Colabora en la elaboración de la información
domingo, 6 de abril de 2025
Manifestación en Murcia para acabar con el negocio de la vivienda
sábado, 5 de abril de 2025
Manifestación en Murcia para acabar con el negocio de la vivienda 5A
jueves, 3 de abril de 2025
El 5 de abril, nueva fecha clave para que la vivienda deje de ser un negocio

Más de 40 ciudades de todo el estado español salen a la calle este sábado para pedir a los gobiernos que salgan de su parálisis y garanticen el derecho a la vivienda.
Este abril se cumple un año del inicio del ciclo de protestas que ha tenido como eje inseparable la denuncia de los efectos de la turistificación y la crisis de la vivienda. Una nueva gran manifestación, más de 40 en realidad, tendrá lugar de forma simultánea a lo largo de este 5 de abril y de todo el territorio español, todas con un mismo objetivo: “Acabar con el negocio de la vivienda”.
Este ciclo de movilización comenzó el 10 de abril de 2024 con una huelga de hambre y con una multitudinaria manifestación en las Islas Canarias diez días después. Le siguieron la manifestación del 25 de mayo en Baleares —más de 20.000 personas en Palma de Mallorca— y protestas multitudinarias en buena parte de la ciudades y zonas tensionadas por los altos precios de la vivienda y la turistificación. En Cantabria, ese mismo mayo de 2024, más de 8.000 personas reclamaban que su tierra no se convirtiera en “la Ibiza del norte”. En Málaga, Madrid, San Sebastián o Valencia ya se habían producido movilizaciones antes del verano centradas en la presión turística y sus consecuencias en el territorio y en la crisis de vivienda.
Después del verano llegaron las grandes manifestaciones, esta vez más focalizadas en los altos precios de la vivienda, pero con la demanda de la regulación de los pisos turísticos de fondo. En Madrid y Barcelona, el 13 de octubre y el 23 de noviembre, se reunieron varios cientos de miles de personas; y en Málaga, el 9 de noviembre, se juntaron más de 30.000 personas. Después de un 9F en Madrid que consiguió mantener la tensión, este sábado llega un nuevo momento clave en la lucha para pinchar la crisis de vivienda.
Las manifestaciones de este 5 de abril están convocadas por cientos de colectivos y plataformas locales que forman parte del movimiento de vivienda. Aunque los grandes sindicatos estatales y otras organizaciones sociales han mostrado su apoyo a la convocatoria, el protagonismo lo tienen en esta ocasión las asambleas y organizaciones que trabajan de forma específica el tema de la vivienda.
La imposibilidad de “construir proyectos de vida” por los altos precios, así como el “enriquecimiento de una pequeña minoría rentista a costa de asfixiar económicamente a una gran parte de la sociedad” y “la impunidad con la que opera la patronal inmobiliaria” son las principales causas, según estos sindicatos, de la “indignación social” y el “consenso de que la vivienda debe dejar de ser un negocio para convertirse en un derecho”.
Entre las demandas para este 5A destacan una bajada del 50% de los alquileres, contratos de alquiler indefinidos, el fin de la vivienda especulativa, la desarticulación de los grupos de desokupación, el aumento del parque público y la recuperación de vivienda vacías, turísticas y en alquiler de temporada. Otra de las reivindicaciones es el fin de los procesos penales y de criminalización contra el movimiento de vivienda y contra las personas que no tienen otra opción que ocupar para tener un techo.
En qué momento llega el 5A
Por cuarto mes consecutivo, este marzo la vivienda ha repetido como primer problema de la sociedad española, según el Barómetro del CIS. La respuesta del gobierno central y de las autoridades autonómicas y municipales ha estado muy por detrás de las demandas expresadas en las calles. La aplicación de los topes al alquiler que incluye la ley de vivienda solo se han implementado por ahora en Catalunya a pesar de los preparativos y anuncios de que se iban a comenzar a aplicar en Asturias, Navarra y País Vasco. Desde el 25 de enero pasado, Errentería (Gipuzkoa) es oficialmente zona tensionada —y hay otros municipios vascos que lo han solicitado o lo van a solicitar—, pero por ahora en ellos no se puede aplicar la regulación porque no está aprobado el índice de referencia que debe regular el precio de los alquileres. Este índice lo tiene que realizar el Gobierno central, pero necesita de datos fiscales y catastrales que deben suministrar las haciendas forales.
Frente a las demandas de las movilizaciones contra el desborde de los alquileres turísticos, de temporada y de habitaciones, el Ministerio de Vivienda liderado por Isabel Rodríguez se limitó a lanzar un registro único de alquileres de corta duración, que entrará en vigor en julio de 2025 y una prohibición de la Golden Visa inmobiliaria, que entra en vigor este 3 de abril, casi un año después de haber sido anunciada, permitiendo en este tiempo una explosión de compras por parte de capitales extranjeros.
Dos días antes de las manifestaciones, este 3 de abril, entran en vigor también otras dos medidas del Gobierno central en materia de vivienda, dos de las pocas iniciativas que se han llegado a concretar desde el lanzamiento de la fallida ley de vivienda en mayo de 2023. La primera es la modificación de la Ley de Propiedad Horizontal que obliga a los propietarios a tener el visto bueno del 60% de la comunidad de vecinos para abrir una vivienda de uso turístico. La segunda es la modificación de ley de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para acelerar los procesos de desahucio en algunos casos de ocupación.
La reforma de la Ley de Propiedad Horizontal afectará solo a las nuevas licencias que se tramiten legalmente después de este 3 de abril. Es decir, no influirá en las miles de licencias ya concedidas ni en las decenas de miles de pisos que operan de forma ilegal. Aún así, desde la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) consideran la medida como “todo un éxito del movimiento vecinal”. A partir de ahora, explican en un comunicado, el propietario que desee abrir un piso turístico está obligado a pedir el permiso de la comunidad de vecinos y a obtener la “aprobación expresa” de las tres quintas partes del total de los propietarios.
Para garantizar el cumplimiento de esta ley, la FRAVM lanzó este 1 de abril la Red Stop Vivienda de Uso Turístico, una campaña para informar a las comunidades de vecinos de los nuevos derechos adquiridos y para exigir a las autoridades autonómicas y municipales el cumplimiento de la ley. Una colaboración que no hay que dar por hecho: el pasado 24 de marzo el Ministerio de Pablo Bustinduy entregó al Ayuntamiento una lista de los 15.000 pisos turísticos ilegales que operan en Madrid. La falta de respuesta y de compromiso por parte del Consistorio para acabar con los pisos turísticos ilegales ha llevado a Más Madrid a planear una denuncia contra José Luis Martínez Almeida por “inacción” y prevaricación. “Su empeño en gobernar para los fondos buitres, no puede estar por encima de la ley”, dicen desde el partido de la oposición.
Este 3 de abril también entra en vigor una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal presentada por el PNV y aprobada el 14 de noviembre con el apoyo de PP, Junts, ERC, UPN y Coalición Canaria, y el voto accidental de Bildu, por el que pidió perdón poco después. Los portales inmobiliarios y los medios de derecha han augurado a partir de esta fecha “el fin de los okupas”, un “palo a los okupas” o “juicios express para desalojar okupas”. Titulares que no coinciden con la letra de la enmienda aprobada y que entra en vigor este jueves.
Esta enmienda del PNV modifica el artículo 795.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para que los delitos de usurpación de morada (artículo 245 del Código Penal) y de allanamiento de morada (artículo 202 del Código Penal), que pasarán a tramitarse por el procedimiento abreviado de los procesos judiciales, lo que en teoría permitirá agilizar los desahucios.
Sin embargo, tal como recuerda el abogado Diego Redondo García, cuando entre en vigor la nueva reforma, “solo habrá juicio rápido para los supuestos del apartado primero del artículo 245 del Código Penal que son los que se producen con violencia o intimidación sobre las personas”, unos casos completamente minoritarios en el total de ocupaciones que se producen en el Estado español. Según explica a El Salto, la mayoría de los casos de ocupación se realizan en pisos vacíos de bancos, fondos de inversión y grandes propietarios, que no son primera ni segunda residencia, por lo que no se verían afectados por esta reforma.
Más allá de la eficacia de esta medida, la entrada en vigor de una ley que focaliza el problema de la vivienda en la ocupación recuerda una vez más la composición de derecha del Parlamento que salió de las últimas elecciones generales. La entrada en el Congreso, esta vez con el voto favorable del PSOE, de la proposición de ley de Junts para convertir en cautelares buena parte de los desahucios en casos de ocupación vuelve a confirmarlo.
El próximo 5 de abril, cientos de miles de personas en más de 40 ciudades recordarán al PSOE y a los partidos de arco de la derecha que la culpa de la crisis de la vivienda no la tienen los pobres sino aquellos que han convertido la vivienda en un negocio.
Fuente: El Salto
lunes, 21 de octubre de 2024
Tenemos un problema grave con los medios de comunicación.

Periodista y comentarista político. Doctorado en ciencias políticas de la Universidad de Columbia.
¿Se pregunta por qué gran parte de nuestros medios de comunicación son basura? Hay varias razones para ello.
A estas alturas, es de conocimiento público que nuestros medios de comunicación están en serios problemas. No es necesario que repasemos aquí las razones de ello, pero se debe principalmente a Internet, que está causando graves problemas tanto a los medios como a la democracia.
Abordo este tema como profesional independiente que ha trabajado con medios tradicionales, secundarios, de retransmisión parcial, de retransmisión parcial y de retransmisión nula durante más de una década. Hasta donde yo sé, la mayoría de esos medios los he inventado yo, pero ya os podéis hacer una idea. He escrito, he hecho podcasts, he aparecido en radio y televisión, etc., etc., en todos lados. He estudiado esto de cerca y he escrito sobre ello. Estoy profundamente preocupado por el estado del periodismo, y cada vez más.
El domingo escribí un hilo en Twitter, que es la base de este artículo más extenso. Lo que me molesta en particular es que el contenido inteligente, bien investigado y cuidadosamente argumentado es poco común, costoso y difícil de producir. Es mejor para nosotros y para exigirle cuentas al gobierno, pero recibimos menos porque no tenemos los recursos (tiempo, dinero, energía, acceso) para producirlo.
Mientras tanto, la basura es barata y fácil, y a pesar de lo que diga la gente, la leen y la comparten. Ese es un viejo problema que existía antes de Internet, pero ha empeorado mucho. Si bien la gente puede decir que quiere contenido inteligente y de formato largo, sus preferencias reveladas nos dicen lo contrario. A la hora de la verdad, a la gente le encanta un escándalo, le encanta un ataque, le encanta un artículo que confirme sus presunciones y no se preocupa demasiado por dar en el clavo en el proceso. La gente puede decir que quiere contenido más inteligente, pero sus clics y sus publicaciones compartidas no mienten.
Puedes escribir tonterías grandilocuentes, partidistas y basadas en vibras y diversas lealtades, y a la gente le encantará, las promocionará y pagará por ellas. Es fácil . Resuena emocionalmente. Conecta. Se vuelve viral. Y como es fácil (y barato), puedes producirlo a gran escala.
La inteligencia no paga, la estupidez sí. Por eso, en un mundo de recursos escasos, hay que optar por la estupidez. Si quieres sobrevivir en este negocio y no puedes centrarte en un nicho de mercado que pague mucho dinero sin necesidad de llegar a una audiencia masiva, no tienes muchas opciones si quieres escribir, hacer podcasts, crear vídeos, etc. y pagar las facturas.
Como escribí en Twitter, el problema de muchos periodistas, en particular de los autónomos como yo, que no trabajamos a tiempo completo para ningún medio, se puede resumir así:
La economía de ser un profesional independiente que quiere vivir es tal que o haces tu trabajo a medias y logras crecer o lo haces a lo grande y te mueres de hambre. Si puedes, intenta hacerlo a lo grande y crecer, pero te convertirás en polvo en poco tiempo.
Este dilema también es aplicable a los periodistas que trabajan para medios de comunicación. Tienen un trabajo, pero puede que no sea estable, probablemente no les paguen muy bien y sus recursos son limitados y cada vez más escasos, lo que significa que constantemente se les pide que hagan más con menos, que estén agotados y que les preocupe que todo se desmorone en cualquier momento.
Esa dinámica es una receta para el desastre que le dará una cobertura cínica en lugar del trabajo cuidadoso que queremos, que lleva tiempo e incluye ir a reuniones, leer informes, revisar transcripciones, generar confianza con las fuentes y escribir, editar y verificar cuidadosamente los hechos de su trabajo.
La economía de la atención actual no ayuda. Más allá de la limitación de recursos está el problema de los incentivos personales y emocionales. El hackeo grandilocuente no sólo vende, sino que atrae la atención, que en sí misma puede ser una moneda valiosa. Tu patrimonio personal crece a medida que la gente te presta atención, sigue tus cuentas y te da una sensación de protección (“mi material tiene éxito, así que supongo que podré conservar mi trabajo, con suerte”). Esta economía del trabajo se basa en incentivos perversos que hacen de los periodistas el centro de su trabajo, no del trabajo en sí. No es un problema nuevo en el negocio, pero Internet, y en particular las redes sociales, lo han potenciado.
De vez en cuando me planteo dejar el periodismo porque me preocupa no poder hacer mi mejor trabajo. Creo que si tienes un mínimo de integridad, en algún momento tienes que preguntarte qué estás haciendo aquí y por qué; y si no puedes producir un trabajo inteligente y verdadero que desafíe a la autoridad y eleve la conversación, entonces solo estás escribiendo para pagar las cuentas y esperando hasta que mueras. ¿Qué clase de carrera es esa? ¿Qué clase de vida es esa?
Los periódicos y revistas rara vez aumentan las tarifas que pagan a sus escritores, así que cada año acepto una reducción salarial debido a la inflación. Para solucionarlo, puedo aceptar más trabajo para compensar la pérdida. Con mi tiempo y energía limitados, eso me lleva a producir material de peor calidad, ya que tengo que hacer algunas cosas a medias. Podría simplemente asumir la pérdida de ingresos y luchar para pagar las facturas, pero al final eso te pasa factura. Podría intentar hacer más cosas a lo grande e inevitablemente agotarme (me ha pasado más de una vez), pero de todos modos terminaría produciendo basura. Ninguna de estas respuestas es buena.
Los contratos estables y bien remunerados con los medios de comunicación, como los que tuve con el Washington Post y TVO, ayudan mucho. Pero, como aprendí, esos acuerdos pueden desaparecer de la noche a la mañana sin culpa alguna. Perder esos contratos me costó decenas de miles de dólares al año y cada uno desapareció de la nada, sin previo aviso, por razones que no tenían nada que ver con la calidad de mi trabajo.
Substack, YouTube y otras plataformas de suscripción ofrecen algo de esperanza y algunos desafíos. La esperanza es que puedas publicar aquí y, a largo plazo, aumentar tu tarifa por artículo aumentando las suscripciones pagas. Si lo haces bien, puedes mantenerte al día con los costos crecientes o incluso superarlos agregando más y más suscriptores cada año y, al hacerlo, obtener un aumento. Puedes ganarte la vida de verdad haciendo esto si eres inteligente, persistente, afortunado y valiente.
Pero plataformas como esta también corren el riesgo de acaparar audiencia. A medida que ganas más dinero, es posible que quieras —espera— ¡más dinero! Quieres darle a la gente lo que quiere y mucho, porque cuando lo haces, te dan ese dinero. Así que tal vez dejes de atacar a la gente y las cosas que les gustan y ataque más fuerte las cosas que no les gustan. Tal vez empieces a decirle a la gente lo que quiere oír, cualquier otra cosa que creas que es correcta o verdadera o buena, porque eso es lo mejor para el negocio. Eso también es piratería. No es un trabajo inteligente ni honesto.
Para hacer bien este trabajo, tienes que ser capaz de decirle a tu audiencia cosas que quizás no les gusten, algo que me he comprometido a hacer porque me niego a traicionarme a mí mismo y prefiero renunciar antes que entregar mi cerebro y mi autonomía en la puerta.
Plataformas como Substack y YouTube también corren el riesgo de realizar trabajos de menor calidad porque trabajar solo a menudo significa prescindir de controles y equilibrios editoriales, que incluyen edición, verificación de datos, intercambio de ideas y críticas, y tener a alguien que te diga: "No, realmente no deberías hacer eso".
Si a todo esto le sumamos el hecho de que administrar una pequeña empresa (como hago con mi trabajo independiente) es en sí mismo una tarea que requiere mucho tiempo y dinero, con un montón de trabajo administrativo, seguimiento de facturas, correos electrónicos, facturas, impuestos sobre la nómina, etc. Ya sabemos cómo va la cosa, pero eso nos distrae del objetivo de escribir
Escribo todo esto porque estoy pensando en mi carrera, el futuro de los medios y el estado de nuestra democracia. El ecosistema de los medios no es saludable y las cosas se están volviendo cada vez más difíciles. Estoy considerando duplicar mi apuesta por Substack y entrar en el mundo del video a través de YouTube para poder escalar mi trabajo en mis propios términos, crear una audiencia con la que pueda conectar directamente y ganar suficiente dinero año tras año en lugar de perder un poco más cada vez que pasa una página del calendario.
Apostar todo o casi todo por Substack y YouTube es una decisión arriesgada, ya que implica alejarse del dinero estable y de las audiencias que ofrecen los canales tradicionales. Pero, como alguien me señaló, tal vez el riesgo esté en no dar ese paso. Creo que probablemente sea cierto y refleja un panorama mediático cambiante que conlleva muchas promesas y también muchos riesgos.
Los problemas a los que nos enfrentamos son más graves que nunca y necesitamos periodistas preparados para afrontarlos. No hemos descubierto cómo crear, equilibrar y mantener un ecosistema mediático sano en el que podamos hacerlo. Pero a pesar de mis dudas y preocupaciones, mi plan es hacer todo lo posible para ayudarnos a intentar resolverlo. Espero que me acompañéis.
Fuente: David Moscrop