Durante la actual temporada de recolección de aceitunas, los territorios palestinos de Cisjordania se han convertido en un foco de tensión creciente: colonos israelíes, respaldados por las fuerzas de ocupación, impiden a los agricultores palestinos acceder a sus tierras para cosechar el fruto, una escalada que amenaza con pérdidas económicas devastadoras y que constituye una flagrante violación de los derechos básicos de la población originaria.
Agresiones sistemáticas e incitación peligrosa
En los últimos días se ha registrado un aumento sin precedentes de ataques: organizaciones de derechos humanos han documentado más de 400 agresiones de colonos contra campesinos palestinos en las dos últimas temporadas de aceituna, concentradas sobre todo en los gobernaciones de Nablús, Ramalá y Salfit. Según testigos, los colonos atacan a los agricultores con palos y piedras, queman olivos y les impiden el acceso a sus propiedades bajo la protección directa del ejército israelí.
En la localidad de Silwad, cerca de Ramalá, colonos agredieron a familias palestinas mientras se dirigían a sus campos de olivos; varias personas resultaron heridas. También se ha informado de la prohibición a agricultores de continuar la recolección en las tierras de los pueblos de Rantis y Deir Ballut, en el centro de Cisjordania, una escena que se repite en múltiples zonas.
Apoyo militar directo a los colonos
El ejército israelí no solo guarda silencio ante estas violaciones, sino que participa activamente. Se ha reportado que las fuerzas de ocupación dispararon munición real para dispersar a agricultores palestinos que intentaban llegar a sus tierras cerca de asentamientos, lo que demuestra una complicidad directa en la negación del derecho de los palestinos a trabajar y a la libre circulación.
Llamamientos internacionales para proteger a los agricultores
Ante esta escalada, el representante de la Unión Europea en Palestina expresó su profunda preocupación, afirmando que "no hay justificación para impedir a los agricultores cosechar aceitunas" y exhortó a las autoridades israelíes a garantizar el libre acceso de los palestinos a sus tierras, subrayando que “el olivo es un símbolo de la identidad palestina y está siendo objeto de un ataque sistemático”.
Cifras alarmantes
• 48.728 árboles han resultado dañados por el ejército y los colonos, de los cuales 37.237 son olivos solo en los dos últimos años.
• Más de 400 agresiones documentadas en las temporadas, la mayoría en Nablús, Ramalá y Salfit.
• Cientos de familias palestinas han sido impedidas de entrar a sus tierras o expulsadas durante la recolección bajo amenaza de armas.
Dimensiones más amplias de la crisis
No se trata solo de pérdidas económicas: la campaña afecta la identidad cultural y social de los palestinos. La temporada del aceite es un acontecimiento anual que reúne a las familias y refuerza la cohesión comunitaria. Con la continuidad de los ataques, la cosecha se ha convertido en un símbolo de sufrimiento bajo ocupación, más que en una celebración de la tierra y su producción.
Conclusión:
La prohibición sistemática a los palestinos para cosechar sus olivos no es solo una violación económica; forma parte de una política más amplia destinada a desplazar a la población y despojarla de sus tierras. Con la incitación y los ataques en aumento, crecen los temores de que la temporada del aceite deje de ser un símbolo de resistencia para convertirse en un símbolo de limpieza étnica planificada, lo que exige una intervención internacional urgente que proteja a los agricultores y preserve cualquier esperanza de justicia y paz.







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