lunes, 3 de noviembre de 2025

Águilas: el desmedido poder del secretario López

 

 Por  Pedro Costa Morata
      Politólogo. Ha sido profesor en la Universidad Politécnica de Madrid. Premio Nacional de Medio Ambiente.



Se atribuye a sus malas artes el abandono de la política de, al menos, dos importantes militantes socialistas: la hasta hace tres meses alcaldesa de Águilas, Mari Carmen Moreno, y el anterior alcalde de Lorca, Diego José Mateos quien, al pasar a la oposición tras las últimas elecciones locales, ha dejado de ser concejal y se encuentra ahora, como interventor municipal en el Ayuntamiento de Águilas, sometido a muy duras condiciones éticas en su trabajo. Y no se descarta que el anuncio del actual alcalde independiente de Mazarrón, Ginés Campillo, de no presentarse a las próximas elecciones tenga que ver con el veneno inoculado y extendido en este ayuntamiento por Jesús López, que continúa manteniendo un irregular estatus de secretario municipal titular en Águilas y acumulado en Mazarrón.

Jesús del Gran Poder”, “Puto Amo” y otros apelativos circulan por Águilas para referirse a este funcionario, que ha demostrado especiales habilidades tanto para el control de la Corporación, incluyendo a la alcaldesa dimisionaria, como para ir dotándose de un estimable patrimonio inmobiliario… Quedan pocas dudas de que la fuga -tan bien orquestada y poco menos que en olor de santidad- de Mari Carmen Moreno como alcaldesa de Águilas ha estado directamente relacionada con la situación a que ha llegado nuestro Ayuntamiento por la presencia, actividad, maniobras, chapuzas e ilegalidades del actual secretario municipal, Jesús López López, cuyas intrigas hicieron que Mari Carmen tuviera que reconocer, en privado por supuesto, que “me tiene bien cogida”.


Mari Carmen Moreno, exalcaldesa de Águilas y devota procesionante.

Venía de Caravaca en 2015 don Jesús precedido de una fama que, si no era para cerrarle las puertas del pueblo (allí, el alcalde socialista, José Moreno, consiguió quitárselo de encima), sí lo era para que los aguileños se preguntaran cómo es que una alcaldesa socialista había fichado a un funcionario conocido por su ideología derechista tirando a ultra y conocido en la ciudad de la Cruz por sus muy menguadas dotes para el servicio público, pero de cualidades empresariales ciertamente acusadas. Así, se le recuerda en Caravaca por el manejo oscuro de asuntos que le concernían y por sus relaciones con ciertas empresas y su intervención en concursos de acreedores, así como por frecuentar demasiado los bares de la localidad en horario laboral. La alcaldesa de Águilas lo contrató temporalmente como secretario municipal, pero este contrato fue prorrogado -en lugar de prescindir prudentemente de sus servicios, a la vista de sus intrigantes movimientos- hasta que consiguió la plaza en propiedad.


Jesús López López (diario Información).

Estando en Águilas ya apunté en un artículo anterior (“Águilas: tocata y fuga de Mari Carmen”, Alteridad, 2 de setiembre), que se hizo con la jefatura de los servicios jurídicos de Torrevieja para actuar sobre todo en materia de contratación, que son asuntos en los que brilla por sus manejos, y que en aquel caso se refería a la concesión del servicio de basuras; y, aliado con el alcalde, no tardó en entrar en conflicto con la secretaria municipal, Pilar Vellisca, que se negó a los cambalaches en negocios locales y acabó denunciando a los dos, a López y al alcalde, por prevaricación y denuncia falsa. El alcalde, por aforado, está siendo enjuiciado por el TSJ de la Comunidad Valenciana; López, al principio compinchado con el alcalde, pronto entró en competencia con éste tratando de “independizarse”, a lo que el alcalde contestó dándole una patada y echándolo de su Ayuntamiento.

Su reintegración a Águilas se produjo después de haber estado cobrando el 30 por 100 en Torrevieja e, indebidamente, el 100 por 100 de su salario en Águilas (cuando la suma de sus emolumentos no podía superar el 100 por 100, claro), desatendiendo, evidentemente, sus obligaciones en ambas ciudades. Este es el episodio, ya explicado en el citado artículo, que el Tribunal de Cuentas afeó, y condenó a la alcaldesa de Águilas a devolver, junto a otros dos funcionarios banales, más de 9.000 euros malamente percibidos por el listo de López.

Reinstalado en Águilas volvió a las andadas “acumulando” a su cargo el de secretario municipal de Mazarrón sin repartirse los ingresos sino cobrando el 100 por 100 de Águilas (que debiera ser el 70) y un 30 por 100 en Mazarrón. Este asunto, por el mismo motivo que la fechoría anterior con Águilas-Torrevieja, ha llegado al Tribunal de Cuentas por “reclamación de responsabilidad por alcance de pagos indebidos”, donde se está ventilando (y donde algunos funcionarios no parecen entender, y parece mentira que así sea, que denunciar comportamientos impropios de servidores públicos es colaborar con la justicia, no motivo de recriminación); y del que vienen trascendiendo los aprietos en que el encausado más el nuevo alcalde aguileño -que ha heredado el “marrón” de su compañera- se están viendo. Este segundo abuso de los caudales públicos es de mucha mayor envergadura económica que el anterior ya que dura varios años, y con ello está relacionada una querella criminal interpuesta por un abogado aguileño. De este escándalo ha trascendido, y los tribunales lo tienen en cuenta, que sus servicios en el Ayuntamiento de Mazarrón fueron objeto de un “acuerdo verbal y tácito” entre alcaldes (sin que de esto exista ningún papel ad hoc), que es lo que alega el interfecto para no verse obligado a cumplir condición alguna, lo que es perfectamente ilegal.

Al Ayuntamiento de Mazarrón, donde ya ha conseguido colocar a dos de sus hijos, acude “poco y mal”, y podría decirse que aquí le preocupan, sobre todo, los intereses personales-familiares y profesional-crematísticos, forzando la máquina y creando serios problemas al Consistorio de la villa minera. Así, ha pretendido que acredite ese convenio de “acumulación de funciones” el secretario accidental, Juan Ceferino Ros quien, enfrentado a la ilegalidad flagrante, se ha negado a lo que hubiera significado “falsedad en documento público”, y después de un ruidoso altercado con López- estando éste de baja, pero presente en el Ayuntamiento, trabajando y presionando a Ceferino- lo ha denunciado ante la propia Institución antes de abandonar su puesto, pidiendo la excedencia para perder de vista al conflictivo personaje. Testigos de la casa han asistido a otro altercado, más reciente, mantenido por Diego Martínez, secretario accidental con Alicia Jiménez, lideresa del PP en la Corporación (y exalcaldesa), a cuento de la reciente convocatoria de 18 plazas de auxiliares administrativos, que ha devenido en escándalo y pelea y sobre la que Alicia le ha afeado ciertos incumplimientos legales en las bases del concurso y la composición del Tribunal; por lo que Martínez, de la cuerda de López, la ha amenazado con sacar a relucir cierta abultada cantidad de dinero con la que -como factura falsa- algo tuvo que ver la anterior alcaldesa.

Porque es necesario subrayar este modus operandi del funcionario López que, básica y sistemáticamente, consiste en intercambiar favores utilizando su evidente poder funcionarial y utilizando a los beneficiarios como rehenes de sus poco ortodoxas maniobras, a lo que añade su práctica, habitual y depurada, de no firmar decisiones delicadas; y como hacia este tipo de decisiones muestra una afición que se advierte como enfermiza, consigue eludirlas “dándose de baja” por enfermedad, estado en el que pasa frecuentes y largos periodos (nueve meses este mismo año en Águilas, cinco recientemente en Mazarrón). Con ello consigue delegar en otros la firma de asuntos comprometedores, cosa que consigue generalmente y de donde le viene buena parte de su poder: de tener “cogidos” a funcionarios y políticos por sus firmas inadecuadas que incluso pueden irrumpir en la ilegalidad y a los que sabe chantajear llegado el momento. Podemos decir que este “estilo” es la clave de su (temible, fructífero) poder, aunque es verdad que no siempre consigue sus perversos planes de hacer firmar a otros los asuntos de su conveniencia particular, como más arriba señalo, y a esta actitud reincidente ha de enfrentarse (por fin) ahora.

En la frenética vida de Jesús López, relacionada con su función de (poco encomiable) servidor público y su (incontrolada) ambición por los negocios, se asiste de Decisio Consulting, grupo de abogados que, mediante la celosa intervención de nuestro hombre, operan como asesores jurídicos en los ayuntamientos de Águilas, Mazarrón y Pulpí, y que utiliza como respaldo para sus informes y proyectos eludiendo a los juristas de plantilla. También se le considera activamente vinculado con la constructora ATTC, que ha subido como la espuma desde que don Jesús la trata, y especialmente con su directivo Ángel López: ni que decir tiene que el propio patrimonio inmobiliario del señor secretario va aumentando tan visible como sorprendentemente. ATTC ya tiene adjudicada la construcción de un bloque de viviendas en el antiguo Anchurón de la estación de ferrocarril, que en su día RENFE enajenó y que debiera tener un destino como zona verde; de esta manera ATTC y su protector López planean su contribución a la especulación urbanística aguileña (Sobre las maniobras que ya se han iniciado para intervenir en la futura, y prevista, recalificación de los inmensos terrenos que dejará “libres” el traslado de la actual estación del ferrocarril a las afueras, habrá que dar cuenta en su momento, con probable cita de algunos nombres de los aquí ya aludidos.)


ATTC, constructora vinculada a Jesús López, en plena expansión.

Mientras tanto, las perturbaciones jesusianas no cesan en la ya suficientemente traqueteada Casa consistorial aguileña, como se ve en el “caso Hidrogea”, el de la renovación del contrato de servicios de la empresa del agua y la basura, que ha sido puesta en cuestión por las mañas de López (Lo que no quiere decir que haya de encomiarse el papel de Hidrogea, antes Aquagest, concesionaria a la que, por cierto, este cronista ya criticó en 1976, en el diario Línea, junto con su amigo y corresponsal Pepe Román, por ciertos y escandalosos abusos.) A la propuesta de prórroga de cinco años a Hidrogea, López se opone y se sospecha que es porque quiere que la concesión no se renueve y recaiga en otra empresa más de su gusto o con la que ya haya negociado sus cosicas, concretamente Aqualia, a la que ha conseguido prorrogar otros 25 años la concesión de que disfrutaba en Mazarrón. Esto ha creado un problema a la Mesa de contratación, que ha paralizado el procedimiento: el asunto no es menor, ya que supone una aportación al Ayuntamiento de 252 millones de euros durante los próximos 25 años. Esta maniobra de López se asemeja mucho a la que puso en marcha cuando era jefe de los servicios jurídicos en Torrevieja, lo que motivó su expulsión de la salitrosa localidad alicantina.

Dada la libertad con que Jesús López se mueve y persigue sus intereses personales en el Excmo. Ayuntamiento de Águilas y los problemas que acarrea, algunos de ellos de incidencia penal, la exalcaldesa Mari Carmen Moreno no puede considerarse exenta de responsabilidad, y algún día habrá de explicar cuáles fueron las motivaciones que le hicieron “fichar” a este personaje para el pueblo de Águilas, y cómo y por qué se dejó enredar en sus apaños. Solo dos detalles para terminar: ¿a cuento de qué- si no ha sido por la presión de López- se le ha encontrado un hueco en el funcionariado municipal a la esposa de Isidro Carrasco, líder local de Vox?, ¿no fue de gran imprudencia, por ejemplo, incrementar el salario de su esposo (el de la alcaldesa) mediante incremento de productividad de 300 euros mensuales por realizar labores claramente descritas y valoradas en su hoja de funciones, a través de un decreto de Alcaldía avalado por el secretario López con su firma, vulnerando el procedimiento legal y camuflándolo en un incremento retributivo aprobado recientemente por el Pleno de octubre para los grupos A1 y A2, con el fin de darle apariencia de legalidad?


La exalcaldesa, flanqueada por secretario e interventor.

Está todo podrido”, “es vergonzoso”, “el ambiente tiene más que ver con el estilo mafioso que con una mayoría socialista”, me dice gente de dentro de la Casa. Y no es cualquier cosa la herencia que recibe Cristóbal Casado, alcalde designado por Mari Carmen y que, como primera providencia, habrá de sacudirse el apelativo que cunde por el pueblo de “alcaldeso” que, siendo poco más que broma no demasiado maliciosa, sin embargo lo obliga a actuar con diligencia y rectitud en los asuntos municipales, empezando por poner firme a don Jesús López y tomándose todo el interés por expulsarlo lo más lejos posible de Águilas.

Aunque la realidad parece ir por otro lado, ya que a la visible afición a los negocios del nuevo alcalde -con sus relaciones con la empresa ATTC y con algún empresario hostelero local poco recomendable- se une el estrechamiento de relaciones con López, hasta el punto de que se viene diciendo que éste, el secretario municipal, “trabaja en la Alcaldía”, por el tiempo a todas luces excesivo que pasa con el alcalde en su despacho. No se aprecia en Casado, ya es mala suerte, ningún carácter político o civil singular, que haga pensar que los desvaríos de la etapa de su antecesora vayan a corregirse.

A este desmadre generalizado en el Ayuntamiento de Águilas que, en definitiva, repercute en sensible merma de caudales públicos teniendo como agente perturbador a López y como consentidores máximos a Moreno y Casado, la izquierda aguileña no parece querer hacer frente, y ni indaga ni se interesa; tampoco el PSOE aguileño o el murciano se dan por enterados, lo que evidentemente resulta más grave. Menos mal que CC. OO. ya ha denunciado las prácticas ilegales de las Mesas de contratación en los recientes concursos de personal administrativos, tanto en Mazarrón como en Águilas, señalando a la punta de este iceberg escandaloso.

Con estos antecedentes e indicios tan indignantes referentes a un habilitado nacional que se supone debería de ser funcionario ejemplar, ¿cómo es que no interviene la Dirección General de Administración Local, autonómica, actuando de oficio disciplinariamente en favor del interés general? Pues debiera hacerlo, y con diligencia.


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