Por
Bruno
Sgarzini
Horas después de la designación del Cartel de los Soles, como una Organización Terrorista Extranjera, un bombardero estadounidense B52 sobrevoló cerca del espacio aéreo venezolano, escoltado por dos aviones cazas F-18 en una nueva demostración de fuerza. Al mismo tiempo, la Casa Blanca filtró, a través de su medio amigo Axios, que Donald Trump prepara una llamada telefónica con Maduro. “Nadie planea entrar y dispararle o secuestrarlo, en este momento. No diría nunca, pero ese no es el plan en este momento”, según un funcionario de la Casa Blanca con conocimientos sobre los contactos entre Caracas y Washington.
La coreografía, por supuesto, sirve para presionar y negociar con el fin de lograr un “cambio de régimen” de bajo costo, según el experto militar Thomas Keith. El problema, según el analista, es que Caracas ha logrado establecer una estrategia de defensa en capas; “la contra respuesta venezolana ha sido armar el costo (con la defensa aérea, drones y la negación marítima), armar la sociedad (con milicias y bases de defensa local) y armar la verdad (con la documentación y verificación de las acciones militares estadounidenses). Ya que el objetivo de Caracas no es superar a Estados Unidos en términos militares; sino hacer que cada paso de la escalada sea tan costoso, visible e ilegítimo que deje de escalar”.
Los sobrevuelos constantes de bombarderos B2 o B3, acompañados de cazas militares, junto con la presencia de más de diez buques de guerra y el mayor portaaviones estadounidenses, el Gerald Ford, buscan crear la percepción de una “red ocupada en el Caribe que normaliza la presencia estadounidense mientras pinta a Venezuela como un santuario criminal”.
Para Mark Cancian, un excoronel estadounidense del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Estados Unidos tiene recursos, como más de 170 misiles Tomahawk y 58 aviones F35, que permitirían lanzar una campaña de bombardeos aéreo, o de decapitación del liderazgo del chavismo, para buscar el colapso del gobierno venezolano. “Históricamente, estos ataques aéreos solo han tenido éxito cuando se combinan con la amenaza o la realidad de una campaña terrestre”, según él. Sin embargo, el despliegue no posee la cantidad de soldados necesarios para lograr esto, de acuerdo al exmilitar.
Por eso, el despliegue tiene un componente de guerra psicológica permanente para buscar que el chavismo se quiebre, sin tirar una bomba, con campaña de rumores, como que es inminente un ataque aéreo precedido de acciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia, y que es peligroso, según las autoridades aéreas estadounidense, sobrevolar el espacio aéreo venezolano. A la par que el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, visita las tropas estadounidenses en Puerto Rico y Trinidad y Tobago mientras los medios informan que es, posible, que los uniformados no tengan muchos días libres en la festividad de Acción Gracia por la posibilidad de un ataque. La llamada de Trump a Maduro, en este contexto, se configura como una oferta, bajo presión, para que se vaya del poder sin que haya tirado más que un par de amenazas al aire en forma de sobrevuelos militares.
La designación del Cartel de Los Soles como una “Organización Terrorista Extranjera”.
“La designación le brinda más herramientas a nuestro Departamento [de Guerra] para ofrecerle opciones al presidente Donald Trump y, en última instancia, garantizar que nuestro hemisferio no estará controlado por narcoterroristas, ni por cárteles, ni por lo que regímenes ilegítimos intenten imponer al pueblo estadounidense”, según Peter Hegseth, el secretario del Departamento de Guerra. Sus palabras tienen bastante que ver con lo que sucedió en las audiencias en el congreso de hace unos días; donde el secretario de Estado, Marco Rubio, informó que la Casa Blanca no tenía una base legal jurídica para justificar ataques terrestres en Venezuela pero trabaja en ello. Según The New York Times, antes de esta designación, Trump pidió a su equipo legal que fundamente una teoría que le permita avanzar en operaciones en Venezuela, que incluyan ataques y un intento de asesinato de Maduro por liderar “el Cartel de los Soles”, considerado “enemigo de Estados Unidos.
Existen tres planes que se le han presentado; uno que implicaría el bombardeo de bases militares venezolanas, usadas para el “narcotráfico”, con el objetivo de “desmantelar el apoyo militar de Maduro”, otro que plantea el envío de fuerzas de Operaciones Especiales para capturar al presidente venezolano, y un tercero en el que militares estadounidenses ocuparían aeródromos y pozos petroleros venezolanos, todos planes irrealistas que podrían en riesgo a soldados estadounidenses, en un país reacio a las bajas después de Vietnam. Hasta ahora, la teoría legal, usada por la Casa Blanca, para atacar las lanchas en El Caribe es que Estados Unidos está en un conflicto no internacional con bandas de narcotráfico que inundan las calles estadounidenses con drogas que matan a los ciudadanos estadounidenses, a pesar de la crítica, incluso, del abogado principal del Pentágono, que lo considera como algo ilegal, según la cadena NBC.
Para justificar una campaña de decapitación del chavismo, la Casa Blanca es posible que busque que la designación le sirva a la Oficina de Asesoría Jurídica presidencial para elaborar un dictamen jurídico similar al que usó Trump para matar al general iraní Qasem Soleimani. En aquel momento, la oficina argumentó a su favor que Soleimani, como jefe de la Fuerza Al Quds iraní con relación con milicias chiies en Medio Oriente, “desarrollaba planes para atacar a personal militar y diplomáticos estadounidense”. “Los líderes militares que organizan y supervisan ataques contra personas e intereses estadounidenses pueden ser objetivos militares legítimos”, decía el memorando creado adhoc por la oficina. Ante esta posibilidad, los elementos más radicales cercanos a la Administración Trump, como Marshall Billingslea, un antiguo subsecretario del Tesoro, de forma constante, promueven campañas en redes donde muestran, por ejemplo, estadios de Beisbol, como el Monumental de la Rinconada de Caracas, como un bunker a ser bombardeado por ser el lugar donde podría esconderse Nicolás Maduro.
Otros como Elliott Abrams, ante las dudas de Trump sobre el éxito de cualquier acción militar en Venezuela, sostienen que el despliegue es un punto de no retorno: “Trump debe entender que esto se trata de que gané él o Maduro”. Por eso, recomienda asesinar a Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, para generar conmoción en las filas de los organismos de seguridad del chavismo y desarticular el mando militar de Venezuela para promover la salida de Maduro. “Sacarlo del poder mostraría a todos en los órganos de seguridad del régimen que no están seguros, y que su poder para protegerse se está erosionando rápidamente. No es probable que el régimen (del presidente Nicolás Maduro) pueda resistir semejante embestida”. El problema sigue siendo el mismo: Estados Unidos no tiene ni una oposición venezolana movilizada, ni una estructura insurreccional, que pueda aprovechar cualquiera de estas acciones si el chavismo se mantiene cohesionado, como todo indica, según el analista militar Ivan Sidorienko.
Sin embargo, la designación del Cartel de los Soles, nombrado por primera vez en años noventa por la revelación de una entrega controlada de drogas por parte de la CIA y un general venezolano, tiene sus duras consecuencias. Según el Departamento de Estado, la calificación de un cartel como “Organización Terrorista Extranjera” (FTO) se debe que es un grupo “que comete actividades terroristas o de terrorismo que amenazan “la seguridad de los ciudadanos estadounidenses o la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esto posibilita que el Departamento de Estado, y otros organismos, por ejemplo, bloquen “propiedades e intereses en Estados Unidos, las instituciones financieras congelen activos y prohíban transacciones de personas o entidades estadounidenses, relacionadas con el Cartel de Los Soles”. También se considera un delito federal proporcionar apoyo “material” a la organización por lo que cualquier simpatizante del chavismo en Estados Unidos podría ser procesado bajo cargos penales y civiles.
Fuente: Bruno Sgarzini







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