Parece que ya hay una versión publicada del Plan de Paz estadounidense de 28 puntos para el conflicto en Ucrania. De momento, lo único que realmente representa es la solución final deseada por Estados Unidos, en la cual podría haber cambios, quizás sustanciales, quizás de detalle, hasta que haya acuerdo definitivo, si lo hay. Porque la probabilidad de que no llegue a cuajar también es alta. Iremos viéndolo a lo largo del artículo. Que se sepa, Rusia parece que ha dado un visto bueno inicial a la idea, al planteamiento (que, en general, le es favorable), veremos a los detalles. Ucrania, por boca de su presidente Volodimir Zelensky, lo califica como “uno de los momentos más difíciles de la historia de Ucrania, que debe decidir entre perder su dignidad o perder a un aliado clave”. Y el tercero en discordia (cuarto si incluimos a los propios Estados Unidos), la Unión Europea (UE+) no parece haberse definido todavía a la espera probablemente de poder alcanzar una postura común ante el difícil reto de o negarle la sal a Estados Unidos o dejar vendido a su, voluntariamente acogido, protegido.
El Plan, en principio, concede a Rusia, sus tres fundamentales exigencias. Una (punto 21), la soberanía rusa de la península de Crimea, el Donbás (oblasts de Lugansk y Donetsk) y las áreas de los oblasts de Jerson y Zaporiyia actualmente ocupadas por el ejército ruso, que deben quedar desmilitarizadas, al igual que las áreas de Donetsk que las fuerzas ucranianas que las ocupan actualmente deben entregar a Rusia. Dos (punto 7), Ucrania se compromete, incorporándolo a su Constitución, a no ingresar en la OTAN, que a su vez se compromete, incorporándolo a sus Estatutos, a no admitirla si lo solicitase y a no desplegar tropas en ella (punto 8); Ucrania sí podrá ingresar en la Unión Europea con acceso preferencial (punto 11). Y tres, no podrá haber fuerzas extranjeras estacionadas en suelo ucraniano, aunque la Unión Europea+ podría tener aviones de combate estacionados en Polonia con posibilidad de actuación en el espacio aéreo ucraniano (punto 9). Además, le facilita a Rusia lo que el Plan denomina “la reintegración de Rusia” (punto 13): levantamiento progresivo de las sanciones de forma acordada; acuerdo de cooperación económica a largo plazo para el desarrollo mutuo con Estados Unidos; e invitación a Rusia a reincorporarse al G-8.
A cambio, el Plan (ampliamente ambicioso) exige un alto el fuego inmediato (punto 28); que Rusia, Ucrania y la UE+ firmen un acuerdo de no agresión (puntos 2 y 22) que dé por resueltos todos los litigios actualmente existentes (punto 4); que confirme que Rusia no invadirá países vecinos (punto 16); que la OTAN no se expandirá más (punto 3); y que dé a Ucrania garantías de seguridad confiables (punto 5). Los compromisos adquiridos en este acuerdo deberán ser jurídicamente vinculantes, pudiendo imponerse sanciones en caso de incumplimiento (punto 27).
A Ucrania (la gran perdedora) le exige además unas Fuerzas Armadas que no superen los 600.000 efectivos (punto 6) y sin posibilidad de armas nucleares (punto 18); le prohíbe cualquier propaganda o actividad nazi (punto 20); y le exige que celebre elecciones en cien días a partir de la fecha de la firma del acuerdo (punto 25). También exige, tanto a Ucrania como a Rusia, que garanticen la diversidad cultural, religiosa, educativa y lingüística (alusión a la minoría ruso hablante ucraniana); y que declaren una amnistía para todas aquellas acciones presuntamente delictivas cometidas durante la guerra, sin posibilidad de reclamaciones posteriores (punto 26). A cambio, el Plan confirma la soberanía (aunque algo mermada territorialmente) de Ucrania (punto 1) con garantías de seguridad internacionales (punto 5), más concretamente especificando (punto 16) que Rusia consagrará en su ley constitucional la no agresión a Ucrania y a la Unión Europea; acceso preferencial a corto plazo al mercado europeo (punto 11); con “medidas contundentes” para su reconstrucción a través de un denominado Fondo de Desarrollo (punto 12); y con la prohibición a Rusia de impedirle u obstaculizarle la utilización del río Dniéper o el acceso al mar Negro para actividades comerciales.
Pero ni la reconstrucción ni el amparo económico y de seguridad previstos en este Plan estadounidense serán gratis. En primer lugar, la aplicación de todos los aspectos del acuerdo a firmar será supervisada y garantizada por un Consejo de Paz presidido por Donald Trump (punto 27), que tendrá en consecuencia la última palabra, lo que implica una pérdida de soberanía para Ucrania, pero no así para Rusia, mucho menos vulnerable a las presiones o sanciones que pudiera tratar de imponer el susodicho Consejo de Paz. Pero, fundamentalmente, porque el citado Fondo de Desarrollo para la Reconstrucción (punto 12), que será elaborado por el Banco Mundial, incluirá el desarrollo de la “extracción de minerales” (apartado E del punto 12), es decir, de las “tierras raras” ucranianas a las que Estados Unidos tiene echado el ojo desde hace tiempo. Y porque una de las fuentes de su financiación serían los fondos rusos que tiene congelados la Unión Europea (punto 14), de los que cien mil millones de dólares serán utilizados para iniciativas lideradas por Estados Unidos, que recibiría el 50% de estas ganancias, debiendo la Unión Europea aportar otros cien mil millones de dólares, “para crear un fuerte incentivo para evitar el tono al conflicto” (punto14).
Por último, el Plan también establece que (punto 15) se creará un grupo de trabajo conjunto estadounidense-ruso sobre cuestiones de seguridad para promover y garantizar el cumplimiento de todas sus disposiciones. Un grupo de trabajo conjunto que no se sabe, porque no se especifica, como se coordinará y complementará con el mencionado Consejo de Paz (punto 27) presidido por el propio presidente Trump.
¿Va Ucrania a admitir la amplia perdida definitiva de territorio que se le exige, por muy teóricamente que quede protegida y reconstruida dentro de la Unión Europea?
¿Va Rusia a admitir incluir en su ley constitucional la no agresión (sine die) a Ucrania o a la UE+?
¿Cómo diferenciar agresión de defensa en el futuro, si no somos capaces de hacerlo hoy día?
¿Va Rusia a ratificar que el Consejo de Paz presidido por el presidente Trump tenga la última palabra en el futuro, pudiendo imponer sanciones? Y, cuando Trump no esté, quién lo presidirá ¿Siempre el presidente estadounidense? ¿Cómo se van a relacionar el Consejo de Paz y el Grupo de Trabajo conjunto estadounidense-ruso?
¿Va Rusia a admitir que se utilicen sus fondos congelados para la reconstrucción de Ucrania?
¿Va a admitir la Unión Europea+ la perdida definitiva de territorio ucraniano?
¿Van a admitir la Unión Europea+ y la comunidad internacional la amnistía por los posibles crímenes de guerra que se hayan podido cometer?
¿Va a estar la Unión Europea+ dispuesta a aportar los cien mil millones de dólares que se le exigen para apoyar una solución final con la que nunca estuvo de acuerdo?
Creo que quedan todavía muchas sesiones de negociación a tener (por mucha prisa que meta el presidente Trump) y muy pocas posibilidades que el Plan, en su actual configuración, se pueda llevar a cabo.
Lo siento por Trump que creo que tiene su ansiado Nobel de la Paz cada vez más lejos.
Fuente: Nueva Tribuna





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