¿Israel conocía el plan de Hamas?
¿Es responsable de parte de las muertes de sus ciudadanos?
Periodista
especializado en asuntos internacionales.
La
niebla de la guerra, muchas veces, no permite conocer la verdad sobre
los sucesos. Desde el 7 de octubre, todo ha sido vertiginoso,
frenético, a un ritmo que hace difícil diferenciar los hechos unos
del otro.
Las
guerras, como los hechos disruptivos, parecen un conjunto de momentos
que se suceden tan rápido que forman parte de una extraña
cotidianidad. Algunas cosas quedan tan atrás, que en la era de la
inmediatez no se revisan porque ya han sido tapadas por algún otro
evento.
El ataque militar de
Hamas, por eso, quedó atrapado debajo de una larga y empinada
montaña de ropa noticiosa por lavar. ¿Qué sucedió aquel día?
¿Hubo actos terroristas, bebes asesinados? ¿Un atentado de falsa
bandera permitido por los israelíes para lanzar una sangrienta
ofensiva en Gaza?
Si bien el derecho
internacional justifica el derecho a levantarse en armas contra una
fuerza de ocupación, como la israelí, también establece como
crímenes de guerra el asesinato y secuestro de civiles. Por lo que
realidad es mucho más compleja que una competencia de hinchadas.
¿Qué sabían las
fuerzas israelíes?
Más
de un año antes, las fuerzas israelíes analizaron un documento de
40 páginas de Hamas que hablaba de una operación denominada “Muro
de Jericó” para irrumpir a través de Gaza. El documento
“describía un asalto metódico diseñado para arrasar las
fortificaciones alrededor de la Franja de Gaza, tomar ciudades
israelíes y asaltar bases militares clave, incluida una división”,
según
The New York Times.

La revelación fue
descartada por los altos mandos por considerarla poco realista. Esto
se basó en la “inexacta creencia de que Hamás carecía de
capacidad para atacar y no se atrevería a hacerlo”. Para el
gobierno israelí, la organización estaba enfocada en negociar
permisos de trabajo en Israel para los palestinos de Gaza y en
acceder a fondos para administrar el territorio. Desde 2021, además,
Hamas había colaborado con Israel en el desarme de los puntos de
lanzamiento de cohetes de otras organizaciones como la Yihad
Islámica. Eso dio la impresión, al parecer, de que la organización
estaba más preocupada por volverse una fuerza del status quo que
patear el tablero.
“El
documento del Muro de Jericó, llamado así por las antiguas
fortificaciones de la actual Cisjordania, fue aún más explícito.
Detallaba ataques con cohetes para distraer a los soldados israelíes
y enviarlos apresuradamente a búnkeres, y drones para desactivar las
elaboradas medidas de seguridad a lo largo de la valla fronteriza que
separa Israel y Gaza.
Luego,
los combatientes de Hamas atravesarían 60 puntos del muro y
cruzarían la frontera hacia Israel. El documento comienza con una
cita
del Corán:
“sorpréndelos a través de la puerta. Si lo haces, ciertamente
prevalecerás”, The New York Times,
Pero lo que sucedió fue
muy distinto: el 7 de octubre, “antes de traspasar la valla, Hamás
incapacitó los medios de observación y desactivó varios sistemas
de mando y control”. Hamás siguió el plan “Muro de Jericó”
con precisión; bombardeo con cohetes en el comienzo del ataque,
destruyó las cámaras de seguridad con drones y ametralladoras
automáticas e invadió la parte israelí con hombres en parapentes,
motocicletas y a pie. Uno de los objetivos principales era la
División Gaza centrada en unificar la inteligencia de señales en la
frontera.
De inmediato, el sistema
de monitoreo israelí en la frontera se quedó ciego sin poder dar
aviso, ni alertas. Pero ¿los altos mandos israelíes habían sido
alertados de que había ensayos y entrenamiento militares de Hamas
que coincidían con sus planes? Sí.
The New York Times
afirma que el 6 de julio de 2023, un veterano analista de la Unidad
8200 “escribió a un grupo de otros expertos en inteligencia que
docenas de comandos de Hamás habían realizado recientemente
ejercicios de entrenamiento, con altos comandantes de Hamás
observando”. Según el analista, el entrenamiento incluyó “un
simulacro de derribar aviones israelíes y tomar el control de un
kibutz y una base de entrenamiento militar, matando a todos los
cadetes. El analista advirtió que el simulacro seguía de cerca el
plan del Muro de Jericó y que Hamás estaba desarrollando la
capacidad para llevarlo a cabo”.
El coronel Asaf Hamamil,
jefe de la Brigada Sur de la División Gaza lo rechazó por
considerarlo un plan “imaginario e irrealista”, según The New
York Times.
No
fue la única advertencia desoída por los altos mandos militares.
Las observadoras de los sistemas de vigilancia de la División Gaza
de las Fuerzas de Defensa de Israel alertaron
que
los miembros de Hamas habían practicado con aviones no tripulados
cerca de las vallas, habían hecho ejercicios con camionetas y
motocicletas, e incluso ensayos para el bombardeo de tanques. Unos
días antes, incluso una de las observadoras pudo ver como un grupo
de hombres de la brigada Nukhba, las fuerzas especiales de Hamas, se
reunieron cerca de la valla fronteriza. Cuando enfocó a uno de los
miembros con una de las cámaras, este le hizo una seña negativa con
un dedo de la mano como si supiera que lo vigilaban detrás de las
cámaras.
“Informamos
que se trataba de una sesión informativa de altos funcionarios de
Hamás a quienes no pudimos reconocer. Pero hasta hoy, no está claro
qué hicieron las Fuerzas de Defensa de Israel con esa información”.
Otras señales se acumularon durante los momentos previos del ataque
hasta tal punto que los altos mandos militares y del Shin Ben, el
servicio de inteligencia interno israelí, se comunicaron la noche
anterior al ataque.
“En
abril, Smadar, una observadora se sentó en el puesto de vigilancia
en Kissufim y notó algo nuevo en uno de los campos de entrenamiento
de Hamás. "Habían construido un modelo preciso de la zona
fronteriza", afirma. “Allí entrenaron sobre cómo atravesar
la valla. Al contrario de lo que pensaban las FDI, su entrenamiento
era para la infiltración en tierra, no desde túneles. Con el paso
del tiempo, su entrenamiento se hizo más intensivo”.
Aproximadamente
un mes y medio antes del ataque, ese entrenamiento aparentemente
cambió de marcha.
“Empezamos
a verlos alejarse 300 metros de la valla, y sus entrenadores se
pusieron con cronómetros y midieron cuánto tiempo les llevaba
correr hasta la valla, alcanzarla y regresar a sus posiciones.
Sabíamos que algo [sucedía]”, dice Liat. Según ella, aunque
también se produjeron disturbios cerca de la valla, “las fuerzas
que enviamos no hicieron prácticamente nada, incluso los disparos de
advertencia cesaron. Llegaban soldados de combate, lanzaban gases
lacrimógenos y se marchaban”, Haaretz.
El desprecio hacia estas
observadoras, por parte de los altos mandos israelíes, fue tal que
por la noche no fueron avisadas de la alerta de una incursión de
miembros de Hamas en la valla fronteriza con Gaza. Así que cuando se
dio la incursión de la organización en los puntos de vigilancia
Kissufim y Nahal Oz fueron sorprendidas sin estar preparadas.
Según
Amos Harel: “durante
la noche anterior se llevaron a cabo dos consultas telefónicas entre
la región sur del servicio de seguridad Shin Bet, el Cuerpo de
Inteligencia de las FDI, la división de operaciones y el Comando Sur
con el conocimiento del Jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzl
Halevi. En el Shin Bet se celebró una consulta separada con el
director de la agencia, Ronen Bar. Dubo preocupación por un ataque
de secuestro aislado en el Shin Bet, y éste envió un pequeño
escuadrón operativo al sur. Tras la segunda reunión, las FDI
decidieron aceptar la opinión del Shin Bet de que Hamás estaba
realizando un ejercicio de entrenamiento y no se estaba preparando
para un ataque. La Inteligencia Militar aceptó esa opinión, pero
debido a las preocupaciones de las fuerzas del Comando Sur debían
prepararse para la posibilidad de que Hamas pudiera actuar. No se
tomaron otras medidas y se decidió esperar hasta la mañana. Para
entonces ya era demasiado tarde”.

Palestinos celebran junto a un tanque israelí destruido en la valla de la Franja de Gaza, al este de Khan Yunis, el 7 de octubre.
La sorpresa fue tal que
hasta el comandante de la División de Gaza, el general de división
Avi Rosenfeld, ordenó que la Fuerza Aérea israelí bombardeara la
base central de la fuerza, siguiendo la Doctrina Hannibal de las
fuerzas israelíes que determinan que los secuestros de militares
deben evitarse, incluso si ello implica ataques contra los propios
soldados. Los organizadores de la fiesta Nova tampoco fueron avisados
sobre los peligros de un ataque de Hamas. Más de 300 participantes
fueron asesinados y otros 40 tomados de rehén.
Cuando los organizadores
pidieron protección a Elad Zandani, jefe del Comando del Frente
Interior de la División de Gaza, éste les dijo que se arreglaran
solos.
Negligencia, error de
cálculo o deliberada intención de que ocurriese
Uno de los elementos
centrales de la estrategia militar israelí es el mito de ser
invencibles. El Estado israelí, incluso, se construyó en base a la
concepción que es un hogar seguro para los “judíos del mundo”,
perseguidos por los pogromos en Europa y la Rusia zarista.
Por eso uno de los
fallos de inteligencia más reconocidos fue no haber anticipado la
guerra de Yom Kippur, en alusión a la festividad judía, realizada
por Egipto y Siria para recuperar los territorios robados por Israel
en la guerra de los Seis días en 1967. Si bien la invasión fue
repelida, el fallo de inteligencia le costó el gobierno a la
entonces primer ministra israelí, Golda Meir.
Lo más posible es que a
Benjamín Netanyahu le suceda lo mismo. ¿Esto debilita la teoría de
un autoatentado o la de un ataque permitido para ocupar tierras
palestinas? En mi opinión bastante porque parte de algo importante
que no es real: la creencia de que los militares y la inteligencia
israelí son infalibles.
Llevamos dos meses de
una invasión que ha tirado más bombas en Palestina que en
Hiroshima. ¿Y el saldo militar, no humano, cuál sido? La
destrucción de unos pocos túneles y la muerte de unos pocos
miembros de Hamas. Lo que muestra que Israel las única guerras que
puede pelear y ganar son contra civiles desarmados, si se tiene en
cuenta sus dificultades para conseguir el objetivo de “erradicar a
Hamas”.
¿Entonces qué sucedió?
¿Por qué no se anticiparon al ataque de Hamas? Un militar israelí,
en el puesto de observadora de las cámaras de vigilancia en Gaza,
relató al diario israelí los siguientes episodios:
En
abril, Smadar se sentó en el puesto de vigilancia en Kissufim y notó
algo nuevo en uno de los campos de entrenamiento de Hamás. "Habían
construido un modelo preciso de la zona fronteriza", afirma.
“Allí entrenaron sobre cómo atravesar la valla. Al contrario de
lo que pensaban las FDI, su entrenamiento era para la infiltración
en tierra, no desde túneles. Con el paso del tiempo, su
entrenamiento se hizo más intensivo”.
Aproximadamente
un mes y medio antes del ataque, ese entrenamiento aparentemente
cambió de marcha.
“Empezamos
a verlos alejarse 300 metros de la valla, y sus entrenadores se
pusieron con cronómetros y midieron cuánto tiempo les llevaba
correr hasta la valla, alcanzarla y regresar a sus posiciones.
Sabíamos que algo [sucedía]”, dice Liat. Según ella, aunque
también se produjeron disturbios cerca de la valla, “las fuerzas
que enviamos no hicieron prácticamente nada, incluso los disparos de
advertencia cesaron. Llegaban soldados de combate, lanzaban gases
lacrimógenos y se marchaban”.
Esos
informes, al parecer, se acumularon en el montón de basura de la
tragedia.
Un
mes antes de la guerra, hubo un aparente cambio de enfoque entre
algunos observadores: un alto oficial de la División de Gaza vino a
la sala de operaciones en una de las bases a lo largo de la frontera
de Gaza para hablar sobre el sector, por lo que uno de los Los
observadores decidieron decirle exactamente lo que tenía en mente.
“Le
dije que iba a haber una guerra y que simplemente no estábamos
preparados”, dice, recordando la conversación. “Que lo que está
pasando con Hamás a lo largo de la valla fronteriza no es normal.
Que se están burlando de las FDI, que tenemos las manos atadas y ni
siquiera estamos [disparando] tiros de advertencia”.
La
respuesta del oficial superior fue preguntarle su nombre, mirarla con
ojos amonestadores y “ponerla en su lugar” por haber tenido la
temeridad de dirigirse a él directamente en lugar de seguir los
canales adecuados.
“Me
dijo: 'He estado en el sector desde 2010. Fui comandante aquí,
oficial de inteligencia, conozco Gaza de adentro hacia afuera y te
digo que todo está bien. Tú estás aquí sólo seis meses y yo
llevo aquí 12 años. Conozco el sector como la palma de mi mano”.
Las observadoras creen
que los altos mandos desconocieron sus advertencias por ser, en su
mayoría, mujeres. "No hay duda de que si los hombres hubieran
estado sentados frente a esas pantallas, las cosas se verían
diferentes". La práctica de desconocer la opinión profesional,
en las divisiones militares israelíes, son sistemáticas y
extendidas según el diario israelí Haaretz.
¿Pero eso explica todo?
¿Es posible que ningún alto mando se haya tomado en serio la
amenaza? Hay varias explicaciones posibles; una, la oficial, que
versa sobre la creencia del gobierno de que Hamas no tenía ni las
capacidades ni la intención de lanzar el ataque, y otra que
implicaría una operación orquestada por los altos mandos militares
para dinamitar la presidencia de Benjamín Netanyahu, o, en su
defecto, justificar una invasión a gran escala a Gaza.
Hamas,
según varios informaciones de inteligencia, podía intuir la
división de los mandos israelíes en relación a Netanyahu. Y algo
que ayudó bastante a la organización fue la sobreestimación de los
israelíes de sus capacidades propias y la poca conciencia de sus
últimas derrotas.
Una de las grandes
justificaciones de la invasión a Gaza fue el asesinato de civiles en
el ataque de Hamas el 7 de octubre. Las atrocidades de ese día
dejaron en un segundo plano las razones históricas que precedieron
al ataque.
En un cruel acto de
memoricidio se jerarquizó el sufrimiento israelí por encima del
palestino. Al parecer, para muchos, estos ataques ocultaron, las
décadas, de humillación y atrocidades cometidas por oficiales
israelíes y colonos extremistas, entre otros muchos grupos.
¿Pero todo lo que
sucedió fue tan así? Como dijimos, muchas veces los hechos son
muchos más grises de lo que se presentan.
Si bien los líderes de
Hamas han atribuido la muerte de civiles a la irrupción de
palestinos enojados, que entraron junto a sus brigadas cuando se
rompió la cerca, hay videos donde sus militantes rematan a
participantes de la fiesta Nova y también relatos de los
sobrevivientes de kibutz que son estremecedores. Es un hecho que se
ejecutaron y se secuestraron civiles, dos crímenes de guerra.
¿Eso justifica un
genocidio de manual contra los civiles de Gaza? Por supuesto que no,
a pesar de lo que digan algunos negacionistas pro israelíes. Para
hacer equivalencias: bajo la misma lógica, si un grupo de judíos
hubiese atacado alemanes nazis en la década del 30, se habría
justificado el genocidio de seis millones de judíos. El cambio de
nacionalidades, o etnias, no altera el producto, diría algún
profesor de matemáticas o lengua.
También muchas veces,
suceden cosas que no cuadran con el marco de entendimiento creado por
el sentido dominante. Hay indicios, por ejemplo, que los israelíes
fueron tomados tan por sorpresa por los militantes de Hamas que hasta
el comandante de la División de Gaza, el general de división Avi
Rosenfeld, ordenó que la Fuerza Aérea israelí bombardeara la base
central de la fuerza, siguiendo la Doctrina Hannibal de las fuerzas
israelíes que determinan que los secuestros de militares deben
evitarse, incluso si ello implica ataques contra los propios
soldados.

Sorpresa que se repitió
en los kibutz y la famosa fiesta Nova realizada cerca de la valla que
rodea Gaza. Dado el desprecio que ha tenido el gobierno de Netanyahu
por los rehenes israelíes, suena creíble que las Fuerzas de Defensa
de Israel hayan apostado a evitarlo con bombardeos. También por la
confusión del momento, los militares israelíes pueden haber
disparado sin distinguir civiles de militantes de Hamas. Son
hipótesis válidas que no invalidan todo lo demás.
¿Pero qué sabemos sobre
lo que sucedió?
Una
de las polémicas que se generó fue por la validez, o no, del
bombardeo a casas del kibutz Bari por parte del Ejército israelí.
En un trabajo, Max Blumenthal utilizó
el
testimonio de Tuval Escapa, miembro del equipo de seguridad del
Kibbutz Be'eri, para graficar lo que presuntamente sucedió. “Le
dijo
al periódico israelí Haaretz que
a medida que la desesperación comenzaba a invadir, los comandantes
en el campo tomaron decisiones difíciles, incluido bombardear las
casas de sus ocupantes para eliminar a los terroristas junto con los
rehenes”.
En
concreto, el textual del diario israelí sostiene que: “recién el
lunes por la noche y solo después de que los comandantes en el campo
tomaron
decisiones difíciles, incluido el bombardeo de las casas de sus
ocupantes para eliminar a los terroristas, sin saber si los israelíes
en esos edificios estaban vivos o muertos,
las FDI completaron la toma del kibutz”. Más de 100 personas
fueron asesinadas durante el ataque al kibutz.
El diario israelí sacó
una nota de opinión desmintiendo la gravedad de lo señalado en su
trabajo. “Utiliza esta cita para pintar el cuadro de que las 112
personas que murieron en Bari fueron asesinadas por el ejército
israelí. También en este caso, el informe original describe las
atrocidades que Hamás cometió durante horas en Be'eri, incluidas
ejecuciones de civiles a quemarropa. Blumenthal ignora todo lo que no
encaja en su narrativa”, según la columnista Michal Perach.
Aquí es cuando se
confunden, de nuevo, las cosas por una polémica. De lo que se narra
sobre la tragedia en el kibutz sobresalen dos verdades; miembros de
Hamas mataron a civiles y quemaron casas, y militares israelíes
bombardearon casas “sin saber si los civiles allí estaban vivos o
muertos”. ¿Asesinaron civiles de forma negligente y criminal? No
lo sabemos. ¿Mataron más civiles que Hamas y después culparon a la
organización para eximirse de culpa? Tampoco.
Aunque es un hecho que
bombardearon las casas del kibutz. Las imágenes de los destrozos son
bastantes elocuentes. Según el reportero del canal ¡24 News,
cercano al gobierno, los rastros en el kibutz demuestran que por
allí, “quizás”, pasaron tanques. ¿Esos tanques fueron los que
bombardearon las casas?
Además de esta
situación, un grupo de helicópteros israelíes fueron enviados, una
hora después de la irrupción de Hamas, para detener a los miembros
de Hamas. La polémica entre Blumenthal y la columnista de Haaretz
también se centro en si éstos atacaron a civiles o no. La mejor
manera de abordar lo que sucedió son las citas textuales de los
periodistas que cubrieron los hechos.
Leamos
al periodista israelí de Yoav
Zeyton.
Después
de que los pilotos se dieron cuenta de que era tremendamente difícil
distinguir dentro de los puestos avanzados y asentamientos ocupados
quién era un terrorista y quién era un soldado o un civil, se tomó
la decisión de que la primera misión de los helicópteros de
combate y los drones armados Zik fuera detener el ataque.
El flujo de terroristas y la turba asesina que irrumpió en
territorio israelí a través de los huecos de la valla. 28
helicópteros de combate dispararon en el transcurso de un día. Los
combatientes tenían toda la munición en los estómagos de los
helicópteros: cientos de proyectiles de cañón de 30 mm. (el efecto
de una granada pulverizadora para cada proyectil), así como los
misiles Hellfire. La
velocidad de disparo contra los miles de terroristas fue
tremenda al principio, y sólo en cierto momento los pilotos
comenzaron a frenar los ataques y seleccionar cuidadosamente los
objetivos.
Resulta
que el ejército de Hamás se lo puso difícil deliberadamente a los
pilotos de helicópteros y a los operadores de vehículos aéreos no
tripulados: en la investigación quedó claro que en las últimas
sesiones informativas se pidió a las fuerzas invasoras que caminaran
lentamente hacia los asentamientos y puestos de avanzada o dentro de
ellos y, bajo ninguna circunstancia corrieran, para hacer creer a los
pilotos que eran israelíes.
Este
engaño funcionó durante un tiempo considerable, hasta que los
pilotos del Apache se dieron cuenta de que tenían que saltarse todas
las restricciones. No fue hasta alrededor de las 9:00 que algunos de
ellos comenzaron a fusilar a los terroristas con los cañones por su
cuenta, sin autorización de sus superiores.
La
actividad aérea del primer día no estuvo organizada, pero incluso
en el cielo los pilotos improvisaron soluciones a una situación
complicada e inédita: gran parte de la dirección del fuego y la
recepción de los objetivos de las fuerzas que luchaban en el campo
llegaron a los pilotos a través del teléfono. Llamadas o envío de
fotos por whatsapp. En el contexto del gran número de personas
asesinadas y secuestradas, las Fuerzas Aéreas están convencidas de
que si no fuera por el fuego de ayuda y los numerosos ataques
llevados a cabo por helicópteros artillados de las FDI ese día, la
matanza habría sido mucho mayor.
Otro
paso que ayudó en las primeras horas a que los comandantes de la
Fuerza Aérea comprendieran la gravedad del incidente se produjo
alrededor de las 10:00 horas, luego de que el comandante del
escuadrón 190, el teniente coronel A, bajara de su helicóptero en
Ramón para volver a "Arme y reposte combustible. Descargó la
película fotográfica completa grabada por la cámara del
helicóptero y la transmitió rápidamente al cuartel general del
cuerpo en Kriya. En menos de 20 minutos estaba nuevamente en el aire,
y usando la información que produjo, instruyó a los otros aviones
de combate. disparar a todo lo que vean en la zona de la valla, y en
un momento dado también atacó un puesto de las FDI con soldados
asediados para ayudar a los combatientes de la 13ª Flota a atacarlo
y liberarlo.
En
uno de los casos, como parte del levantamiento de las restricciones
que emprendió, disparó a una distancia de sólo 20 metros de las
casas de uno de los kibutzim para cubrir al subcomandante de la
División 80 que había sido atacado desde el sector del Sinaí y
mató a cuatro terroristas en una feroz batalla. Según la Fuerza
Aérea, en las primeras cuatro horas desde el inicio de los combates,
helicópteros y aviones de combate atacaron unos 300 objetivos, la
mayoría de ellos en territorio israelí.
La
sorpresa, y gravedad, de lo sucedido hace imaginar, con mucha razón,
que los pilotos de los helicópteros pueden haber confundido civiles
con militantes de Hamas. “La
velocidad de disparo contra los miles de terroristas fue tremenda al
principio, y sólo en cierto momento los pilotos comenzaron a frenar
los ataques y seleccionar cuidadosamente los objetivos”, asegura el
reportaje. Se hace bastante difícil creer que no hubo ningún “daño
colateral”.
¿Significa que las
fuerzas israelíes realizaron una matanza de israelí? No, pero si
que existió un contexto que pudo aumentar las bajas civiles. Lo que
es importante porque implicaría que muchos altos oficiales, y
mandos, también tuvieran que responsabilizarse por la muerte de
ciudadanos israelíes. La orden fue “detener a los terroristas”,
según los propios militares entrevistados.
El ataque generó una
confusión generalizada que impidió que los militares a cargo de
tanques y helicópteros distinguieran, con claridad, civiles de
combatientes. Oficiales jóvenes se vieron obligadas a decidir si era
conveniente atacar casas en kibutz o esperar a que llegaran nuevas
ordenes. En algunos casos, incluso, la desobediencia evitó disparos
a hogares israelíes.
Uno de los ejemplos más
claros es el de una compañía de tanques femeninas narrado por el
canal israelí N12.
Leamos
lo que dicen Wyat
Reed y Max Blumenthal.
Un
perfil
elogioso de
una compañía de tanques exclusivamente femenina publicado por la
red de noticias N12 de Israel contiene confesiones por parte de la
capitana de 20 años, identificada sólo como 'Karni', de que un
soldado "aterrorizado" le ordenó abrir fuego contra casas
en el Holit kibutz, tuvieran civiles o no.
Diez
israelíes fueron asesinados en Holit el 7 de octubre; no había
niños entre los muertos.
“El
soldado me señala y me dice: “dispare allí, los terroristas están
allí”, relata la capitana en las imágenes recién publicadas,
señalando que cuando preguntó “¿hay civiles allí?”, su
compatriota simplemente respondió: “No lo sé”, y le ordenó que
“simplemente disparara” una bala de tanque contra los edificios
de todos modos.
Al
final, recordó, “decidí no disparar” porque “esta es una
comunidad israelí”. En cambio, “disparé con mi ametralladora
contra una casa”.
“Mi
conductor ve a dos terroristas en la carretera y lo informa”, le
dice el capitán a su entrevistador N12. Cuando “le digo que los
atropelle, ella simplemente atropella a los terroristas y sigue
adelante”, explica alegremente.
La
compañía de tanques femenina parece haber sido entrenada en los
vehículos menos avanzados del arsenal de Israel y sólo se le han
asignado tareas de defensa fronteriza. En el caos del asalto de Hamás
el 7 de octubre, se vieron obligados a subir a vehículos más
avanzados equipados con un sistema
de armas por control remoto (RCWS).
Sistema de armas por control remoto (RCWS).
En
el informe de N12, el general de brigada Raviv Mahmia admitió que
enfrentarse a un grupo de militantes en el Kibbutz Holit era una
tarea “muy compleja” para la cual los jóvenes petroleros “en
muchos sentido no estaban entrenados para luchar. Dispararon contra
comunidades israelíes mientras circulaban por carreteras llanas"
El grado de
improvisación de las Fuerzas de Defensa de Israel muestran lo
desordenada y caótica que fue la respuesta al ataque de Hamas.
¿Permiten saber la magnitud de sus errores? Difícil sin una
investigación seria que distinga a los civiles asesinados por Hamas
de los matados por “fuego amigo”. Aunque hay algunos episodios
donde las responsabilidades están claras.
Veamos: ¿Cuáles fueron
los asesinatos de israelíes cometidos por los militares dirigidos
por Netanyahu?
En el intenso fuego
cruzado entre las fuerzas israelíes y los secuestradores de Hamas en
el kibutz Be'eri murieron diez rehenes. Según el testimonio de los
dos supervivientes israelíes, al menos algunos de ellos murieron
como consecuencia del fuego israelí”, de acuerdo a Michal Perach
la columnista israelí de Haaretz.
Uno de los testimonios
más sonados es el de Yasmin Porat, una mujer que escapó de la
fiesta Nova hacia el kibutz Be'eri.
Llamamos
a la puerta de una pareja realmente dulce, los Dagan, Hadas y Adi, y
nos llevaron a su sala de seguridad reforzada. Estuvimos con ellos en
la sala de seguridad reforzada entre seis y ocho horas. Con mucho
miedo, porque sabíamos que había una penetración de unos 100
terroristas en el kibutz. Y los disparos se escuchaban desde todas
direcciones. Hasta que esa pareja nos informa que los terroristas
están justo en la casa de al lado. Y parece que nos alcanzarán. Y,
de hecho, cinco minutos después toda la casa se hace añicos. Y
durante una hora conseguimos evitar que entren en nuestra sala de
seguridad reforzada. Diez terroristas nos gritaban en árabe. Fue una
hora muy tensa. Y sentimos un miedo grande e indescriptible. Después
de una hora lograron entrar y nos llevaron a los cuatro a una casa
cercana donde ya había otros ocho rehenes más. Nos unimos a esos
ocho y éramos unos 12 rehenes con 40 terroristas que nos
custodiaban.
Y
después de dos horas de estar allí con los secuestradores, llega la
policía. Se produce un tiroteo que inició nuestra policía. Un
tiroteo muy, muy difícil, en cuanto a la cantidad de municiones que
volaban allí. Y al final durante [la batalla], uno de los
terroristas decide rendirse, el terrorista con el que hice una
conexión. En el transcurso de esas dos horas conecté con algunos de
los secuestradores, los que custodiaban a los rehenes.
Y
decide utilizarme como escudo humano. Decide rendirse. No soy
consciente de ello en esos momentos, es en retrospectiva. Comienza a
desnudarse, toma, me llama y comienza a salir de casa conmigo, bajo
fuego. En ese momento les grité a los YAMAM [comandos israelíes]
cuando ya estábamos - cuando me pudieran escuchar, que dejaran de
disparar.
Y
entonces me oyen y dejan de disparar. Veo en el césped, en el
jardín, a la gente del kibutz. Hay cinco o seis rehenes tirados en
el suelo afuera, como ovejas al matadero, entre los disparos de
nuestros [combatientes] y los terroristas. Fueron asesinados por el
fuego cruzado. Después
de un intenso fuego cruzado, dos proyectiles de tanque impactaron en
la casa. Era una pequeña casa de kibutz, nada grande.
Es
lógico pensar que si baleas una casa y después le tiras dos
proyectiles con un tanque, la mayoría de los muertos sean tu
responsabilidad. Porque los rehenes, según el relato, estaban detrás
de sus secuestradores; a sabiendas se ordenó acribillar tanto a los
miembros de Hamas, como a los civiles israelíes. La
mayoría de civiles, por ende, fueron asesinados por militares
israelíes.
El
relato, además, coincide
con el de Hadas Dagan,
la dueña de la casa del kibutz que alojó a Yasmin Porat.
Dagan
describe cómo ella y su marido se despertaron con alertas rojas
cuando comenzó el ataque de Hamás. Poco después, Yasmin Porat y su
pareja, Tal Katz, llamaron a su puerta en busca de refugio. Cuando la
grave situación se hizo evidente, las dos parejas se acurrucaron en
la habitación segura de los Dagan. Después de una lucha para
impedir su entrada, los combatientes de al-Qassam finalmente
derribaron la puerta, tomando cautivas a las dos parejas y
llevándolas a la casa de su vecino, Pessi Cohen, donde se unieron a
varios otros residentes del kibutz.
Hadas Dagan es la única sobreviviente del bombardeo israelí
de una casa en Beeri, donde murieron 14 rehenes.
Los
militantes de Al-Qassam utilizaron entonces a Suheib Abu Amer, un
conductor de autobús palestino de la Jerusalén Oriental ocupada, a
quien también sacaron por la fuerza en la rave Nova, para traducir
entre ellos y sus rehenes, y les informaron que tenían intención de
llevarlos cautivos a Gaza, pero que serían llevados al puesto de
control de Erez, entre Israel y Gaza, y regresarían a casa la noche
siguiente. Porat sugirió al comandante de la unidad Al-Qassam,
identificado sólo como “Hasan”, que hablara por teléfono con la
policía israelí para negociar. Una vez hablando por teléfono con
una mujer policía, Hasan insistió en hablar con ella a través de
un traductor, informándole que tienen 50 rehenes que pretenden
llevar a Gaza y que, a menos que se les garantice un paso seguro, los
matarían.
A
las 4 de la tarde, dice Porat, llegaron al lugar jeeps militares
israelíes. A los pocos minutos, abrieron fuego contra la casa llena
de cautivos y sus captores, quienes todavía estaban vivos en ese
momento. Entre los muertos por el fuego militar israelí se
encontraban los gemelos Hetzroni. Dagan describe los horrores de
escuchar sus últimos momentos de puro terror.
Después
de un tiroteo de treinta minutos entre soldados israelíes y
militantes de Hamás dentro de la casa, el comandante de al-Qassam,
Hasan, utilizando a Suheib Abu Amer como traductor, logró negociar
su rendición, desnudándose hasta quedar en calcetines y ropa
interior y tomando a Porat como escudo humano. Después de que la
policía los detuviera a él y a Porat, a Hasan le vendaron los ojos,
lo dejaron desnudo y le ataron las manos a la espalda. Los soldados
israelíes ordenaron al humillado comandante que dijera a los
militantes que quedaban dentro de la casa que se rindieran, a lo que
ellos no accedieron. Como el resto de los militantes no estaban
dispuestos a seguir las órdenes del comandante cautivo, los soldados
israelíes reanudaron los disparos y disparos de más misiles LAU
contra la casa. En ese momento, Hadas y Adi Dagan notaron que dos
vecinos, Ze'ev Hacker y Pessi Cohen, habían sido asesinados
Cuando
el sol comenzó a ponerse y la luz desapareció, un tanque israelí
entró en escena con estruendo. Porat estaba alarmado ante la idea de
que se aplicara tal potencia de fuego a una situación de rehenes.
“No, simplemente estamos golpeando los lados para derribar
paredes”, recuerda que respondió. Sin embargo, Porat describe una
batalla feroz y mortal que mataría a todos los que estaban dentro de
la casa.
A
las siete de la tarde, la batalla alcanzó su punto máximo. Uno de
los soldados comentó al general de brigada Barak Hiram, comandante
que dirigía la operación, que lo que estaba sucediendo era una
“desgracia”. Minutos después, el tanque disparó dos proyectiles
contra la casa, uno al piso y otro al techo. Mientras los proyectiles
de los tanques seguían golpeando la casa, Dagan se encontró
cubierta de sangre y vio que su marido, Adi, había sido herido de
muerte por el bombardeo, y sus intentos de detener la hemorragia
fueron inútiles.
“Ya
no tiene sentido intentar bloquear el flujo sanguíneo, y simplemente
lo abrazo de nuevo con mi cara, mi cabello, todo dentro de un enorme
charco de sangre”, recordó. “Recuerdo haber escuchado un disparo
más desde el interior de la casa y ya no escucho nada”. En
ese momento, los soldados israelíes entraron a la casa y encontraron
a Dagan herido por la metralla del tanque y cubierto de sangre.
Mientras les rogaba que atendieran a su marido moribundo, la subieron
a un camión, donde la encontró Porat. Dagan le dijo que su propio
marido, Adi, estaba muerto, pero se negó a informarle que su propio
marido, Tal, también estaba entre los muertos.
Después hay otro
episodio llamativo que podría implicar la muerte de civiles; los
disparos, desde helicópteros, a los miembros de Hamas y los
participantes de la fiesta Nova cercana a la Franja de Gaza. Según
una fuente policial, consultada por el diario israelí Haaretz, un
helicóptero de combate israelí pudo haber “alcanzado a algunos
participantes del festival”.
Danielle Rachiel, una
sobreviviente del festival, sostiene que cuando escapó en un auto
fue atacada por los militares. “¡Cuando llegamos a la rotonda en
un kibutz, vimos fuerzas de seguridad israelíes! Mantuvimos la
cabeza gacha porque automáticamente sabíamos que sospecharían de
nosotros, era un auto pequeño y destartalado que venía desde la
misma dirección de donde venían los terroristas. ¡Nuestras fuerzas
comenzaron a dispararnos! Nuestras ventanas se hicieron añicos. Fue
sólo cuando gritamos en hebreo“ ¡Somos israelíes!” que cesaron
los disparos y fueron llevadas a un lugar seguro”.
En medio de la
confusión, otros ciudadanos israelíes fueron asesinados después de
ser confundidos con “militantes de Hamas”. Niv Ayos, un hombre en
edad militar, por ejemplo marchaba hacia una base militar en la
ciudad de Ashdod cuando fue confundido con “un terrorista” por
cinco unidades de combates israelíes. Su cuerpo fue acribillado con
cien balas, según su madre. Su asesinato muestra con el terror y
miedo que actuaron, en los días posteriores, las fuerzas israelíes.
Al final, lo que parece
bastante claro es que, por un lado, los militares asesinaron a sus
propios ciudadanos por negligencia más que por ordenes directas. Y
por el otro, aplicaron doctrinas militares, como la Dayiha o la
Hannibal, que hablan de hacer uso desproporcionado de la fuerza para
restaurar el orden y la disuasión militar, y evitar a toda costa de
que hayan rehenes.
Los
ciudadanos israelíes, al parecer, fueron víctimas de las mismas
doctrinas aplicadas a los palestinos. Una ironía cruenta, y funesta,
de la vida.
Fuente:
Bruno
Sgarzini