miércoles, 13 de agosto de 2025

La implicación militar de EEUU en Taiwán

 

 Por  Xulio Ríos   
      Asesor emérito del Observatorio de la Política China.



Mientras la isla ejecuta sus maniobras militares anuales, con la mayor movilización de la reserva de la historia, China escruta a Washington y su tradicional política de “ambigüedad estratégica”


El ejército de Taiwán, durante las maniobras militares anuales de Han Kuang.


     En vísperas de la publicación de la nueva Estrategia Nacional de Defensa de Estados Unidos, algunos expertos han propuesto que Washington retire por completo a los 500 instructores militares destacados actualmente en Taiwán, para “evitar una percepción de provocación hacia China continental”. El informe en cuestión, titulado “Aligning Global Military Posture With US Interests, ha sido elaborado por Dan Caldwell, exasesor del secretario de Defensa Pete Hegseth, y por Jennifer Kavanagh, directora de análisis militar del instituto Defense Priorities. El documento, de casi 30 páginas, recomienda la retirada de los aproximadamente 500 soldados estadounidenses desplegados en Taiwán como instructores, afirmando que su presencia, además de tal efecto provocador, contradice promesas pasadas de EE UU de no mantener tropas en la isla.

Caldwell y Kavanagh sostienen que EEUU debería aprender de los errores cometidos en Europa con Rusia, donde a pesar de múltiples promesas –como no expandir la OTAN ni desplegar tropas en sus fronteras–, la situación acabó desembocando en la guerra en Ucrania. También cuestionan la eficacia de los programas estadounidenses de entrenamiento militar en países aliados y sugieren que, de ser necesarios, dichos entrenamientos se realicen en suelo estadounidense. 

Sin embargo, Mark Cancian, experto en defensa del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington, dijo que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha priorizado la defensa de Taiwán de una posible invasión china.


Taiwán lanza la 40 edición anual del ejercicio con fuego real Han Kuang.

Mientras el gobierno de Estados Unidos no ha confirmado el número de personal de entrenamiento militar estacionado en Taiwán, el contralmirante retirado de la Marina de Estados Unidos, Mark Montgomery, dijo el mes pasado que la misión de entrenamiento conjunta de Estados Unidos en Taiwán debería ampliarse de 500 a 1.000 efectivos, y abogó por que el presupuesto de defensa de Taiwán alcance el 5 por ciento del PIB en 2028. Estas declaraciones se hicieron en una audiencia del Comité Selecto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre Competencia Estratégica entre Estados Unidos y el PCCh.

Por su parte, el Financial Times (FT) apuntó recientemente que el Pentágono está presionando a Japón y Australia para que aclaren qué papel desempeñarían si Estados Unidos y China entraran en conflicto por Taiwán. Al parecer, Elbridge Colby, subsecretario de Defensa, ha estado insistiendo en el tema en reuniones con funcionarios japoneses y australianos en los últimos meses. Lo que el Pentágono pretendería es que otros se comprometan a asumir roles de primera línea, destacados, quizá con la idea de pasar la patata caliente a sus aliados o de sacrificarlos en aras de satisfacer sus intereses estratégicos.




Los ejercicios Han Kuang

Dichas apreciaciones, que revelan cierto debate acerca de las implicaciones militares de EEUU en relación a Taiwán, se producen al tiempo que en la isla se implementa una nueva edición del ejercicio militar Han Kuang, en marcha desde el 9 de julio. Se trata del mayor ejercicio de movilización de la reserva en toda su historia. Parte de los entrenamientos tienen lugar en espacios públicos, como escuelas, templos, puentes y carreteras, incluso el metro de la capital, impregnándolo todo de una cierta psicosis bélica.


Taiwán realiza el ejercicio militar Han Kuang 2022.

Los ejercicios con fuego real, de 10 días de duración, son los más largos hasta el momento y siguen a la entrega de una serie de nuevas armas, desde tanques hasta drones acuáticos no tripulados. En esta edición contarán por primera vez con nuevos sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) fabricados por Lockheed Martin junto con misiles tierra-aire desarrollados en Taiwán.


HIMARS.

El presidente Lai Ching-te pretende demostrar así su inquebrantable compromiso con la soberanía, mantener movilizado a su ejército y electorado (con la campaña de revocatorias de diputados de la oposición en primer plano) y presionar a los aliados occidentales para lograr un mayor compromiso en el apoyo en caso de conflicto. Mientras, la oposición le acusa de militarizar la isla y manipular a la opinión pública. 

Deben destacarse igualmente los esfuerzos de Taipéi por desarrollar una nueva narrativa jurídica que procura argumentos supuestamente basados en el derecho internacional para no solo rechazar de plano la idea de que la isla forme parte de China sino para proveer a los hipotéticos aliados una doctrina de soberanía que facilite su intervención en el contencioso. En la misma línea, se insta a EEUU a reescribir formulaciones conceptuales de larga data adoptando una semántica que pase página de aquellos instrumentos que hasta ahora han servido de guía para orientar las relaciones China-EEUU a propósito de Taiwán, en especial, los llamados Tres Comunicados Conjuntos de los años setenta y ochenta.

Más señales de EEUU

Echando más leña al fuego, cabe destacar las declaraciones del secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien advertía que la guerra en el estrecho de Taiwán “podría ser inminente”. Hegseth podría estar buscando aumentar la presión sobre Taipéi para que aumente su gasto en defensa. Desde el presidente Trump hasta la cadena de mando militar, funcionarios estadounidenses han instado constantemente a Taiwán a destinar más recursos a la defensa. Actualmente, Taiwán destina a ello el 2,5% de su PIB, y planea aumentar esa cifra a más del 3%. Trump ha pedido que se eleve hasta el 10%, un nivel muy superior al 5% que Estados Unidos ha pedido a sus aliados.


Taiwán se prepara para sus maniobras de guerra.

Por su parte, una delegación de oficiales militares jubilados de alto rango de Estados Unidos llegó recientemente a Taiwán para observar la fase de fuego real de los ejercicios anuales. El general retirado del Ejército de Estados Unidos en el Pacífico, Charles Flynn, ha estado observando los ejercicios militares en curso Han Kuang, incluida una inspección de los despliegues de defensa a lo largo del río Tamsui, según un informe del periódico en idioma chino Liberty Times. Flynn se desempeñó como comandante del comando del Pacífico del Ejército de EEUU de 2021 a 2024 y recordó que los intercambios militares entre Estados Unidos y Taiwán son actualmente frecuentes y que el alcance de su visita se extendía más allá de los ejercicios.

Asimismo, si el contralmirante retirado de la Marina de Estados Unidos Mark Montgomery pedía la celebración de ejercicios militares bilaterales entre Estados Unidos y Taiwán para mejorar la coordinación entre ambos ejércitos, el Senado votaba la invitación a las fuerzas navales taiwanesas al ejercicio Rim of the Pacific (RIMPAC). Este, dirigido por el ejército estadounidense y celebrado cada dos años, es el evento militar marítimo internacional más grande del mundo.

La OTAN

El secretario general de la OTAN y nauseabundo adulador de Trump, Mark Rutte, emitió por su parte una dura advertencia sobre el poderío militar de China y sus ambiciones hacia Taiwán, calificando el creciente alineamiento entre Beijing y Moscú como una seria amenaza a la estabilidad global. Citando información de inteligencia de la OTAN, Rutte advirtió que China se está preparando cada vez más para hacer realidad su ambición de apoderarse de Taiwán y probablemente lo haría en coordinación con Rusia. También hizo una advertencia similar en una entrevista reciente con el New York Times, diciendo que Beijing podría intentar apoderarse de Taiwán mientras insta a Moscú a lanzar un ataque paralelo en territorio de la OTAN.

Qué dice China

La posición china en esta materia es bien conocida, de clara oposición a la normalización de los vínculos militares entre Estados Unidos y Taiwán. A Lai le acusa de buscar la independencia a través de la fuerza o apoyándose en actores extranjeros, advirtiendo seriamente de las consecuencias.

Pero su mirada principal se dirige a EEUU. Beijing teme una erosión significativa de la política tradicional de “ambigüedad estratégica”, determinada por la exclusión del apoyo abierto a la independencia formal como también disuadiendo a China de llevar a cabo una acción unilateral que altere el statu quo. En ese marco cabría contextualizar su compromiso con la defensa de la isla a través de la venta de armas y otras formas de apoyo (inteligencia, preparativos indirectos, coordinación...), aunque sin garantías de intervención directa en caso de conflicto (Joe Biden es quien ha ido más lejos al afirmar que sí intervendría, aunque con posterioridad dichas afirmaciones fueron matizadas). 

Cabe imaginar que las advertencias le han sido reiteradas al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, por el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en su reciente encuentro en la capital malasia, inusual si tenemos en cuenta que China le impuso estrictas sanciones hace cinco años y que se sepa no han sido suspendidas. 

Beijing no se guiará por las palabras de la Administración Trump sino por la tendencia perceptible de ciertos indicadores: la evolución de la presencia naval estadounidense en la zona, el carácter de las nuevas ventas de armas, el nivel de la implicación legislativa, la gestión de las visitas de tránsito de autoridades taiwanesas en sus viajes internacionales, el compromiso con la nueva narrativa que impulsa el gobierno de Lai con énfasis en la argumentación de la soberanía plena, etc. 

Aguas bien revueltas por tanto en el estrecho de Taiwán sin que por el momento se perciba con total claridad el sentido de la corriente de fondo que las agita.


Fuente: Ctxt

No hay comentarios:

Publicar un comentario