitable y de proporciones inciertas, para regocijo de Rusia. Según analizó Peskov este martes, el paso dado por Trump "es una decisión que, efectivamente, puede empujar al régimen de Kiev a un proceso de paz". El proceso de paz que negocian Moscú y Washington, sin Kiev ni Bruselas.

De poco podría servir que este martes, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lamentara su enfrentamiento el viernes pasado con Trump en la Casa Blanca, uno de los pretextos para el paso que ha dado ahora el presidente de EEUU, y pidiera "arreglar las cosas" y reanudar "la cooperación y la comunicación".


Los presidentes de Ucrania, Volodímir Zelenski, y de EEUU, Donald Trump, durante su reunión en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Zelenski también pidió este martes una tregua marítima, aérea y contra las infraestructuras energéticas, tal y como ya propusieron el domingo Reino Unido y Francia y a la que ni EEUU ni Rusia prestaron atención alguna.



Suspender toda ayuda militar a Ucrania



No por esperada ha sido menos demoledora la orden de Trump de paralizar toda la ayuda militar estadounidense a Ucrania, incluidas las partidas ya comprometidas por su antecesor en la Casa Blanca, Joe Biden, y los cargamentos que ya están camino del país en guerra. Este paso refuerza la estrategia de Trump de negociar solo con los poderosos, en este caso Rusia, y obligar a quienes considera actores secundarios de este drama a aceptar las consecuencias.

La orden bloquea el envío de munición, misiles de larga distancia, sistemas antiaéreos clave, sistemas de radar y detección de incursiones enemigas, tanques, blindados, cañones, etc. Por ejemplo, sin los sistemas de misiles Patriot de largo alcance, el ejército ucraniano tendrá muy difícil abatir los misiles balísticos rusos y los aviones de combate que Moscú está utilizando en la línea de frente para lanzar bombas planeadoras y todo tipo de cohetes contra las fuerzas ucranianas.


El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, junto a una batería de misiles Patriot suministrada por EEUU.

Queda por ver si también afecta a la asistencia en materia de inteligencia y guiado satelital de misiles, sin la cual, el ejército ucraniano puede quedar ciego ante el enemigo hasta que sea suplido por sistemas similares británicos o de países de la UE.

La ayuda militar de EEUU a Ucrania desde que empezó la guerra y hasta el pasado febrero fue de 62.420 millones de euros, un 28,2% más que el apoyo europeo en armamento y otras partidas militares, estimado en 48.700 millones de euros.



Solo Trump pude detener la guerra, dice Marco Rubio



Funcionarios de la Casa Blanca han indicado que el bloqueo del envío de armamento estadounidense a Ucrania se mantendrá hasta que el Gobierno ucraniano "demuestre un compromiso de buena fe con la paz". Eso equivale a aceptar los términos que le dicte Washington tras hablar con Moscú.

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó al respecto que Trump "es el único líder en el mundo que tiene ahora siquiera una posibilidad de poner fin a la guerra en Ucrania y hacerlo de forma duradera". Rubio dejó claro con quién está negociando la Casa Blanca para solucionar el conflicto: "Queremos llevar a los rusos a la mesa de negociación. Queremos explorar si la paz es posible".

La orden de Trump viene tras la confrontación que tuvo el viernes pasado en la Casa Blanca con Zelenski, a quien imprecó por no hacer suficiente por la paz y por "jugar con una guerra nuclear".


Trump reprende a Zelensky en la Casa Blanca.

Este domingo, Zelenski replicó que un acuerdo de paz "está todavía muy, muy lejos". Venía a decir que la negociación abierta por Trump con el presidente ruso, Vladimir Putin, no está sirviendo para nada. Y así lo entendieron en Washington, si ya estaba airado Trump con Zelenski, esa afirmación colmó el vaso.



Riesgo de decisiones precipitadas en Kiev y Bruselas



El peligro ahora es que Zelenski y sus aliados europeos tomen decisiones que pudieran avivar más el conflicto. Entre tales acciones extremas podrían figurar la conversión de la guerra de Ucrania en una cruzada de Europa contra Rusia, con el envío de decenas de miles de millones de euros en armamento (comprado a EEUU, y ésta es otra) e hipotecando así la maltrecha economía europea.

Otra posibilidad sería la que están barajando desde hace meses países como Francia o el Reino Unido y que reiteraron este domingo en la cumbre europea de Londres: enviar tropas coaligadas a Ucrania, preferentemente cuando se declare un alto el fuego, aunque no sea imprescindible para ello la firma de un armisticio.

El despliegue de tropas supone dar un paso al vacío. La intención de Londres y París no es tanto que puedan combatir a los rusos, sino que, como fuerzas de interposición, es decir, escudos humanos, disuadan a Moscú de atacar por tierra o bombardear las posiciones ucranianas donde puedan estar desplegados estos soldados "coaligados".

Este jueves, en la cumbre que acoge Bruselas, se verá que pasos piensa dar la Unión Europea y cómo acomodarlos a los que dé Londres, hasta ahora el mayor aliado europeo de Washington y que se ve en la disyuntiva de virar hacia una Europa empeñada en la defensa a ultranza de Ucrania, o mantener sus lazos con EEUU.



La OTAN en el filo de la navaja



Si la UE opta por multiplicar sus envíos de armas a Ucrania para que este país siga resistiendo a Moscú, estará desafiando directamente los planes de Trump y éste podría presionar allí donde más les duele a los europeos, es decir, con más aranceles económicos o derruyendo el sistema de seguridad común transatlántico construido en torno a la OTAN.

Si la OTAN parecía que había salido muy fortalecida con la guerra contra Rusia, ahora, en menos de dos meses de presidencia de Trump, se ha visto cuestionada y está en la situación más endeble desde su creación en 1949.

Con su acercamiento a Rusia, Trump obliga a los europeos a rehacer su estrategia de seguridad, disparar su gasto en armamento, impulsar las industrias de defensa nacionales y ahondar en la cohesión comunitaria para afrontar esos costes.

A Trump le encanta la posibilidad de que los europeos tripliquen sus gastos en armas y fortalezcan la OTAN, mientras gastan mucho dinero y pierden competitividad en el comercio internacional. Pero no querrá en absoluto que parte de ese dinero vaya a entorpecer sus planes para "pacificar" Ucrania.

Otro paso para parar los pies a los europeos que quieren que la paz se dirima en los campos de batalla de Ucrania lo dará Trump en cuanto empiece a levantar las sanciones que impuso Biden a Rusia en estos tres años de guerra.

Ello significará que la Casa Blanca no reconoce la culpabilidad de Moscú por la invasión. Además, la retirada de sanciones permitirá a Putin reforzar la economía de guerra que está permitiendo a Rusia aguantar la contienda.



Europa por el rearme



En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha apostado sin tapujos por el militarismo y la carrera armamentística en Europa. "Estamos en una época de rearme", repitió como un mantra este martes.

Von der Leyen, quien siempre apostó por la derrota rusa como única salida al conflicto, presentó una serie de propuestas para movilizar 800.000 millones de euros destinados a gastos de defensa en la UE. El plan, llamado "Rearmar Europa" tiene un mecanismo especial para aportar 150.000 millones de euros en préstamos a los miembros de la UE, que podrán también ayudar a armar de manera inmediata y masiva a Ucrania.

La UE captará esos 150.000 millones de euros con emisiones de deuda y los transferirá a los Estados miembros en forma de créditos. Es decir, se disparará el endeudamiento de los Veintisiete y, de nuevo, las compras de armas beneficiarán a los grandes fabricantes estadounidenses, hasta que los países de la UE tengan una capacidad de manufactura adecuada.

Que no se haya establecido una cifra para comprar armas con destino a la guerra, pone de manifiesto las muchas dudas que hay en el propio seno de la Unión sobre el futuro del conflicto y la repercusión que la congelación de la ayuda estadounidense tendrá en el mismo.



De nuevo los mensajes catastrofistas



Para aplacar tantas dudas y la desconfianza que empieza a crecer en la izquierda europea sobre la forma en que tan brutales inversiones en defensa repercutirán en la vida de los europeos, este martes, el ministro de Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, lanzó una proclama en la que afirmó que "la línea del frente contra Rusia" es "la primera línea de defensa para Europa y Francia".

"La decisión de EEUU de suspender la ayuda militar a Ucrania significa que ahora es responsabilidad de Europa hacer todo lo posible para garantizar que Ucrania pueda mantener la línea del frente contra Rusia", señaló Barrot, uno de los políticos europeos más catastrofistas en esta crisis, que habla un día sí y otro también sobre la inminencia de una guerra con Moscú.

A la par, Barrot subrayó la necesidad de que Europa "rompa con su dependencia" de las armas estadounidenses, algo que parece bastante difícil en las circunstancias actuales, si es que los europeos quieren encontrar material suficiente para impedir que Ucrania caiga en cuestión de meses.


Fuente: Público

lunes, 3 de marzo de 2025

La arrogancia yanqui, la derrota europea y la tragedia ucraniana

 

      Escritor y filósofo italiano. Activista de la izquierda.


Uno contiene la respiración mientras los dementes hombres blancos del Ku Klux Klan global desatan su último baile, cortando y saqueando recursos que son vitales para miles de millones de personas. Se preparan para un genocidio a gran escala, y mientras tanto se preparan para luchar entre ellos, mientras los incendios y las inundaciones devoran la tierra y lo que queda de la civilización se desmorona.


Sevilla, La Cartuja.


La arrogancia de los ganadores imaginarios


     En Vuelta de Siglo Bolívar Echeverría explicó hace unos años que la transición al siglo XXI consiste esencialmente en la instauración de la cosmovisión barroca en lugar de la arquitectura gótica de la sociedad industrial.

Jean Baudrillard ya lo sabía cuando, en 1977, escribió el libro más importante de esa década, Intercambio simbólico y muerte. Mario Perniola lo dijo muy claramente en La sociedad de los simulacros: en el mundo futuro el simulacro ocupará el lugar de la realidad.


El mundo que estaba por venir ya ha llegado



Un programa informático generó el vídeo que pone la situación en su justo lugar en el desolado desierto de Gaza.


En la Documenta de Kassel de 2017, me atreví a proponer una performance llamada Auschwitz en la playa, pero los medios alemanes me acusaron de antisemitismo y un ministro me acusó de provocador de mal gusto.


Auschwitz en la playa.

El arrogante Donald Trump copió mi idea y produjo un video que muestra cómo Auschwitz en la playa fue trasladado a Gaza.


Donde ayer había campos de concentración, niñas muriendo de hambre, sed y frío, tanques aplastando cuerpos ensangrentados, columnas de familias reducidas al agotamiento y perseguidas por drones asesinos, finalmente se han levantado rascacielos, caen dólares de una estatua dorada de Trump, niños resucitados de fosas comunes corren felices a recoger el maná que bíblicamente cae del cielo y finalmente el buen Netanyahu está tomando el sol en la playa en una tumbona al lado del buen Papá Noel Donald Trump.

Mientras tanto, el acrobático Musk despide a miles de personas de departamentos gubernamentales, ordena a los funcionarios del FBI que revelen lo que han hecho en la última semana y lanza proyectos faraónicos para la colonización del espacio exterior.

Ya era hora, los estaba esperando desde que un pequeño periódico llamado A/traverso declaró con valentía: Las informaciones falsas producen hechos verdaderos. Era el año 1976.


Atención chicos. No hay necesidad de sorprenderse. No es momento de defender los derechos humanos, la constitución, los buenos sentimientos, la democracia y todas esas cosas viejas y pasadas de moda. La generación que vino al mundo con un joystick en una mano y un teléfono móvil en los ojos no escuchará: se deslizará como otros tantos ratones en la picadora algorítmica que los transformará en esclavos deprimidos pero felices hasta que despierten, y entonces será demasiado tarde.

El cinismo es parte del juego barroco. La realidad gótica se borra por la fuerza de la enunciación algorítmica, montones de cadáveres se amontonan por todas partes, gigantescas excavadoras los entierran junto con el siglo XX, y finalmente podremos volar en alas de la fantasía asistida por computación, inteligencia artificial e inmersión virtual en el Mediaverso introyectado con un dispositivo Neuralink.

Aguanten la respiración, muchachos, y esperen un poco.

No es un hecho que los genios de la informática hayan entendido todo acerca de cómo funciona la realidad de los cuerpos que gimen, sufren y a veces mueren.

No sé cómo termina (nadie lo sabe), pero haré mi profecía, y como siempre me arriesgo a acertar.


El aventurerismo mediático-demiúrgico ya está produciendo un desmoronamiento de la realidad geopolítica global, y pronto producirá efectos de desmoronamiento de la propia sociedad estadounidense.


Todos esos millones de trabajadores estadounidenses a los que Musk amenaza alegremente tienen un rifle en su sótano. Decenas de miles de funcionarios del FBI humillados y tratados como niños de escuela por una banda de alegres violadores manejan bases de datos y pueden perturbar el orden de la vida estadounidense. El Estado profundo es real, no es una invención de Steve Bannon y, tarde o temprano, está destinado a tomar represalias en defensa de sus sórdidos intereses que Elon cree que puede ignorar.

(Y tal vez las milicias de Steve Bannon se aliarán con los enemigos de Musk).

Aquí nadie tiene coraje”, dijo a CNN un empleado de la Agencia de Protección Ambiental. “Musk quiere acabar con la EPA porque no le importa el medio ambiente. Los funcionarios de la EPA están tratando de ser complacientes con la esperanza de evitar recortes más profundos. Pero cuando intentas apaciguar a un acosador con obediencia, sólo le das permiso para acosarte aún más".

Los trumpistas ganaron las elecciones contra un Partido Demócrata de idiotas e hipócritas corruptos, pero la arrogancia de los ganadores está despertando una némesis subterránea que pronto estallará, con la ayuda de los incendios en las metrópolis y las próximas epidemias inminentes para las que Kennedy ha desplegado la alfombra roja.

Contengamos la respiración y veamos cómo se desarrolla esto, dicen millones de trabajadores estadounidenses. Mientras tanto, no estamos colaborando.

Por supuesto, desertan. ¿Qué más pueden hacer?


Sevilla, La Cartuja.


La derrota europea, la tragedia ucraniana


Un pueblo aplastado y burlado por la cobardía de los gobiernos americano y europeo después de dos años de heroísmo y sangre, alimentará el resentimiento por generaciones y confiará el sacrosanto deseo de redención a los nacionalismos más viles, hasta a los nuevos fascismos, solo para esperar revocar los veredictos. Otra democracia que se derrumba, alimentando las fuerzas antidemocráticas que se están extendiendo en Europa”. (Flores d'Arcais: El invasor recompensado y la derrota de la democracia Micromega 21 de febrero de 2025).

Flores tiene razón en denunciar la traición, pero también debería hacer un mea culpa, porque él, como otros intelectuales europeos, creyó y, lo que es peor, hizo creer que Biden era una persona confiable, que los estadounidenses estaban realmente empeñados en una defensa desinteresada de la democracia ucraniana (que nunca existió). En enero de 2022, la señora Clinton dijo sin rodeos: tenemos la intención de proporcionar un nuevo Afganistán para Rusia. Y Biden había dicho: o Alemania decide renunciar al Nord Stream 2, o somos capaces de ocuparnos de ello.

Se encargaron de ello, y Alemania se rindió y ahora se hunde mientras el partido nazi supera el 20% de los votos con el apoyo entusiasta de un rico racista sudafricano.


No puedo creer que Flores fuera tan ingenuo como para creer que Estados Unidos estaba en una misión del dios de la democracia. Tampoco puedo creer que Flores sea tan ingenuo como para creer que era posible obligar a Rusia a aceptar a la OTAN en su frontera sin una respuesta atómica del régimen fascista que gobierna en Moscú.

La guerra de Ucrania fue desde el principio una guerra estadounidense contra la Unión Europea, una guerra destinada a destruir al pueblo ucraniano y robarle sus recursos. Estados Unidos y Rusia son aliados estratégicos en este proyecto, aunque en 2022 eran enemigos tácticos.

Biden preparó el escenario provocando a Rusia para que invadiera el país. Ahora, después de cientos de miles de muertes, Trump se reúne con Putin y se reparten el botín de Ucrania, una víctima sacrificial de la ferocidad occidental no menos que de la ferocidad rusa. Después de empujar a Ucrania a una guerra suicida, los estadounidenses la entregan a los invasores y, a cambio de esta traición, quieren apoderarse de sus recursos minerales con la ayuda de los rusos. “Venid al Donbass, es nuestro”, le dice Putin a Trump. “Juntos exprimiremos a Ucrania hasta agotarla, después de haberla destruido y humillado”.

En un libro de 2016 titulado Tierra Negra: El Holocausto como Historia y como Advertencia, Timothy Snyder recuerda que en la Segunda Guerra Mundial Hitler quiso apoderarse (y se apoderó) de las tierras negras de Ucrania, y advierte que el nazismo no murió con Hitler y que el genocidio puede regresar.

Ahora ha vuelto: Trump quiere las tierras ucranianas como compensación por el dinero que Biden despilfarró. Putin ya ha tomado Crimea y Donbass. Los dos Führers de la raza blanca triunfan juntos. El pueblo ucraniano cayó en la trampa más cruel: creyó que los estadounidenses eran gente de confianza, como si no supieran el destino de las mujeres afganas.


Donald Trump y Volodimyr Zelenski.

El pueblo ucraniano sale de esta guerra destruido: seis millones (en su mayoría mujeres ucranianas) están en el extranjero y no sé si regresarán a casa. Los recursos del país han sido devastados en gran medida por Putin, y ahora Trump promete quitarles lo que queda. Un país traumatizado, sobrearmado y traicionado.

Zelenski se resiste al diktat de sus antiguos aliados: «No existe ninguna deuda de 500 mil millones con EEUU, quiero que quede claro en esto» Esta cifra es el resultado de no sé qué conjeturas. Pero supongamos que Estados Unidos quisiera tan sólo 100 mil millones de dólares, aún así no firmaría. Nadie vino nunca a decirnos: aquí están las armas, aquí está la letra de cambio. “No puedo aceptar que lo que nos fue otorgado como subvención ahora se transforme en deuda porque simplemente no es así”.

¿Y Europa?

Europa debe aceptar su derrota. Derrota militar, derrota política, pero sobre todo derrota moral.

La tarea de la Unión Europea, si existiera, si alguna vez existiera, habría sido imponer una mediación pacífica, rechazando el chantaje de Biden. En cambio, aquí está ahora, de rodillas frente a Putin y, sobre todo, frente a su amigo de la Casa Blanca.

Aquí estamos en el nuevo episodio de la tragedia.

La Unión Europea se pregunta cómo salvar su honor y su democracia liberal. La democracia liberal está jodida. Una tras otra, las capitales europeas se van convirtiendo al nacionalliberalismo de Musk y Bannon.

En cuanto al honor, no puedo evitar reírme.

En lugar de salvar el honor de Europa, los dirigentes franceses, ingleses y alemanes deben salvar su propio pellejo, y la Unión Europea es un muerto viviente.

¿Recuerdan el 1 de marzo de 2022, cuando el ingenuo Zelenski dijo en el Parlamento Europeo: “Ucrania está dispuesta a morir por Europa, ahora veremos si Europa está dispuesta a morir por Ucrania”?

Ahora veremos si morimos por Zelenski, pero esta vez no se trata de una metáfora poética. Esta vez sí moriríamos.

Pensémoslo: Trump envió a Vance a Munich para decir que Estados Unidos ya no nos ama y que Putin es su nuevo aliado.

Pete Hegseth, violador y Secretario de Defensa, ha declarado que Europa ya no debe confiar en el escudo estadounidense y debe defenderse.

Para defenderse, Europa debe multiplicar su gasto militar, pero eso no puede hacerse en uno o dos meses. La señora von den Leyen anuncia que a partir de ahora nos armaremos hasta los dientes. Pero ¿por qué debería Putin esperar hasta que Europa se haya armado, ahora que Estados Unidos ya no está allí para defender a Europa?

Tengo la impresión de que los rusos se están preparando para aplastar el rearme europeo antes de que se convierta en un peligro para ellos. Si viviera en Vilnius o Riga estaría muy preocupado. Y aunque viviera en Varsovia.

Flores asegura que “esta tragedia para la democracia será también una catástrofe para Europa. “El regalo de Trump a Putin se hace a costa de Europa, al precio de su desintegración”, y en este punto sólo podemos estar de acuerdo con él.

Sabemos desde hace mucho tiempo que la Unión Europea está muy lejos de lo que sus fundadores querían que fuera, muy lejos de las ilusiones de los 68istas que se convirtieron al europeísmo en el último momento. Sabemos desde hace mucho tiempo que la Unión Europea es sólo un capítulo de la contrarrevolución liberal.

Pero ahora la Unión se hunde en la confusión mental.


Fuente: Il disertori