Mostrando entradas con la etiqueta Eólica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eólica. Mostrar todas las entradas

martes, 29 de abril de 2025

Post de urgencia de Antonio Turiel: Calambrazo

 

 Por Antonio Turiel   
     Físico, matemático y experto en Energía del CSIC.






     Queridos lectores:

   Ahora que tengo electricidad e internet (y que he terminado de responder a un montón de periodistas, si no me equivoco he concedido 24 entrevistas -y estando afónico-), puedo inaugurar la que probablemente será una nueva serie de posts de mi blog, dados los tiempos que corren: los posts de urgencia, suscitados por algún evento de gran calado. Posts cortos, que van al grano de lo esencial de la situación.

En el caso del post de hoy, hablaré sobre el apagón que ha afectado a España, Portugal y el sur de Francia el día 28 de abril de 2025.


El incidente.

A las 12:33 se produjo el incidente. De acuerdo con la información que ha dado el propio Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en 5 segundos la potencia generada cayó en 15 GW, equivalente al 60% de lo que se estaba produciendo en ese momento. Eso produjo un apagón inmediato en toda la Península Ibérica. Afortunadamente, se mantuvo la generación de aproximadamente 10 GW, y con eso y con la ayuda de las importaciones masivas de electricidad desde Francia y Marruecos fue posible ir reestableciendo progresivamente la red, de manera que a primeras horas de la madrugada del día 29 de abril ya se había reestablecido el suministro de la mayoría del territorio nacional, aunque la señal eléctrica es todavía en este momento algo inestable. Restaurar los sistemas a un punto similar al anterior llevará varios días aún. Hay sistemas importantes con graves afectaciones, como por ejemplo la red de ferrocarriles. Las centrales nucleares permanecen a esta hora en situación de parada.


Las explicaciones iniciales.

Durante las primeras horas se dieron multitud de explicaciones sobre la causa de este apagón masivo e inédito. Se especuló con que fuera un ciberataque, o que se debiera a un usual fenómeno atmosférico, o que un incidente en la línea de interconexión con Francia hubiera generado los problemas. Con el paso de las horas fue quedando claro que nada de eso había pasado. En el momento actual, aún no se ha dado una explicación oficial de la causa del problema. Y eso, como es lógico, preocupa a la ciudadanía, que se pregunta si esta situación puede volver a repetirse en algún futuro cercano.


Qué ha pasado.

La red eléctrica estaba mostrando signos de inestabilidad desde por lo menos las 12:00. Hacia las 12:22 la red estuvo ya cerca de caer. En el momento de la caída, a las 12:33, se produce una separación en frecuencia de aproximadamente 0.15 Hz.




En un momento determinado, determinadas subredes no pueden soportar la sobretensión y se desconectan para evitar daños. Eso aumenta el estrés sobre el resto de subredes y al final acaba cayendo una buena parte de la generación fotovoltaica, en cascada. Al mismo tiempo, la nuclear, que también es inflexible, no puede adaptarse y las centrales entran en parada de emergencia, así que ahí se perdieron 2 GW de potencia adicionales.

La situación experimentada no tiene nada de excepcional. Es un problema repetido en Europa desde hace años y que estuvo en el origen de graves incidentes, como el del 8 de enero de 2021.

El problema de fondo es la integración de grandes volúmenes de generación renovable en la red de alta tensión sin acompañarlos de los necesarios (y desde los cambios de normativa de 2022, preceptivos) sistemas de estabilización de la corriente. Es un tema bien conocido y ampliamente discutido.

Mientras la cantidad de energía renovable que se integraba en la red era minoritaria, esto no era un problema, ya que el resto de fuentes presentes en el mix se encargaban de mantener la estabilidad. El problema es que en días como ayer, en el momento del incidente, la energía renovable representaba el 80% del total de energía eléctrica producida.

Los sistemas de generación eólica y fotovoltaica no tienen flexibilidad. Los sistemas tradicionales, al ser inerciales, aportan cierta facilidad inherente para adaptarse a los cambios en la demanda. Pero eso no pasa en la nueva renovable. Tampoco en la nuclear, que no tiene capacidad de reacción, y por eso cae exactamente igual que la renovable.


Por qué ha pasado.

Conviene recalcar aquí que el problema no son los sistemas de generación renovable. El problema es el modelo de implantación de los mismos que han impuesto las grandes empresas, más preocupadas por sus beneficios que del bien común. Es completamente necesario avanzar en la producción de energía eléctrica renovable por múltiples motivos (ambientales, de escasez de combustibles fósiles...), pero no se puede hacer de cualquier manera. Yo uso el símil de un vendedor que te quiere vender un coche sin frenos. ¿Es el coche intrínsecamente peligroso? No, pero no se puede vender sin frenos. Por el mismo motivo, la renovable tiene que ir acompañada de sistemas de estabilización. No hacerlo es una grave irresponsabilidad. Pero, por un tema de ahorrarse costes, es lo que vienen haciendo las grandes compañías desde hace años.

A falta de sistemas de estabilización, la situación de inestabilidad se hubiera podido solventar si, en los primeros signos (hacia las 12:00, quizá antes incluso) se hubiera aumentado la generación de los sistemas despachables rápidos, es decir, hidroeléctrica y ciclos combinados de gas natural. Pero justo en el momento del incidente, los ciclos combinados representaban solo el 3% del total. Insuficiente para absorber las fluctuaciones y para dotar de estabilidad al conjunto. Peor aún, en el momento del incidente muchas centrales de gas de ciclo combinado estaban en parada fría, y se necesitaban horas para reiniciarlas. Por eso mismo, llevó mucho más tiempo recuperar la red eléctrica. La razón de que no hubiera centrales de gas de ciclo combinado disponibles para dar estabilidad es que estos días el precio de la electricidad ha sido cero o incluso negativo, y eso ha motivado que los dueños de las centrales las apagaran, dándoles igual la seguridad del sistema. Es alucinante que algo así pueda pasar, y que el regulador lo permita, pero es así. Por cierto que no es algo nuevo, como explicamos el año pasado.

Por tanto, el problema fundamental ha sido que las empresas han primado sus ganancias a la estabilidad del sistema. Al tiempo, que el regulador no haya podido obligarlas, por la razón que sea, a que estuvieran disponibles. Esto pone en contexto las recientes declaraciones de Pedro Sánchez, apuntando contra los operadores del sistema eléctrico.


¿Va a volver a pasar?

No a corto plazo. Hoy el 40% de la generación se está haciendo con ciclos combinados, mientras se avanza en el reestablecimiento total del sistema (por cierto que desde aquí quiero reiterar mi admiración hacia los técnicos de Red Eléctrica Española, que una vez más han hecho un trabajo encomiable, dificilísimo y rara vez reconocido). Resulta también evidente que se está limitando el grado de penetración de las renovables. Las centrales nucleares continúan en situación de parada, lo cual suscita múltiples preguntas por sí mismo.

Por tanto: no, no es previsible un nuevo apagón general en breve plazo. Lo que sí va a pasar es que el precio de la electricidad se va a disparar, por el mayor consumo de gas, que va a llevar a su encarecimiento y por ende al de la electricidad.


¿Qué lecciones hay que sacar?

Que hay que invertir en estabilidad (que es muy cara) y en que se tienen que mantener centrales de respaldo (que son caras y emiten CO2). En el largo plazo, que seguramente habrá que reducir el consumo para ajustarlo a algo sostenible.


¿Se podía haber previsto esto?

Qué quieren que yo les diga.


Por cierto que tenía otra posible portada para este post, pero por pudor he preferido dejarla como chascarrillo final.





Fuente: The Oil Crash

domingo, 29 de diciembre de 2024

Que se mueran las montañas pobres, que se mueran

 

      Ecologísta social.


Este artículo de Julio Fernández se publica después del firmado por miembros cualificados de Ecologistas en Acción en El Salto bajo el título de Energías renovables sí, pero no así. Entonces, ¿cómo? Recomendamos leerlo previamenteY es que, como dice Julio Fernández al final de este artículo, "necesitamos organizaciones ecologistas nuevas y disidentes, resistentes al capital y en lucha activa contra el venenoso arbitrio que ese mismo capital impone. Organizaciones con las ideas claras, capaces de dar sentido a un ecologismo limpio (...), un ecologismo capaz de ilusionar de una forma colectiva a una sociedad que (...) pronto ha de enfrentarse a un problema de dimensiones colosales".


Que se mueran las montanas pobres, que se mueran.


     Ecologistas en Acción acaba de manifestarse en contra de la expansión de macrorrenovables en el Maestrazgo y la razón que esgrime es que afecta a la Red Natura 2000.


El Matarraña turolense alberga algunos de los paisajes más privilegiados de Aragón - Carlos Colás Curiel.

En cierta ocasión conocí a un médico que decía que no era necesario defender a los pobres porque solo los ricos ponían denuncias. Pobres territorios fuera de esa línea imaginaria trazada de forma arbitraria y que se llama Red Natura 2000, en vuestros suelos puede pasar de todo, porque en ellos no hay nada que valga la pena: no crecen los árboles, las abejas no polinizan, las luciérnagas son cosa del pasado y las aves no se atreven a entrar por miedo a que un guardia de frontera les pida el pasaporte.

Claro que lo que dice Ecologistas en Acción es que se cumpla lo que se escribe en forma de norma, o dicho de otra manera: que si el MITECO fija unos criterios, que no venga el Gobierno (aquí nos entran dudas sobre si el MITECO es parte del Gobierno) a incumplirlos soberanamente.


El territorio aragonés amenazado.

Ha tardado esta organización ecologista en reaccionar, es posible que empujada por un clamor popular que lleva meses zumbando en los oídos de los activistas más finos, y aunque también aquí es válido el dicho de “nunca es tarde si la dicha es buena”, lo cierto es que Ecologistas Zamora, organización a la que pertenezco, y que sigue estando registrada como Asociación Ecologistas en Acción de Zamora, se apartó del organigrama de Ecologistas en Acción (Confederal) después de las propuestas de expulsión recibidas por, precisamente, defender una moratoria en la expansión de los proyectos de macrorrenovables en Castilla y León, al observar la falta de una planificación zonal adecuada por parte tanto del Gobierno como de la Comunidad Autónoma de CyL, en materia de energías renovables.

Pero volvamos al bulo que dio origen al debate, ese que dice que una cosa es mala solo si afecta a otra buena. Es un bulo, me han chivado, lanzado por la extrema derecha, y que traducido a titulares comprensibles viene a decir que el capitalismo verde es inocuo –como el crecimiento sin freno o la extracción ilimitada de recursos–, lo que es puro veneno es hacérselo tragar a una montaña buena, a un paisaje bueno, a un viñedo bueno, etc. Pero, en serio, las macrorrenovables no son malas, no hay datos que prueben que ya van más de medio millón de murciélagos muertos en pocos años, o que para poner una fotovoltaica en medio del campo es necesario cerrar corredores biológicos, o que hay especies desaparecidas por culpa de estos proyectos, o que muchos paisajes han quedado degradados, etc. No, rotundamente no, lo que son malas son algunas montañas y algunas praderas o tierras de cultivo, como las cordilleras de Galicia, que a simple vista ya se ven plagadas de todo tipo de inyecciones curativas. Y todo por no estar dentro de una lista de lugares benditos.

Malditos extremistas de izquierda, siempre inventando historias, que si para poner un triste molino de viento de 200 metros de altura hace falta hacer una carretera, que si las ovejas no pueden pastar en los cercados de las fotovoltaicas porque no hay nadie que les abra la puerta, que si no hay más población en lo rural desde que comenzara la invasión de los megawatios, que si lo del Hidrógeno verde es la mayor estafa de lo que vamos de siglo, que si las plantas de biogás contaminan, que si quemar biomasa no es verde... Ah, y lo último: que desde que empezaron a instalarse este tipo de industrias en el mundo hay muchísima más electricidad circulando de sobra –todavía no sabemos para qué–, pero paradójicamente no han parado de crecer las emisiones de carbono, y que por eso, todo este negocio de lo renovable a gran escala no es más que un añadido, otro más en el suma y sigue del caos climático –también llamado suicidio del capital–.




Malditos extremistas de izquierda, ecologistas radicales que no siguen las instrucciones del ecologismo institucional y subvencionado. Mira que se ponen pesados con eso de que no hay más solución que el decrecimiento en el consumo de materias primas y el crecimiento en la producción de cercanía. Porque todo es cuestión de distancias, repiten como loros, y no es lo mismo generar electricidad de forma comunitaria que poner perdido el monte con millones de kilómetros de líneas de alta tensión que para que mantengan la tensión estable necesitan de fuentes de energía estables –como es lógico– y que funcionen día y noche, haga viento o no lo haga y pongas la lavadora de madrugada o la pongas a pleno sol.

Malditos ecologistas radicales que no aceptan los bulos que se extienden por los periódicos nacionales e internacionales sin aportar pruebas científicas de en qué manera la revolución del capitalismo verde está logrando frenar la extinción de las especies. Malditos, no os creéis nada, joder, nada de lo que es de perogrullo: que hay cosas buenas y hay cosas malas, y que si te toca vivir en un lugar malo, pues te fastidias y punto.

Y para colmo, negáis las bondades de la eólica marina. ¿Pero qué daño os hacen esos alfileres en medio del océano? ¿Por qué pedís pruebas científicas de que no provocan ningún efecto nocivo en los ecosistemas marinos ni a la vista de quienes aman los horizontes? ¿Qué queréis, que os presentemos un informe de impacto medioambiental con millones de corta y pegas? Tenemos ecologistas profesionales dispuestos a eso y más.

Ay, ecologistas puros, ecologistas extremistas y radicales que seguís defendiendo la naturaleza. ¡Pero si eso ya no se lleva! Lo que se lleva es defender la energía. Sí, la energía. ¿Para qué? Eso es lo que menos importa. Lo que importa es que hay subvenciones para generarla, y más tarde ya se verá qué se hace con ella.

¿Que no os creéis lo del coche eléctrico? ¡Lo que nos faltaba por oír! ¿Pero no habéis visto cómo vuelan los burros con el hidrógeno? Parece mentira. Abrid los ojos, descreídos, ruralistas, pretecnológicos y atrasados ecologistas defensores de la biodiversidad como lo único de verdad que no podemos perder en este planeta. Sí, parece mentira. Ah, y dejad ya de poner alegaciones y recursos de alzada.

Fuente: Ecología Extramuros