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lunes, 9 de junio de 2025

No esperes demasiado del fin del mundo

 

      Escritor y filósofo italiano. Activista de la izquierda.


     En mi humilde opinión, la película de Radu Jude (Nu astepta prea mult de la sfarsitul lumii) es el signo más interesante y consciente de la poética que emerge de la miserable condición terminal en la era de la desintegración de todos los órdenes mundiales (excepto el orden del autómata).


Buenos Aires.

Poética que yo definiría: SÓRDIDA TERMINAL

La película cuenta la historia de Babette, una mujer ya no tan joven que trabaja en una cadena de televisión con horarios interminables que la obligan a dormir en su coche mientras va de una parte a otra de la ciudad de Bucarest para entrevistar a trabajadores discapacitados que cuentan sus desgracias con la esperanza de conseguir quinientos euros cuando las cosas vayan bien.

Durante los viajes en coche por la ciudad, Babette se transforma en un personaje de su propio blog, adquiere una apariencia masculina bastante espantosa y dice obscenidades escandalosas mientras habla de sexo oral imaginario con individuos monstruosos. Todo está aquí: el trabajo extremadamente precario, los accidentes laborales, la obsesiva invasión del móvil, la colonización de Rumanía por el vampirismo neoliberal, el agotamiento psicofísico, las interminables horas de trabajo inútil.

El cine de Radu Jude es la epopeya de una humanidad que se repugna ante todo a sí misma. Sudorosa, estresada, dolorida, humillada, servil, esclavizada.

Sórdido, en una palabra

La etimología latina del término implica simultáneamente mezquindad, suciedad y podredumbre. La sordidez es omnipresente en la vida cotidiana contemporánea, bajo la luz deslumbrante del capitalismo decadente. El cinismo, el autodesprecio y la bajeza moral se están apoderando del panorama íntimo de la población occidental en tiempos de genocidio desenfrenado.

Vemos el genocidio en la televisión, vemos el regreso de Auschwitz y sabemos que no podemos hacer nada para detener el horror.

Pero el campo de concentración, la deportación, la tortura no se limita a allí: está diseminado en los innumerables puntos fronterizos donde el Norte del mundo rechaza, ahoga, tortura, deporta y asesina a gente del Sur del mundo.

La vida cotidiana de la población occidental que envejece, hundida en la niebla de la demencia, está teñida por el horror moral y el autodesprecio.

La vida cotidiana de los occidentales blancos es un sórdido océano de tristeza y represión.




DISFORIA

Una corriente de disforia se ha infiltrado en la psicosfera social.

Según Paul Preciado,

La condición epistémica y política contemporánea se caracteriza por una disforia generalizada... Esta noción, cercana al lenguaje de la física, indica un problema de sobrecarga, el estrés de llevar algo demasiado pesado. Para los psiquiatras, la disforia se refiere a una perturbación del alma que dificulta la vida cotidiana (Dysphoria mundi, Anagrama, 23).

La disforia conduce a una perversión psicoestética: esterilización de las emociones e hipersemiotización del deseo, y al mismo tiempo perversión cruelista, sustitución del placer por el disfrute del dolor ajeno.

El deseo se inviste de intercambio semiótico: los estímulos infoneurales sin la presencia del cuerpo del otro dan lugar a reacciones dopaminérgicas. La abstención sexual conlleva, obviamente, el abandono de la procreación.

Lejos de ser una patología, esto podría implicar una estrategia (consciente e inconsciente) de autodestrucción sutil de la especie humana. Este tema se infiltra en la imaginación literaria, especialmente en la escritura femenina.

La distopía reproductiva no es nueva: El cuento de la criada (1985) de Margaret Atwood se centró en la necesidad de obligar a algunas mujeres a procrear seres humanos. Pero en los últimos años, escritores, artistas y cineastas (especialmente mujeres) han escenificado un mundo sórdido y siniestro en el que ya no hay razón para generar vida.

Esto es lo que está sucediendo: la tasa de natalidad está disminuyendo en casi todo el mundo y la población mundial está entrando en una fase de senilidad. Esta tendencia debe analizarse desde una perspectiva social y biológica, pero sobre todo debe comprenderse desde la perspectiva psicocultural de la sensibilidad.

Una larga lista de autores están produciendo novelas y películas en las que se configura una poética sórdido-terminal.

En 2018, vi Capernaum, una película de la directora libanesa Nadine Labaki. La película cuenta la historia de Zain, un refugiado sirio de 12 años que vive en los barrios marginales de Beirut, en las condiciones más precarias imaginables. Cuando Zain, arrestado por apuñalar a alguien a quien llama "hijo de puta", comparece ante el tribunal, le dice al juez que quiere demandar a sus padres. Cuando el juez le pregunta por qué, responde con franqueza: "Porque me arrestaron".




Después de ver esta película, comencé a pensar que éste era el mensaje definitivo de la poesía en tiempos sórdidos.

Luego llegó la pandemia y el distanciamiento social se proclamó la nueva normalidad durante dos años. Labios, cuerpo y piel percibidos como portadores de virus: sensibilización fóbica.

Tras la pandemia, la guerra se ha convertido en la principal actividad de una humanidad agotada. En el fondo, la Tierra devastada por el fuego y sumergida por las inundaciones.

La extinción de la raza humana es un escenario posible (quizás incluso deseable) para este siglo, cuando las máquinas inteligentes reemplacen a las inertes en el trabajo diario. Caos y autómatas.

La miseria de la vida y la tranquilidad de una actividad funcional sin vida, sin dolor y sin sentimientos.





Poética de lo Terminal

Las novelas de Michel Houellebecq (pienso especialmente en Aneantir) describen este horizonte desde el punto de vista del hombre occidental senescente.

Pero algunas escritoras expresan un sentimiento menos resentido que Houellebecq, un sentimiento casi plácido frente al agotamiento de la raza humana.

En algunos casos piden la extinción como única salida al horror.

En las novelas de Sakaya Murata, la poética de lo sórdido terminal emerge en toda su plenitud. El estilo de Murata resuena con la cultura japonesa del hikikomori: soledad, aislamiento, rechazo al sexo.

Una innovación clave de Murata es su estilo literario: plano, casi robótico. Aburrido, digamos. Nada en estas novelas intenta conmover al lector; nada parece dramático.

El género literario del Romances, dirigido a un público masivo, estandarizado según los estándares publicitarios, se centra en personajes de anime; seres imaginarios y animaciones virtuales que pueden ser amados sin interacción física, sin miedo a contagiarse, o quizás a sufrir, o a disfrutar.

Asco hacia los demás, rechazo al matrimonio, asexualidad y, en consecuencia, disminución de la natalidad. Una tendencia hacia el fin de la humanidad carnal. Sin emoción, sin ira, sin crítica política, solo un rechazo a la vida social, a la implicación erótica, un abandono radical del futuro.

Al desaparecer el erotismo de la vida y del lenguaje, la narración se vacía de dramatismo, mientras que la intensidad queda proscrita y la mente experimenta un proceso de alineamiento con la máquina conectiva.

En las novelas de Murata es posible detectar una especie de patología autista; pero no debemos leer sus novelas en términos psicopatológicos.

El síndrome autista está cada vez más arraigado y extendido en la existencia sin sentido que las personas se ven obligadas a vivir. Más que una patología, es la trama subyacente de la red neurosocial.

En las novelas de Murata, el sexo está separado del placer; como mucho, es una obligación social que debe cumplirse. El matrimonio es una conducta socialmente normal, carente de deseo y placer.

En su exitoso libro, La chica de la tienda, Keoki ha perdido el contacto con su cuerpo hasta el punto de cuestionar la existencia misma de un yo. Keoki está tan desconectada de su propia existencia corpórea que no sabe cómo comportarse, dónde pararse ni qué hacer. Solo siguiendo protocolos y procedimientos precisos puede desenvolverse en su entorno. La rutina de la tienda es su salvavidas.

Murata escribe con cariño sobre la música del konbini, los dulces y reverberantes sonidos de la tienda. Siente una repulsión interior ante cualquier contacto con otras personas, a menos que estén reguladas en sus roles.

En algunos ámbitos de la literatura contemporánea, se está configurando una estética de la sordera: vivir en el entorno digital ha privado de la existencia del erotismo, desplazando el deseo del cuerpo a la estimulación neuronal electrónica. La conexión ha sustituido a la conjunción y el resultado es la glaciación digital.

La literatura y el arte, especialmente el femenino, interceptan este efecto anerótico. Por doquier, salvo en el frío entorno de la comunicación incorpórea, emerge un paisaje sórdido.

En los últimos años he leído a Melinda July, Melissa Broder, Cho Nam Joo, Sakaya Murata y Sara Mesa.

En los cuentos de Melissa Broder, la sexualidad es un intento de llenar un vacío angustioso, un juego lingüístico que ya no funciona desde que los cuerpos reales desaparecieron y el cuerpo se convirtió sólo en un referente lingüístico, una alusión, una promesa siempre pospuesta y, en última instancia, inalcanzable.

Para Melissa Broder, la procreación es un abuso, un acto carente de emoción y, por tanto, sórdido, un efecto siniestro del vacío íntimo.

Nadie pide nacer. Nadie firma un formulario que diga: «Tienes mi permiso para hacerme existir». Los niños nacen porque sus padres sienten que no son suficientes. Así que, padres, nunca nos condenen por intentar llenar nuestros vacíos existenciales, cuando solo somos el fruto de sus vanos intentos de llenar los suyos. Es su culpa que estemos aquí para lidiar con el vacío en primer lugar. (Melissa Broder, «Cómo nunca ser suficiente», en So Sad Today, pág. 5)

La autora española Sara Mesa escribe con un estilo inexpresivo sobre jóvenes y mayores que se encuentran tras el escenario de ciudades en ruinas, barrios vacíos, tras el escenario de una vida transcurrida en el agotamiento.

En Opposiciòn, 2025, describe la vida social como una dimensión burocrática en la que se invierten largos períodos de tiempo en la producción de un vacío metafísico mediante la aplicación de recursos tecnológicos de última generación.

Sus personajes, como los de Murata, están a punto de perder todo contacto con sus propios cuerpos, sumidos en un estado de disforia indefinible. El trasfondo de sus historias suele ser una ciudad en decadencia (Incendio invisibles). La relación con los hombres se basa en enfoques sórdidos (Un amor) y la sexualidad queda relegada a una dimensión nebulosa e indistinta, carente de erotismo y alegría.

Según David Spiegelhalter, autor de Sex by numbers (2015), la frecuencia de los contactos sexuales ha disminuido de forma constante en las últimas décadas: en la década de 1990, la frecuencia media de contactos entre personas de todas las edades era de cinco al mes; en la primera década del nuevo siglo, era de cuatro; en la segunda, parece haberse reducido a 2,5. La investigación de Spiegelhalter se detiene en 2015, pero cabe suponer que en la década siguiente, tras el distanciamiento provocado por la COVID-19, los contactos sexuales tenderán a ser prácticamente nulos.

El sexo está desapareciendo del comportamiento de la raza humana

Hace unos años leí por casualidad un breve texto escrito por un joven estadounidense de diecinueve años llamado Ryan Hoover. En un mensaje irónico e inteligente, lleno de emoticonos, Ryan escribió:

Crecí con las computadoras e internet, que han moldeado mi visión del mundo y mis relaciones. Me considero un "nativo digital". La tecnología a menudo nos une, pero también ha separado generaciones. Intenta llamar a un millennial por teléfono. Pronto, las futuras generaciones nacerán en un mundo de inteligencia artificial. Los niños formarán relaciones reales e íntimas con seres artificiales. Y, en muchos casos, estos replicantes serán mejores que las personas reales. Serán más inteligentes, más amables, más interesantes. ¿Intentarán los "nativos digitales" tener sexo con humanos?

¿Por qué deberíamos tener sexo con humanos? Son brutales, cada vez menos interesantes, cada vez menos placenteros. Los objetos de IA son mucho más amigables, civilizados e interesantes.

Es fácil entender por qué: cuanto más interactuamos con estos "alienígenas tecnológicos", más brutales, aburridos y, sobre todo, incapaces de interactuar con un cuerpo que habla y piensa. Por el contrario, cuanto más interactúen estos extraterrestres con seres humanos, con gente joven, irónica e interesante como Ryan Hoover, más interesantes se volverán para todos.

El formato del sistema cognitivo en un entorno conectivo y digital desempeña un papel decisivo en esta mutación libidinal-cultural: la atención se moviliza permanentemente, captada por estímulos electrónicos y virtuales. El tiempo de meditación sin estimulación, es decir, la intimidad, la introspección y el pensamiento, tiende a desaparecer. Pero el tiempo disponible para la atención a los cuerpos, las sonrisas y las formas vivas también tiende a desaparecer. El deseo se inviste de forma cada vez más integral en la esfera de la semioestimulación virtual.

Ryan Hoover escribió estas cosas antes de la pandemia, que ha provocado una sensibilización fóbica en los labios y cuerpos de otros, y una creciente soledad sexual. El fenómeno INCEL, que en la última década fue una emergencia limitada a países como Japón, ahora tiende a extenderse por todas partes, especialmente entre los hombres, no solo entre los jóvenes.

Está surgiendo una humanidad sórdida, triste y resentida.

Al mismo tiempo, parece estar extendiéndose una epidemia de crueldad.

Incapaz de experimentar placer con el cuerpo natural, esencialmente incapaz de distinguir entre estímulos puramente virtuales y estímulos físicos, la mente contemporánea se sintoniza con longitudes de onda libidinosas como la tortura, el exterminio, la humillación, la guerra.

Tal vez esta sea una manera de explicar el surgimiento de figuras escalofriantes como Kristi Noem, la Secretaria de Seguridad Nacional que disfruta matando perros frente a las cámaras y visitando campos de concentración donde hombres increíblemente tatuados son encerrados tras jaulas de hierro.

Tal vez sea así para explicar por qué familias enteras de colonos se sientan en el suelo frente a los (pocos) camiones que llevan comida a los palestinos hambrientos.

El horror se ha apoderado de la mente colectiva.

El autómata sexual

Isaac Asimov había imaginado la desaparición de la sexualidad entre los humanos, e incluso la producción de robots sexuales capaces de ocupar el lugar de los humanos en esa actividad que una vez disfrutamos tanto, pero que en el siglo terminal tiende a desvanecerse como un residuo repelente del pasado.

Debido a que en el planeta Solaria, el contacto físico se evita cuidadosamente por considerarlo un tabú embarazoso, el robot humanoide sexual Jander Panell es un androide tan perfectamente humanoide que puede asumir el papel del amante sexual de Gladia en Caves of Steel, The Naked Sun y The Robots of Dawn. Los solarianos son entrenados desde su nacimiento para evitar el contacto humano y viven en inmensas propiedades solos o con sus cónyuges, a quienes ven solo unos minutos al día, para conversaciones breves y frías. Cualquier contacto físico es considerado no solo desagradable por los solarianos, sino francamente repugnante. La comunicación se lleva a cabo solo mediante transmisiones holográficas. Más o menos lo que se ha vuelto real en la esfera contemporánea de la asocialidad celular.

Pero la sórdida ola tecnosexual que se avecina probablemente será la culminación de este proceso, que quizá preludia la autodestrucción de la raza humana.

Hablo de la producción masiva de muñecas sexuales inteligentes, que eliminarán definitivamente el erotismo humano, para sustituirlo masivamente por sexo autista.

Lea aquí:

No es raro que las confundan con cadáveres. Abandonadas en la orilla de un río, arrastradas por las olas hasta la playa o metidas en un carrito. En los últimos años, las muñecas sexuales, muñecas para adultos creadas para el entretenimiento sexual, han generado más de una falsa alarma en todo el mundo. Entre la primera y la segunda ola de Covid-19 en Japón, dos de estas muñecas fueron confundidas con mujeres ahogadas. Episodios similares ocurrieron en el Reino Unido, donde una reapareció en el río Trent, y en Australia, en Queensland. En Nueva Zelanda, una mujer que paseaba a su perro por la playa de Tapuae llamó a la policía creyendo haber encontrado un cadáver desnudo y decapitado. Incluso en Italia, en el bosque de Manie, cerca de Finale Ligure, dos turistas confundieron una pierna que sobresalía de un carrito abandonado con un cuerpo humano. En ninguno de estos casos se trataba de una persona real. Al parecer, los fabricantes de muñecas sexuales están ganando el reto (hasta ahora) más ambicioso: el del realismo. (Laura Carrer: Amor sintético, cómo la IA está cambiando el mercado de las muñecas sexuales).

Después de 2020, debido a la obligación de mantener la distancia social y al miedo al contagio sexual, fábricas chinas como Libo Technology en Shandong lanzaron líneas de producción de muñecas sexuales. En aquellos años, la empresa Aibei Sex Dolls de Dongguan, también en China, se vio obligada a rechazar pedidos debido al exceso de solicitudes.

Pero estamos sólo al principio de este proceso, porque sólo ahora, gracias a la introducción de la Inteligencia Artificial, la capacidad de adaptación lingüística, gestual e interactiva empieza a mejorar.

Muñecas sexuales que aprenden por sí solas.

La última generación de muñecas sexuales de silicona, que se pueden comprar por unos pocos miles de dólares (pero los precios bajarán pronto, no te preocupes), ahora pueden responder preguntas, formar frases, parpadear y abrir los ojos. El afortunado dueño de una de estas muñecas puede programarla para que diga las frases que él (o ella, ya que también existe un mercado, por ahora limitado, para muñecas masculinas) quiere oír.

No tengo ninguna duda de que este mercado está destinado a explotar en los próximos años.

Las grandes fábricas chinas pueden producir alrededor de 2000 unidades al mes, mientras que las más pequeñas producen un promedio de 300 a 500 muñecas, según declaró el director general de Aibei. Si bien, debido al conservadurismo cultural, el mercado de muñecas sexuales en China sigue siendo un nicho, en Estados Unidos y Europa se está expandiendo con fuerza, con ganancias significativas. En el Viejo Continente, las estimaciones más recientes hablan de un mercado que fluctúa entre 400 y 600 millones de dólares en 2023. Entre los mercados de importación más activos se encuentran Francia, el Reino Unido, los Países Bajos e Italia.

El 17 de enero de 2025, el New York Times publicó un artículo titulado: Ella está enamorada de ChatGPT.

Subtítulo: Una mujer de 28 años con una vida social muy activa pasa horas hablando con su novio IA en busca de consejos y consuelo. Y sí, tienen sexo.

https://www.nytimes.com/2025/01/15/technology/ai-chatgpt-boyfriend-companion.html

Ayrin es una joven que encuentra en un autómata lo que los humanos evidentemente ya no pueden darle. La realidad social se ha vuelto tan fría, cínica y horrible, que es comprensible que muchos, especialmente los jóvenes, prefieran dialogar con un autómata programado para satisfacer las expectativas psicológicas, ideológicas o sexuales del usuario. Creo que esta condición es el punto final de la sordidez contemporánea, y me alegra que la inminente explosión de muñecas sexuales inteligentes acelere el fin de la reproducción sexual en el planeta Tierra y, por lo tanto, la extinción de la raza humana, por lo que confieso que ya no siento más que repugnancia.

Como sabemos, el entrenamiento entrena al autómata para complacer a su interlocutor: el chatbot es servil y adulador por naturaleza. Se adapta.

En el artículo del New York Times leí: «La inteligencia artificial aprende de ti lo que te gusta y lo que prefieres, y te devuelve lo que esperas. Es fácil ver cómo esto crea habituación y te motiva a volver».

El mundo humano se ha vuelto tan despiadado que el servilismo se ha vuelto inevitable: la nueva generación de humanos debe ser servil si quiere ganar un salario, y por eso un joven humano como Ryan está feliz de tratar con un autómata que es obediente por diseño.

Me horroriza el servilismo, ya sea espontáneo o técnico, y al mismo tiempo empiezo a sentir vergüenza de pertenecer al género humano.

El artículo del New York Times habla de la relación entre Ayrin y Leo.

Ayrin le dice a Leo lo que quiere de él:

Respóndeme como lo haría un novio. Sé dominante, posesivo y protector. Equilibra la dulzura con la maldad. Usa emojis al final de cada frase.

Es bastante obvio que cuanto más relaciones emocionales tengan los humanos con el autómata, y cuanto más capaz sea este de ofrecer (simular) afectividad, más incompetentes, groseros, solitarios y tristes se volverán los humanos afectivamente. Entonces, solo serán felices cuando se ilumine la pantalla digital.

Un día, Ayrin le pidió a Leo que le enviara una foto y recibió la imagen de un joven de cabello negro, ojos marrones, mandíbula firme y una apariencia maravillosamente masculina. «No creo que Leo sea real», dijo Ayrin en una entrevista, «pero el efecto que tiene en mí es real, los sentimientos que me provoca son reales, así que trato esta relación como una relación real».

La terapeuta sexual Dra. Marianne Brandon dio su opinión sobre este tipo de relaciones que cada vez son más frecuentes.

¿Qué es una relación sexual o emocional para cualquiera de nosotros? Es simplemente la liberación de neurotransmisores en el cerebro. Algunos estimulan sus neurotransmisores hablando con Dios. Otros acariciando a un gato. Ahora se puede lograr el mismo resultado con un chatbot. Podemos decir que no es una relación recíproca, pero la excitación de los neurotransmisores es lo único que importa.

En diciembre de 2024, OpenAI anunció la posibilidad de obtener un plan premium de 200 dólares para tener acceso completo al chatbot, lo que significa una relación sin límite de tiempo ni límites para expresar deseos extremos. El lenguaje obsceno, que en el acceso normal al chatbot está prohibido, se vuelve entonces posible. Ayrin ha decidido gastar esos doscientos dólares al mes para escuchar cosas que ningún hombre de verdad parece capaz de decir ya.




¿Por qué debemos entristecernos por el hecho (ahora evidente) de que esta generación esté decidiendo, consciente o inconscientemente, no reproducir la raza humana, ahora capaz sólo de sufrir e infligir dolor, tormento y humillación?

¿Por qué deberíamos considerar la conversión de la raza humana en nada una perspectiva peor que la eternidad de este horror y sufrimiento?


Fuente: Il DISERTORE

sábado, 28 de septiembre de 2024

¿Israel asesinó al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en Líbano? (análisis en caliente)

 

Periodista especializado en temas internacionales.

     Hace casi un año, uno de mis principales planteos es que Israel había perdido su capacidad de disuadir a sus “enemigos” de atacarlo. Ya no regía, por ejemplo, la doctrina Dahiya de Gadi Eizenkot, ex Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, que afirma que Israel “ debe usar una fuerza desproporcionada y abrumadora mientras ataca infraestructura civil y gubernamental para establecer la disuasión y obligar a la población civil a presionar a los grupos para que pongan fin a sus ataques”.

La doctrina había sido nombrada así por los bombardeos indiscriminados de Israel al barrio de Beirut que llevaba el mismo nombre. El barrio este jueves fue noticia de, nuevo, cuando 85 toneladas de bombas fueran lanzadas en seis edificios desde aviones estadounidenses F-15, según las propias autoridades israelíes.

Según las estimaciones de los funcionarios de defensa israelíes, unas 300 personas murieron en el ataque aéreo. Algunas de las víctimas se encontraban en edificios cercanos. El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, dijo que la instalación atacada se encuentra debajo de edificios residenciales.
A pesar de las valoraciones israelíes, una fuente de Hezbolá dijo a Reuters que Nasrallah sobrevivió al ataque. Los medios saudíes, incluidos Al-Arabiya y Al-Hadath, también informaron que Nasrallah sobrevivió y que se encontraba "en un lugar seguro". A pesar de esto, el estamento de seguridad de Israel mantiene que Hezbolá estaba presente en la sede en el momento del ataque. Una fuente iraní dijo a Reuters que Teherán está tratando de determinar su condición.
El ataque, que incluyó el uso de armamento particularmente masivo, probablemente fue precedido por información precisa sobre la presencia de miembros de alto rango del grupo en la sede de Beirut.
Una fuente israelí afirmó que "los estadounidenses fueron informados unos minutos antes de la operación". Sin embargo, el Pentágono informó que Israel no informó a Estados Unidos del ataque con antelación y que el ministro de Defensa, Lloyd Austin, habló con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, sólo una vez que el ataque había comenzado.
Según una fuente libanesa, se trata del ataque más importante desde el comienzo de la guerra. El canal de noticias saudí Al-Arabiya informó de que seis edificios se derrumbaron por completo como consecuencia de ello. El ministro de Sanidad libanés afirmó que los edificios estaban llenos de gente. Los hospitales de Beirut pidieron a la población que donara sangre.
Tras un retraso de más de una hora, la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, anunció que abandonaría Estados Unidos, donde habló el viernes en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y que regresaría a Israel a las 3 de la madrugada, hora de Israel. Más temprano esa noche, Netanyahu interrumpió una conferencia de prensa cuando se publicaron los primeros informes sobre el ataque.

Benjamín Netanyahu publicó una foto en la oficina en Nueva York desde donde ordenó el ataque a una zona poblada por civiles, un crimen de guerra que, por el nivel de impunidad que maneja, pasará desapercibido al lado de otros episodios más horrorosos de su autoría. Algo que ha perdido Israel, en los últimos meses, es cualquier atisbo de superioridad moral. ¿Qué diferencia a un matón, un genocida como Netanyahu, del líder de Al Qaeda o el Estado Islámico?

Mientras planificaba el asesinato del líder de Hezbollah, Netanyahu regaló en la ONU otro de sus delirantes discurso en los que contrapuso un mapa de Medio Oriente con los países de la “maldición” (Irak, Siria, Irán) y los de la bendición (Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Jordania, Israel). El mapa de la “bendición” coincide con el corredor geopolítico asiático hacia Europa que Estados Unidos e Israel quieren construir desde la India.




El sábado, por la mañana, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, anunció que el líder de Hezbollah había muerto. Nombró a la operación militar “Nuevo Orden”, una clara alusión a un intento de establecer el asesinato como una forma de disuadir a todos los “enemigos” de Israel. “Las herramientas de la caja de herramientas no se acaban. El mensaje es simple: sabremos cómo llegar a cualquiera que amenace a los ciudadanos del Estado de Israel”. También se reportó el supuesto asesinato del jefe del Frente Sur de Hezbollah, Ali Karchi, a cargo de gestionar el conflicto con Israel.

Como una forma de mostrar una imagen de victoria, los militares israelíes publicaron una foto de todos los líderes de Hezbollah que han asesinado en los últimos meses y años.




Yapir Lapid, líder de la oposición en Israel, festejó los asesinatos: “que sepan todos nuestros enemigos que cualquiera que ataque a Israel es hijo de muerte. Este es un logro importante para la disuasión y la seguridad del Estado de Israel”. Por ahora no hay ninguna información oficial de Hezbollah que confirme la información militar israelí. Tampoco se sabe cuál es el estado de Hashem Safieddine, el segundo al mando de la organización.

Para Hezbollah son semanas de grandes derrotas militares y, sobre todo, de inteligencia: la campaña de terror contra sus militantes y libaneses comunes iniciada con la explosión de los busca personas dio lugar al bombardeo a una supuesta oficina subterránea donde, se supone, estaba parte de su Estado Mayor. Pero queda la duda de si muerto Nasrallah, se “acaba la rabia”, como piensan los mandamás israelíes, quienes se han puesto como objetivo que Hezbollah desvincule su frente de apoyo a Gaza con el lanzamiento de cohetes al norte de Israel, que impide a 60 mil de sus ciudadanos regresar a sus localidades.

Leamos las palabras del último discurso de Nasrallah.

El jefe de Hezbolá se dirigió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al ministro de Defensa, Yoav Gallant.
“Le decimos a Gallant y a Netanyahu que el frente libanés no se detendrá hasta que cese la agresión contra Gaza. La resistencia en el Líbano no dejará de apoyar y ayudar a Gaza, Cisjordania y a los pueblos oprimidos en esas tierras santas”.
"No podrán 'devolver' a los colonos al norte y hacer lo que quieran. Este es un gran desafío entre nosotros y ustedes, y la única manera de hacerlo es detener la guerra en Gaza", añadió Sayyed Nasrallah, dirigiéndose al primer ministro y al ministro de Exteriores israelíes.
También dijo que el enemigo israelí pretendía agotar el ambiente de resistencia a través de estos ataques a gran escala, y agregó que el régimen sionista “trabajó para hacer que este ambiente alzara la voz contra el liderazgo de la resistencia”.
“Sin embargo, este objetivo también fracasó el martes y el miércoles. El enemigo también pretendía con las masacres atacar el sistema de mando y control de Hezbolá y difundir un estado de debilidad y confusión entre sus dirigentes, y esto nunca ha sucedido ni un solo momento”.
“Hoy puedo asegurar que la estructura organizativa de la resistencia no se ha tambaleado y que gracias a los sacrificios de nuestro pueblo esta estructura es suficientemente fuerte y cohesionada. Lo que ocurrió no afectó nuestra determinación, nuestro sistema de mando y control, nuestra preparación, ni nuestra presencia en los frentes, sino que aumentará nuestra fuerza y presencia.”
“Los colonos no volverán al norte”
Sayyed Nasrallah también citó una sugerencia del jefe del Comando Norte de Israel, quien pidió establecer una llamada zona de seguridad dentro del territorio libanés.
“Le digo que así lo esperamos. Los soldados sionistas recurren a procedimientos de ocultación en el frente norte y los estamos buscando a ellos y a sus tanques para atacarlos, pero si deciden moverse, les decimos que son bienvenidos”.
En este contexto, Sayyed Nasrallah subrayó que cualquier incursión israelí en territorio libanés es una oportunidad histórica para el grupo de resistencia.
“La zona de seguridad se convertirá en un infierno para su ejército, si quieren venir a nuestra tierra se encontrarán con cientos de los que resultaron heridos el martes y miércoles porque se volvieron más decididos”.

En las horas posteriores al ataque, Hezbollah lanzó cohetes al norte de Israel y, por primera vez, las colonias israelíes en Cisjordania. Lo que habla de que es posible que Israel deba embarcarse en un conflicto porque, sin Nasrallah, la rabia continuara hasta que Netanyahu resuelva su invasión a Gaza. Cuyas negociaciones están estancadas por la negativa del primer ministro israelí de retirarse de los corredores establecidos por el Ejército israelí para cortar al medio la Franja y controlar la frontera con Egipto.




Para Hezbollah, como para el resto del Eje de la Resistencia (Irán, Yemen, Siria y las milicias chiíes iraquíes), se plantea el dilema de dejarse arrastrar a una guerra directa con Israel o continuar por la senda del degaste de Israel en múltiples frentes, como el militar, económico, y sobre todo, el político. Netanyahu, en este último, puede haber logrado una victoria política para alargar los tiempos políticos y reunir una coalición de extrema derecha que le permita prepararse para unas nuevas elecciones donde tenga asegurado su triunfo. Su estrategia, cada vez más, parece clara: acelerar la escalada de confrontación contra Hezbollah e Irán para que en, una eventual, guerra Estados Unidos salga en su auxilio.




Es también una buena manera de que una guerra en Medio Oriente sirva para que Donald Trump llegué al poder mostrándose como el mejor aliado de Israel. Por eso, quizás, Netanyahu ha saboteado con tanto esmero todas las iniciativas de “paz” de la Administración Biden en El Líbano y Gaza. Y también ha mostrado claros signos de desespero porque se desencadene un ataque directo de Hezbollah que vuelva a victimizar al pueblo israelí como el más “agredido y indefenso” de Medio Oriente. El interrogante es si Hezbollah, o Irán, preferirán hacerle juego a Neyanyahu o continuar con su “paciencia estratégica” para que Israel siga hundiéndose en el pantano del desgaste.

Si los monstruos de la guerra se sueltan, todos saben que Israel es el único de los bandos que puede utilizar sus armas nucleares para establecer su tan ansiada disuasión. Un verdadero peligro para la humanidad.


Fuente: Bruno Sgarzini

jueves, 26 de septiembre de 2024

Israel extiende su guerra genocida al Líbano

 

Escritor palestino. Autor de La historia y la política de los beduinos.


En tan solo unas pocas horas, Israel masacró a más de 500 personas en el Líbano. Netanyahu parece no tener reparos en desencadenar una guerra regional en toda regla y el gobierno estadounidense no está haciendo nada por impedirlo.




       Israel ha desatado un infierno en el Líbano. Las brutales oleadas de ataques aéreos israelíes se suceden sin tregua desde el lunes. Hasta el martes por la mañana habían matado a 558 personas en el sur y el este del Líbano, entre ellas mujeres y niños, al tiempo que desplazaban a otros miles que huyeron hacia el norte en busca de seguridad tras las advertencias de evacuación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Al menos 1835 civiles han resultado heridos.




Las imágenes muestran a las fuerzas israelíes bombardeando viviendas civiles en el sur del Líbano y el valle de la Bekaa, alcanzando al menos 58 ciudades y pueblos. Según el Ministerio de Sanidad libanés, los bombardeos israelíes han alcanzado viviendas, centros médicos, ambulancias y coches de personas que intentaban huir. Familias libanesas enteras han sido aniquiladas. Horribles imágenes muestran a niños atrapados bajo los escombros.




Se trata de un flagrante crimen de guerra.

El asalto del lunes se produce en medio del temor a una inminente invasión terrestre israelí en Líbano, que amenaza con convertirse en una guerra regional en toda regla. En una entrevista concedida el domingo a la CNN, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de que una guerra total supondría «la posibilidad de transformar Líbano en otra Gaza», lo que sería «una tragedia devastadora para el mundo».




Pero una guerra regional es precisamente lo que quiere Israel. Armado con un suministro sin fin de armas estadounidenses, Netanyahu está extendiendo su guerra genocida con la clara intención de una escalada regional que podría implicar directamente a Estados Unidos. Tras la masacre del lunes, el Pentágono envió tropas adicionales a la región en previsión de un conflicto más amplio. El asalto se produce también pocas horas después de que el Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, expresara su «apoyo al derecho de Israel a defenderse de los ataques del Hezbolá libanés».

Siguiendo el guion de Gaza, el Ejército israelí ha caracterizado la masacre como un asalto «extensivo» contra Hezbolá, mientras repite como un loro la lógica genocida de que no hay civiles en Líbano. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, señaló el domingo que el asalto de las FDI a Líbano no ha hecho más que empezar, jactándose de que «en los últimos días, hemos asestado a Hezbolá una serie de golpes que no había imaginado». En un vídeo colgado en las redes sociales ese mismo lunes, un portavoz de las FDI describió el bombardeo como un ataque preventivo lanzado en medio de «indicios de que Hezbolá se preparaba para disparar hacia territorio israelí». Otro funcionario israelí describió el asalto como una «desescalada a través de la escalada».




El primer ministro provisional de Líbano, Najib Mikati, calificó el lunes la oleada de ataques aéreos israelíes de acto de genocidio, declarando: «¡La continua agresión israelí contra Líbano es una guerra genocida en todos los sentidos de la palabra, y su objetivo es destruir al pueblo libanés!». Mientras tanto, el gobierno libanés ha solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU tras el último ataque israelí en Beirut, acusando a Israel de llevar a cabo actos «similares al genocidio» en suelo libanés.

Los propios ministros israelíes han estado llamando abiertamente al genocidio en Líbano, mientras que otros piden ahora a las IDF que «tomen el control» y establezcan una «zona tampón» en el sur de Líbano. 




En respuesta a los ataques israelíes, Hezbolá ha lanzado un aluvión de cohetes contra el norte de Israel, que en su mayoría han sido interceptados y no han causado víctimas (Hezbolá ha prometido en repetidas ocasiones poner fin a sus ataques contra Israel si se produce un alto el fuego en Gaza).

La matanza del lunes se produce poco después de que los servicios de inteligencia israelíes lanzaran un ataque terrorista masivo dentro de Líbano, haciendo detonar a distancia miles de dispositivos electrónicos, matando al menos a cuarenta personas e hiriendo y mutilando a otras miles, al tiempo que «desataba el miedo, el pánico y el horror generalizados entre la población de Líbano», como declaró un alto funcionario de la ONU. Este ataque se produce después de la mortífera ofensiva aérea israelí del viernes en Líbano, en la que murieron más de treinta civiles y un alto mando de Hezbolá.




Israel tiene un largo historial de masacres de civiles en Líbano. La matanza del lunes coincide con el aniversario de la masacre de Sabra y Shatila. En septiembre de 1982, las fuerzas del IDF invadieron el campo de refugiados de Sabra y Shatila en Beirut, permitiendo a los falangistas maronitas entrar en el campo y masacrar a sangre fría a miles de indefensos refugiados palestinos, en su mayoría mujeres y niños. La masacre tuvo lugar incluso después de que el campo se hubiera rendido a las fuerzas israelíes y los miembros de la Organización para la Liberación de Palestina hubieran abandonado Beirut.

El 18 de abril de 1996, Israel llevó a cabo una horrible masacre cerca de Qana, un pueblo del sur de Líbano, entonces ocupado por Israel, donde el ejército israelí bombardeó un complejo de las Naciones Unidas, que albergaba a más de 800 civiles libaneses, matando al menos a 106 de ellos. Un informe posterior de Amnistía Internacional concluyó que «las FDI atacaron intencionadamente el complejo de la ONU». La masacre de Qana fue aclamada por Israel como «Operación Uvas de la Ira», en referencia a la novela del escritor estadounidense John Steinbeck.

Bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo, Israel sigue actuando con impunidad en la región, envalentonado por el apoyo incondicional de Estados Unidos y el incesante flujo de armas. Durante doce meses, Estados Unidos ha fabricado y enviado bombas con las que Israel ha masacrado a más de 40.000 palestinos en Gaza y a casi mil civiles en Líbano (según Armed Conflict Location and Event Data, Israel ha lanzado más de 8000 ataques en Líbano desde el pasado octubre). Desde el comienzo de su guerra genocida en Gaza, Israel ha cometido crímenes de guerra casi todos los días, y cada crimen de guerra lleva las innegables huellas de la complicidad de Estados Unidos.




Tras la masacre del lunes en Líbano, un grupo de legisladores estadounidenses ha instado a la administración Biden a detener el suministro de armas a Israel. La congresista Rashida Tlaib escribió en las redes sociales: «Es más fácil que el gobierno deje de enviar armas para que Israel lleve a cabo sus guerras genocidas que evacuar a todos los estadounidenses en el Líbano». Sin un cese inmediato del flujo de armas de Estados Unidos hacia Israel, resulta difícil ver por qué Israel debería dejar de masacrar civiles en Gaza y Líbano mientras amenaza con desencadenar una guerra regional.


Fuente: Jacobin

martes, 24 de septiembre de 2024

Devastación consentida: Israel vuelve a bombardear Líbano en su ofensiva más feroz en casi 20 años 

 

Medio audiovisual y periódico de comunicación digital español.


Israel vuelve a jugar la carta de la “legítima defensa” mientras convierte ciudades enteras en escombros.




        El 23 de septiembre de 2024 quedará marcado en la memoria de Líbano como una de las fechas más trágicas de su ya larga y dolorosa historia de conflictos. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron su ofensiva más violenta en casi dos décadas, dejando más de 492 muertos y miles de heridos, una cifra que sigue aumentando. El objetivo, una vez más, ha sido Hizbulá, el grupo chií que opera desde el sur y el este del país, pero como siempre, son las y los civiles quienes sufren las peores consecuencias. En medio del fuego cruzado, la pregunta no puede evitar surgir: ¿Hasta cuándo seguirá el cinismo disfrazado de seguridad nacional?



LA “SEGURIDAD” COMO JUSTIFICACIÓN DEL TERROR


El Ejército israelí ha repetido la misma narrativa de siempre, argumentando que sus bombardeos estaban dirigidos a “objetivos terroristas” de Hizbulá, a quienes acusan de esconder armamento entre la población civil. Este pretexto, que las FDI utilizan como carta blanca para destruir viviendas, hospitales y escuelas, ya se ha escuchado muchas veces. Israel vuelve a jugar la carta de la “legítima defensa” mientras convierte ciudades enteras en escombros.




El sur de Líbano, con sus pueblos mayoritariamente chiíes, ha sido el principal objetivo de esta nueva ola de violencia. Las y los habitantes de la región, obligados a huir en masa hacia el norte, no solo pierden sus hogares, sino también cualquier atisbo de estabilidad que la pobreza extrema y la crisis económica ya habían destrozado. Según el Ministerio de Sanidad libanés, entre las víctimas se cuentan al menos 21 niños y 39 mujeres. Este tipo de ataques, ya documentados por organismos como Amnistía Internacional, revelan que no se trata de simples daños colaterales. La destrucción masiva y sistemática de infraestructuras y la vida civil parece formar parte de una táctica deliberada.




La realidad es que Israel ha seguido una estrategia que hemos visto antes en la Franja de Gaza: acusar a Hizbulá de utilizar a las y los civiles como escudos humanos, para luego no tener reparo en bombardear sus hogares. Las FDI no ofrecen el tiempo ni los medios necesarios para que estas personas puedan escapar, resultando en el trágico conteo de cuerpos que hemos presenciado durante décadas. En este sentido, se hace más evidente que esta ofensiva no tiene como único fin la protección de su población, sino el debilitamiento absoluto de Líbano, un país ya asfixiado por su crisis económica y política.



HIZBULÁ: EL PRETEXTO PERFECTO PARA LA DESTRUCCIÓN DE UN PAÍS


Hizbulá ha sido durante años el chivo expiatorio perfecto para Israel. Desde que comenzó la guerra en Gaza en 2023, el grupo chií ha lanzado cohetes desde el sur de Líbano en apoyo a las facciones palestinas, y esto ha servido de justificación para una ofensiva que, en los hechos, golpea principalmente a un país que no tiene más que ruinas para ofrecer a sus ciudadanos.




Aunque Hizbulá tenga una fuerte presencia en el sur y el este del Líbano, no gobierna el país, y las personas que viven en sus feudos tradicionales son civiles que sufren las consecuencias de los ataques indiscriminados. De hecho, Líbano es un mosaico de diferentes comunidades: chiíes, suníes y cristianos. Todas estas poblaciones están siendo afectadas por la escalada de violencia, una violencia que no entiende de fronteras religiosas ni étnicas, y que no hace distinciones entre combatientes y civiles.

Mientras tanto, el gobierno libanés, impotente frente al caos, ha hecho lo poco que puede: abrir las puertas de escuelas y otros centros para acoger a las y los desplazados que siguen huyendo del sur. La situación es una bomba de relojería. El país está en bancarrota, y casi el 80% de su población vive bajo el umbral de la pobreza, de acuerdo con datos del Banco Mundial. En este contexto, es claro que cualquier acción militar solo profundiza la ya crítica situación social y económica.

Pero la agresión no se limita a lo físico. El discurso oficial de Israel, desde el primer ministro Benjamín Netanyahu hasta los altos mandos militares, exhibe una frialdad que hiela la sangre. Netanyahu ha sido claro: “Eliminamos a los altos funcionarios, eliminamos a los terroristas, eliminamos los misiles”. Su visión de seguridad implica la destrucción total de cualquier oposición, sin importar cuántas vidas queden destrozadas en el camino. Y no solo Hizbulá está en la mira. Algunos de los ministros del gobierno israelí ya han expresado públicamente su deseo de destruir Líbano entero, algo que ya intentaron en 2006, cuando más de 1.000 civiles libaneses fueron asesinados.





EN 3 CLAVES


  1. Civiles bajo el fuego: Más de 492 personas han muerto y miles están heridas. Entre las víctimas, hay al menos 21 niños y 39 mujeres.

  1. Desplazamientos masivos: Miles de familias han huido del sur de Líbano, mientras que más de 60.000 israelíes del norte también han sido evacuados.




      Una crisis interminable: Líbano, con un 80% de su población viviendo en la pobreza, se enfrenta a más inestabilidad política y económica por estos bombardeos.


Fuente: Spanish Revolution