sábado, 6 de septiembre de 2025

Aquella brisa de los veranos de antes (5 de 20)

 

 Por Pedro Costa Morata

Extraña pareja en Alaska


     (¡Cómo me divierto! Aquí tengo a Putin el Terrible viniendo a comer de mi mano, en el mayor Estado de mi América, que precisamente perdió Rusia por la milésima parte de lo que valía... Parece mentira que sus zares fueran tan necios y que no vieran la oportunidad de mantener su presencia y poder a un paso de América; claro que menudo problema me plantearían porque a ver cómo iba a pedir yo Canadá sin exigir antes la salida de los rusos de Alaska, eso es verdad. Tendrá que darse cuenta del papelón que hace ante su país y el mundo ¡Me lo voy a merendar!).

(¡Ahí lo tengo! Con su sonrisa de degenerado, creyendo que acudo a su llamada cómo, cuándo y dónde ha decidido él. Se creerá que se me ha escapado el detalle de que me haya traído a Alaska, a 7.000 kilómetros del Kremlin y a once usos horarios... Como me saque el tema de la venta de Alaska a Estados Unidos por el zar Alejandro II lo mismo le digo que, si quiere, le puedo facilitar -la paz no tiene precio- una o dos alaskas más a un módico precio, que aún así Rusia seguirá siendo más grande (y rica) que su América... ¡A ver por dónde me sale este tipejo!).


Trump y Putin. (Euro News).

- ¡Cómo estás amigo Vladi, bienvenido a América! Perdóname por no haberte propuesto un lugar de encuentro más equidistante, pero si me despisto mucho de América los delincuentes de Washington -negros, como sabes- van a conseguir expulsarme de la capital. Y no sé cómo lo tomaría mi gente -que me adora y me vota con pasión, ya lo viste- si me instalo, con esta pandilla de inútiles de mi gobierno y mi oficina, en Mar-a-Lago, en Florida, con mi golf y eso; que aunque estoy hecho un chaval, no como el espantajo de Biden, que ya chocheaba de vicepresidente con Obama, esos viajes tan continuos para disfrutar del trópico, francamente, me empiezan a cansar un poco.

- ¡Querido Donald, se te veía muy interesado en que visitara Alaska por primera vez! Veía tu interés en enseñarme esta poderosa base militar, y estos americanos privilegiados que tanto dinero cuestan al Estado por vivir en esta tierra que es verdad que casi os regalamos, tan lejos y absurda, hartos de no encontrar nunca el final de la Rusia de todas las Rusias. Comprendo que quieras estar a un tiro de piedra de la Casa Blanca, ya que sé que vas a tener que desplegar al Ejército también en Chicago, Los Ángeles, Nueva York... ¡Duro con esos protestones, que siempre te quedará Mar-a-Lago! Y cuenta con mi simpatía si, como piensas, acabas trasladando tu poder a la playa, y te olvidas del apestoso Washington.

- Sabía que nos entenderíamos. Por cierto, ¿no podrías prestarme un par de años a tu ministro Lavrov, que me encanta, y te quedas con el necio de Marco Rubio, que total para lo que vale no te va a estorbar, y hasta con el vicepresidente Vance, que me repatea cada vez que abre la boca. No te ofrezco al secretario de Defensa, Hegseth, que como sabes que es judío lo tengo conmigo para que los insoportables israelíes vivan tranquilos y no sean más pegajosos; que si no...

- Hombre, a Lavrov no te lo puedo prestar, ya me gustaría complacerte, pero te advierto que se empeñaría en hablarte en ruso, que menudo carácter tiene. Sí podemos hablar con mis portavoces, Péskov y la Zajárova, que un pajarito me ha dicho que tienen engatusada a la opinión pública americana (la inteligente, que tú y yo sabemos que no es la mayoría) por su estilo y capacidad; pero hay que consultarlo con ellos. Por lo demás, tú pide, pide, que sabes de sobra que estoy para servirte.

- Bueno, bueno, Vladi, vamos al grano, que no te puedo conceder más de un par de horas y lo de Ucrania tiene que quedar hecho, que necesito ahí la paz para que Israel siga limpiándome Gaza. ¿Qué hacemos con Zelensky, que se nos ha atravesado y se cree que, porque me regale sus tierras raras y tal, voy a estar respaldándolo toda la vida?

- Pues, sí, es un zoquete y un incauto. No necesito decirte que cuando nos quedemos ese 20 por ciento del territorio de Ucrania -que menos mal que tú reconoces que eso es para nosotros para siempre-, las tierras raras que quieras las tendrás a tu disposición, y te las podrás llevar sin aranceles ni nada, y a precio de amigos.

- De eso te quería yo hablar, ¿me prometes que en cuanto te levante las sanciones y los pringaos de Europa tengan que hacer lo mismo, estableceremos un tratado preferencial, de interés mutuo, por supuesto, que haga que se enrabieten esos europeos tan pesados, que hay que ver la lata que dan hablando siempre de sus valores y su historia?

- Hecho, dime entonces si no te va a molestar que demos una lección, de una vez, a esos nazis de Kiev, y que nos pidan árnica a los dos, en la mesa de negociaciones. Y no pierdas el tiempo asociando a la negociación a esos mataos de Merz, Macron y los polacos de siempre. Tú y yo, con Zelensky vestido de penitente. No te asustes, por cierto, cuando advierto a los alemanes que no vuelvan por donde siempre, que los conozco bien.

- Eso queda de tu cuenta, abrevia y dales de paso una lección a los europeos, que no les dé tiempo de venirme con más monsergas y que se dediquen a comprarme cosas, gas y armas en primer lugar, y bajar mi déficit comercial. ¿Lo del gas no te va a molestar, verdad? Y lo del Nord Stream, tú señala a todo el mundo menos a mí (que no estaba, acuérdate), que comprendo que fue una faena, pero, oye, no hay mal que por bien no venga, ¿no?

- Lo del gas no me molesta, qué va, resulta que desde que no suministramos a Europa nos faltan caudales para mandar a China e India, más esos amigos nuevos del BRIC, que cada día quieren ser más, y no tragan al cantamañanas de Zelensky. Y tampoco me molesta lo de las armas: tú no les digas que según entren en Ucrania me las pienso cepillar, y así tendrán que aumentarte sus pedidos.

- Bueno, lo de China tenemos que hablarlo otro día, a ver qué opinas tú de eso de que vaya a ser la futura potencia mundial, como si pudiera Dios dejar de mostrar su preferencia por el noble, pacífico y leal pueblo americano. Además, son gente amarilla, bajita, poco simpática, no como tú y yo, que somos blancos de pura cepa, cristianos a tope, dialogantes, aliados por naturaleza, no sé... ¿Y lo de India? ¿Es verdad que ya tiene más gente que China? ¿No podíamos hacer que se desarrolle más y antes que China? ¿Cómo te llevas con Modi, que no acabo de enterarme bien de si está conmigo o contigo?

- Pues claro, no te atormentes por lo de China, que va para largo, y tú no debes, con tu edad, preocuparte por lo que vaya a pasar más allá de 2028. Aprieta con tu hábil política arancelaria y negocia poquito, que así es como harás a América greater (¿se dice así?). Además, ya sabes que los de los BRIC no van contra ti, ni mucho menos, ni hagas caso si te dicen que piensan cargarse el dólar que, en todo caso, ¿a ti qué? Eres hombre de negocios preparado para cualquier eventualidad. ¿De Modi, dices? Un místico, algo racista porque espumea por la boca cuando piensa en los musulmanes, pero ningún peligro, ya te digo.


Grupo de Shangái, 31 de agosto. (DW).

- Me encanta oírte Vladímir Vladímirovich, pero, hemos perdido el hilo de lo de Ucrania ¿Qué vamos a decir en la rueda de prensa? ¿La preparan nuestros asesores y que hablen ellos?

- No te preocupes, nos encargamos nosotros, sonreímos y decimos que todo ha ido bien, que es la verdad, ¿no? Y que la paz en Ucrania está más cerca que nunca, que tenemos un plan.

- Pues Ok. ¿Querías también que habláramos algo sobre la OTAN? ¿Te sigue preocupando lo de la integración de Ucrania, Georgia y Moldavia en ella? ¿Recuerdas que lo primero que dije con mi regreso fue que me la cargaría? ¿No te dije un día que no habría más “revoluciones de color” y que lo tuyo es tuyo?

- Lo sé, lo sé. Me vale con que me confirmes que la OTAN te la trae al pairo, que no le vas a consentir a Zelensky que vuelva a decir que quiere entrar en ella y que si se me ponen tontos los europeos y tengo que corregirlos por las bravas, vas a bloquear la estupidez del artículo 5, de la asistencia mutua y esas babosadas.

(Bueno, vaya repaso que le he dado a este Putin que más que ruso parece tártaro, nada caucásico. A ver si hace lo que le he dicho y empieza a enviarme, con aranceles cero, esas tierras raras que el pardillo de Zelensky creía que podría regalarme. Y lo de la guerra, bueno, él verá cómo se las apaña, que yo no tengo prisa ni pienso escuchar muchas quejas más de mis aliados; que remate ese asunto cuanto antes).

(Ahí va este Donald, que se llama como el pato ese de Hollywood, tan contento de que lo haya toreado y regalado unos espejitos. Y que se dé con un canto en los dientes que no le he preguntado si ya tiene fecha para lo del bombardeo de Moscú, o si quiere que le diga donde están ahora mismo esos dos submarinos nucleares tan secretos que mandó para que me intimidaran. En fin, que me encanta este fantasmón).


No hay comentarios:

Publicar un comentario