sábado, 12 de julio de 2025

Cómo Israel fabricó una fundación para hambrear palestinos y expulsarlos de sus tierras

 

 Por Bruno Sgarzini   
      Periodista argentino especializado en asuntos internacionales.


     Las masacres de Israel en los puntos de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza, que han asesinado más de 600 palestinos en Gaza, están asociadas a un plan para expulsar, al menos, medio millón de gazaties de la Franja, según nuevas revelaciones hechas por The Financial Times.


GHF opera cuatro centros de distribución en Gaza que rompen con los modelos humanitarios tradicionales.

El surgimiento de la Fundación Humanitaria de Gaza, una entidad dirigida por Johnnie Moore, reverendo evangélico pro Israel, tiene como objetivo controlar la distribución de alimentos y crear “burbujas humanitarias” por parte de los militares israelíes. Esta iniciativa se remonta a fines de 2023 cuando la unidad del Ministerio de Defensa Israelí a cargo de la “ayuda a Gaza” comenzó a formular planes para “confinar a los civiles palestinos dentro de zonas seguras mientras las FDI combatían a los militantes de Hamás fuera de ellas”. La idea de establecer sistemas de identificación biométrica para controlar a los palestinos que recogieran la ayuda fue de Liran Tancman, empresario y reservista de la unidad de inteligencia de señales 8200 de las FDI” responsable de desarrollar herramientas de espionaje y uso de la IA para atacar los Territorios Palestinos Ocupados, y Michael Eisenberg, un capitalista de riesgo israelí-estadounidense vinculado a grupos sionistas, según The New York Times. Después de un intento fallido, un equipo dirigido por el mayor general Roman Gopman, secretario militar de Benjamín Netanyahu, seleccionó a un grupo de contratistas y definió la creación la Fundación Humanitaria de Gaza como una forma de crear una cobertura que no asociara a Israel con la operación.

En las conversaciones para poner en práctica esta iniciativa estuvo también involucrado Shlomi Fogel, un empresario cercano a Netanyahu, conocido por haber sido promotor de iniciativas empresariales en Gaza patrocinadas por monarquías de El Golfo como Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y otros países del Medio Oriente como Egipto.




Una de las compañías seleccionadas para la operación fue Safe Reach Solutions, quien tuvo una presencia en Gaza durante el último alto al fuego entre Hamas e Israel gracias al respaldo de Estados Unidos, Egipto, Qatar y las dos fuerzas beligerantes. Su origen es opaco ya que, en términos patrimoniales, es una empresa de la firma de gestión Two Ocean Trust LLC con sede en Wyoming, creada por McNally Capital, una firma de capital de riesgo fundada por Ward McNally, un exempresario cartográfico con inversiones en seguridad e inteligencias en compañías como Orbis Operation, según la agencia France Press. Su director ejecutivo Phil Reilly, oficial paramilitar retirado de la CIA y exjefe de estación de la agencia en Afganistán, fue vicepresidente sénior de actividades especiales de Constellis, empresa surgida de una fusión de la contratista Academi, antes conocida como Blackwater, y la empresa de seguridad privada Triple Canopy. Su personal está repleto de antiguos tenientes y comandantes del Pentágono estadounidense.

Otra compañía involucrada, relacionada con Reilly, es UG Solutions, fundada por el exboina verde Jameson Govoni , quien "ayudó a establecer un programa de vigilancia para las Fuerzas Especiales del Pentágono que tenía como objetivo enseñar a los soldados de operaciones especiales cómo realizar vigilancia y encontrar células terroristas difíciles de ubicar en todo el mundo".

Durante los últimos días, estos contratistas militares, al igual que los uniformados israelíes, han sido noticia por haber disparado contra los palestinos que buscaban las cajas de alimentos de la fundación en sus puntos de distribución, construidos por el Ejército Israelí, y haber asesinado más 600 personas. Tanto los empleados de Safe Reach Solutions, como los propios militares israelíes, afirman haber recibido ordenes de disparar contra la multitud de personas congregadas para recibir un porción de alimentos luego de meses de bloqueo israelí a la ayuda humanitaria, según los reportajes de la agencia Associated Press y el diario Haaretz.

Para el periodista palestino Muhammad Shehada, la Fundación Humanitaria de Gaza es parte de un plan, que restringe el ingreso de ayuda humanitaria y emplea grupos armados para saquear los envíos que entran, para debilitar “la resistencia de los palestinos y facilitar la ocupación de Gaza”. En su opinión, además, esta fundación encubre “la hambruna en Gaza al bloquear la entrada de organizaciones internacionales” y promueve que los palestinos “elijan morirse de hambre” antes de ser baleados en sus sangrientas entregas de cajas.




Detrás de esta operación aparece, además, la asesoría de la compañía Boston Consulting Group (BCG) al grupo de militares y empresarios israelíes responsables de de la fundación a través de Orbis Operation, propiedad de McNally Capital, accionista también de la contratista de seguridad Safe Reach Solutions a cargo de resguardar la distribución de alimentos. Con los fondos aportados por McNally Capital, la consultora instaló un equipo en Tel Aviv para crear la fundación y planificar sus operaciones en Gaza hasta que surgieron las revelaciones sobre sus vínculos con Israel, según The Financial Times. Las operaciones fueron cancelados por la directiva de la consultora y dos directores, antiguos uniformados estadounidenses, fueron despedidos por “actuar a las espaldas de la directiva” junto con Phil Reilly, quien dejó de ser empleado de la consultora cuando se convirtió en director de Safe Reach Solutions, cliente de la BCG en el mismo proyecto.




Lo que, en realidad, se enteraron los directores es que el equipo había estimado cuánto le costaría a Israel expulsar, el menos, medio millón de palestinos después de que Donald Trump hablara del plan “Riviera Maya”, que plantea convertir la región en un enclave marítimo-comercial. De acuerdo a sus cálculos, el 25 por ciento de los habitantes de Gaza se irían voluntariamente, y no regresarían nunca, si les aseguraran un alquiler y alimentos subsidiados por cuatro años. “El modelo calculó que la reubicación fuera de Gaza sería 23.000 dólares más barata, por palestino, que los costos de brindarles apoyo en Gaza durante la reconstrucción. El plan “aumentaría el valor de Gaza a $324 mil millones desde los $0 de hoy”, según The Financial Times.

Los cálculos de estos consultores, conversados también con dos miembros de la Fundación Tony Blair, fueron utilizados por el grupo de empresarios israelíes, responsables de la operación, para elaborar un plan titulado “Gran Confianza: De un representante iraní demolido a un próspero aliado abrahámico”, en alusión a los acuerdos de Abraham, firmados por Israel y otras monarquías árabes para normalizar sus relaciones. La hoja de ruta, presentada a distintos funcionarios de la Administración Trump, pretende que la fundación Humanitaria de Gaza proporcione “alojamiento temporal a los palestinos que permanezcan en la Franja y ofrezca pagos en efectivo, y subsidios, por nueve mil dólares para cada uno, con el fin de que se marchen de Gaza”.


Un centro de distribución de ayuda gestionado por 'Gaza Humanitarian Foundation'.

El plan pondría en manos de un fideicomiso la gestión de Gaza hasta que esté “desmilitarizada y desradicalizada” y la autoridad pueda ser transferida a un “sistema político palestino independiente”. Mientras que las tierras públicas de la Franja se incorporarían al fideicomiso: “sus activos podrían venderse a inversores mediante tokens digitales negociados en una cadena de bloques. Los habitantes de Gaza tendrían la oportunidad de aportar sus tierras privadas al fideicomiso a cambio de un token que les otorgaría el derecho a una vivienda permanente”, según la propuesta. La iniciativa, además, incluye megaproyectos como “las autopistas "MBS Ring" y "MBZ Central", llamadas así en honor a los príncipes de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Salman y Mohamed bin Zayed al-Nahyan, respectivamente, y una Zona de Manufactura Inteligente Elon Musk en la frontera entre Gaza e Israel, donde empresas estadounidenses de vehículos eléctricos fabricarían automóviles para su exportación a Europa”. También la creación de “Islas Trump”, donde se “instalen resorts de clase mundial a lo largo de la costa en pequeñas islas artificiales similares a las Islas Palm de Dubái”, de acuerdo a The Financial Times.

Todo el proyecto apunta a convertir Gaza en un centro comercial y portuario de un corredor geopolítico que atraviese varias monarquías de El Golfo, como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, para que “Estados Unidos se asegure el acceso a 1,3 billones de minerales raros de estos países”. Lo que comprueba que la Fundación Humanitaria de Gaza es, en realidad, una iniciativa de laboratorio para establecer una administración israelí en la Franja con el objetivo de desplazar a medio millón de palestinos. Eso explica, además, por qué el gobierno de Netanyahu se resiste tanto a desplazar a la fundación de Gaza para poner fin a su invasión, una de las demandas de Hamás en la mesa de negociaciones.

Una administración israelí cuya imagen pretende ser lavada con la de una fundación solo interesada en una “labor humanitaria”, repleta de masacres contra los palestinos que piensa “gobernar”.


Fuente: Bruno Sgarzini

No hay comentarios:

Publicar un comentario