lunes, 13 de enero de 2025

Ucrania, incapaz de frenar a Rusia, pide tropas a Occidente

 

      Periodista y analista para Público en temas internacionales. Especialista universitario en Servicios de Inteligencia e Historia Militar.


Ninguneado por Trump, Zelenski utiliza su último cartucho y reclama la entrada de tropas occidentales en Ucrania y su implicación directa en la guerra contra Rusia


     El presidente electo estadounidense, Donald Trump, que asumirá su cargo el 20 de enero, lo ha vuelto a decir alto y claro: Ucrania no entrará en la OTAN, el premio de consuelo de Kiev por su derrota ante Moscú. Esta semana, Trump mostró su simpatía al rechazo ruso a esa adhesión, que consideró “una provocación innecesaria”. Kiev ha respondido con un órdago: que los aliados de Ucrania den un paso al frente y envíen sus propios contingentes militares al país en guerra.

Sin paños calientes, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, demandó este jueves en Berlín a sus socios occidentales que fueran “prácticos” y “valientes”, y que desplegaran en Ucrania sus tropas para “obligar a Rusia a ir hacia la paz”. Zelenski recordó que el presidente francés, Emmanuel Macron, ya propuso el año pasado que fuerzas europeas entraran en Ucrania.

Esta propuesta fue entonces rechazada en bloque, salvo por algún país báltico, sin capacidad operativa para mandar esas fuerzas. Ahora Zelenski indica que tiene incluso el apoyo de Londres.

Creo que ese despliegue de contingencia de los socios es uno de los mejores instrumentos. Seamos más prácticos para hacerlo posible. Y ya hemos escuchado señales de algunos de nuestros socios que nos apoyan en esto, del Reino Unido en apoyo de esto. Debemos ser valientes y proponer instrumentos verdaderamente fuertes”, aseveró Zelenski.

Zelenski: “Debemos ser valientes y proponer instrumentos verdaderamente fuertes”

El presidente ucraniano participó en la XXV reunión en la base estadounidense de Ramstein, Alemania, del grupo de 50 países que prestan apoyo militar a Ucrania. Es la última reunión de este Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania que convoca el presidente estadounidense, Joe Biden, antes de ser sustituido por Trump.

Y es posible que no haya más encuentros en Ramstein, pues Trump ya ha repetido que quiere poner fin a la guerra de Ucrania o al menos acabar con la participación estadounidense. A Zelenski se le notaron en Alemania los nervios ante la debacle que puede traer para su causa la llegada de Trump al poder, capaz de dejar solos a sus aliados europeos en defensa de la causa ucraniana.

Pérdida de confianza de los ucranianos en Zelenski

Nervioso también ante el rechazo que su dirección de la guerra está deparando en su propio país, donde casi tres años de contienda han llevado a la muerte de decenas de miles de soldados y de más de 12.300 civiles.

Según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS), la confianza de los ucranianos en Zelenski se ha desplomado a lo largo de la guerra. Del 90% de apoyo que tenía Zelenski en mayo de 2022, apenas a tres meses de comenzar la invasión rusa, el respaldo se sitúa ahora en el 52%.

En mayo de 2022 solo un 7% no creía en Zelenski. Ahora es un 39% el que subraya abiertamente su desconfianza. Un 9% de los encuestados en este sondeo realizado en diciembre pasado considera difícil contestar a esa pregunta.

Por esta razón, Zelenski está también nervioso. Nervioso porque ese malestar interno crecerá, si continúan las batidas de reclutamiento forzoso de jóvenes para obligarles a ir al frente, donde el problema de la falta de efectivos es el más grave que afronta el ejército ucraniano, de ahí ese canto del cisne de Zelenski llamando a la guerra total en Europa para impedir el colapso ucraniano ante Rusia.


Soldados del ejército ucraniano descansan en la región de Donesk.

Deserciones y falta de soldados

Sin más soldados, sin muchos más soldados, Ucrania tiene perdida la guerra. De nada sirven los misiles de largo alcance occidentales, que apenas causan daños localizados en Rusia, o los carros de combate o los aviones F-16. Sin el correspondiente despliegue terrestre de miles de soldados, es imposible consolidar ningún avance ni aún menos detener los continuos asaltos de las fuerzas rusas.

Mermado por las deserciones, el cansancio y la desmoralización creciente, el ejército ucraniano solo puede defenderse, bombardeos limitados o protagonizar ofensivas puntuales que son fagocitadas inmediatamente por las respuestas rusas. Acaba de suceder con la última incursión ucraniana en Kursk, la región rusa invadida por el sur en agosto por miles de soldados ucranianos, que intentaron consolidar una cabeza de puente hacia el corazón de Rusia.

En vano, puesto que cinco meses después, las fuerzas rusas no solo han detenido el avance ucraniano en Kursk, sino que lo han hecho retroceder y ahora las unidades de Kiev controlan unos 400 kilómetros cuadrados, una tercera parte de lo invadido inicialmente. La ofensiva lanzada esta semana también se topó con una férrea defensa rusa que anuló la efectividad del ataque y además recuperó territorio.

Occidente: el arsenal de la democracia ucraniana

Ante esta situación bélica no es de extrañar que Trump vea con ojos muy distintos lo que ocurre en Ucrania a cómo lo hacen sus socios europeos o sus antecesores demócratas en la Casa Blanca. Éstos se dejan llevar por un enardecimiento chovinista que sigue viendo en Ucrania el campo de batalla donde Occidente se juega su propia existencia.

En Ramstein, donde se palpaba ya el ambiente de ruptura de la unidad en el apoyo a Ucrania, las actuales autoridades estadounidenses insistieron en defender un frente común ante Rusia. El presidente Biden ha sido el principal impulsor de la ayuda armamentística a Kiev y aún trata de sacar los últimos paquetes de asistencia militar, aunque tales montos no puedan darle ya la vuelta al conflicto.

No debemos detenernos ahora. La coalición no debe flaquear, no debe vacilar y no debe fracasar”, dijo al concluir el encuentro de Ramstein el todavía secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. El jefe del Pentágono lanzó una soflama sobre los peligros que Rusia supone para el mundo entero y defendió de forma elocuente el papel de la coalición liderada por Estados Unidos como “arsenal de la democracia ucraniana” y “motor de la seguridad mundial”.

Los aliados de Kiev han proporcionado hasta ahora ayuda militar por cerca de 122.000 millones de dólares, de los que más de 70.000 millones correspondieron a la ayuda estadounidense. En Ramstein, Austin anunció un paquete final de ayuda, con Biden como signatario, por otros 500 millones de dólares.

El Pentágono ya mira la confrontación con Rusia en una nueva etapa

Pero más allá de las proclamas por un mundo “libre” que se imponga sobre el “imperialismo ruso” lanzadas por el representante estadounidense, Austin no pudo evitar poner los pies en la tierra y sugerir que esta guerra tiene los días contados.


Una mujer sentada sobre las ruinas de una casa destruida por un ataque nocturno con drones rusos, en Odesa, en el sur de Ucrania.

Lo hizo cuando se refirió a las hojas de ruta elaboradas por los 15 países que lideran al medio centenar reunidos en Ramstein y que prevén cubrir las necesidades militares más urgentes de Ucrania.

Austin dijo que tales planes se extienden hasta 2027 y que los aliados de Kiev “pueden seguir ayudando a Ucrania a crear una fuerza que disuada otra agresión rusa a largo plazo, mientras que Ucrania implementa sus propias reformas esenciales en la movilización y otras áreas”.

Es decir, el jefe del Pentágono ya contempla la defensa de Ucrania en una segunda etapa, con vistas a una eventual “agresión rusa a largo plazo”, después de que Kiev haga sus propios deberes, como la reforma del reclutamiento para conformar un nuevo ejército que pueda volver a enfrentarse a Rusia en el futuro.

Hasta el propio Zelenski admitió el cambio que se va a producir a partir del 20 de enero. “Está claro que comienza un nuevo capítulo para Europa y para todo el mundo” , aseveró en Ramstein.

Trump con Putin en el rechazo a la entrada de Ucrania en la OTAN

Esta semana, Trump lamentó no haberse podido reunir con el presidente ruso, Vladímir Putin, antes de su investidura dentro de menos de diez días. En una rueda de prensa en su club Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, Trump de nuevo dejó entrever el cambio de rumbo que puede dar la política internacional antes de que termine enero.

Trump dijo entender la posición del Kremlin rechazando la entrada de Ucrania en la OTAN.

Una adhesión que, subrayó, había sido impulsada por Biden y sus amigos de la Alianza. Esto, junto con otras circunstancias, llevó a la actual confrontación con Moscú, dijo.

Ya en la cumbre de la OTAN de Bucarest en 2008 se planteó a Ucrania y Georgia esa posibilidad de integrarse en la Alianza. La consecuencia fue, ese mismo año, la invasión de Georgia por Rusia. Pero ni siquiera entonces se supo ver en Bruselas el alcance de la oposición radical de Moscú a la entrada ucraniana en la OTAN.

En Palm Beach, Trump consideró esta posibilidad como una provocación innecesaria de consecuencias muy peligrosas a las que Biden contribuyó con sus renovadas promesas a Kiev meses antes de que Moscú lanzara su invasión. “Rusia siente que tiene al enemigo a las puertas y yo podría entender sus sentimientos al respecto”, añadió.

El fin de la guerra antes del verano y una inminente cita con Putin

Aunque Trump ha reiterado que podría poner fin a la guerra de Ucrania en 24 horas, esta vez se mostró más cauto con los plazos. “Espero disponer de seis meses. Quiero pensar que podría conseguirlo antes de seis meses”, afirmó Trump cuando le preguntaron si solucionaría el conflicto en el plazo de medio año.


La gente inspecciona los edificios dañados tras un ataque con misiles rusos en Ucrania.

Una pista preocupante para Zelenski de lo que puede decidir Trump la puso de manifiesto esta semana cuando decidió posponer, hasta después de la jura de su cargo, la anunciada visita a Kiev del que será su enviado especial para Ucrania, el general retirado Keith Kellogg.

Kellogg también tenía previsto reunirse con destacados cargos gubernamentales europeos, en Roma y París, por ejemplo. El retraso del viaje podría indicar que Trump pretende hacer algún anuncio importante, dirigido especialmente a Rusia, sobre la política que adoptará su Administración en torno a Ucrania.

Ese mensaje podría ser incluso el de un próximo encuentro entre Trump y Putin, tal y como el nuevo mandatario estadounidense sugirió en su rueda de prensa.

Fuente: Público

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