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En comparación con el método nazi de las cámaras de gas, aquel elaborado recurso tecnológico para la eliminación de los judíos alemanes y eslavos con una muerte breve y seguramente poco dolorosa, la política israelí de matar de hambre a cientos de miles de personas (tras castigarlas con mortíferos bombardeos) resulta de una crueldad inaudita, que los asesinos del Tercer Reich no llegaron a ensayar; una atroz ironía de la historia ha hecho que aquellos nazis sean superados por los que se dicen descendientes o correligionarios de los por ellos exterminados, con la nota distintiva de que, con estos crímenes y esta guerra, los sionistas israelíes dicen que no hacen sino defenderse y demostrar la asistencia de Yahvé, ese Dios suyo que los declaró Pueblo Elegido y les regaló la Tierra Prometida.
Así, en la misma línea histórica de inhumanidad supremacista de aquellos nazis, estos sionistas se elevan a la cúspide del horror haciendo realidad un nuevo procedimiento de eliminación de sus víctimas, más pedestre, menos industrial, como es el masacrar a los hambrientos cuando acuden a los -escasos- puntos de ayuda. Todo ello, firmemente incrustado en una política de limpieza étnica formalmente planeada antes de la autodeclaración de independencia del Estado de Israel en 1948, que en el caso de Gaza ahora se revela como la eliminación de su población, por expulsión o asesinato, para colonizar ese territorio como un enclave de lujo que supere, nuevamente, la insania israelí al modo como aquellos kibutz “socialistas” se levantaron sobre las aldeas palestinas dinamitadas.
En la -exitosa, imparable- marcha hacia sus objetivos, que esa banda de farsantes que mandan en Israel impone al mundo, cuentan más que nunca con el respaldo de los Estados Unidos, ahora dirigidos por ese Trump matón y delincuente, que ocupa con su alma negra una Casa Blanca desde la que sus inquilinos no han dejado de someterse (con ligeras y breves excepciones, siempre inhábiles para frenar a los sionistas) a la voluntad de Israel, pero que hoy día se hace expresamente solidaria con el genocidio. Aunque no es solo Trump el cómplice de la tragedia, sino todo ese euro-occidente que orgullosamente se reclama de unos “valores” (morales y políticos) que, sin el menor pudor, relaciona con la cultura y la tradición judeocristianas, ignorando arteramente los inmensos crímenes perpetrados por esa cultura y esa tradición. Unos valores que se “suspenden” cuando de contemplar los crímenes de Israel se trata, revelándose así como pamplinas carentes de ética pero llenas de hipocresía.
Así, la masacre continuada de palestinos a manos del ejército de Israel, ha llegado a producir, al filo de los 60.000 asesinatos contabilizados, la observación de Kaja Kallas, representante europea para Política Exterior y de Seguridad, de que “podrían existir indicios de que el ejército israelí no respeta los derechos humanos Gaza y Cisjordania”, como así lo que recoge en un -agudo, como se ve- informe de la Comisión Europea. Y las tres principales potencias europeas (y algunas menores, como España) compiten desde el inicio de esta guerra, en cinismo y mala voluntad, que ahora creen disipar pidiendo o anunciando el reconocimiento de un Estado palestino, cuando ya esta eventualidad, claramente imposible, no molesta a Israel en absoluto, puesto que conseguirá anular a Gaza como entidad política o demográfica y se anexionará Cisjordania, también de iure, aprovechando los años de mando de Trump y la mínima respuesta general contra sus canalladas.
El “reconocimiento” por cualquier Estado, sobre todo si es europeo (e incluyo a España), de un Estado palestino, vuelve a la injusticia originaria de la partición de Palestina por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y parece olvidar que ese fue el origen del conflicto, con las guerras y sufrimientos ocasionados. De tal modo que ninguna solución cabe sin respetar el derecho de autodeterminación escamoteado a los palestinos que habitaban en su día el territorio, permitiendo el regreso de los expulsados en 1948 y 1967 y, en definitiva, volviendo hacia atrás con el consenso internacional y contra la voluntad supremacista y expansionista de Israel. Algo que -hay que reconocerlo- queda muy lejos de cualquier perspectiva y que deja para la justicia de la Historia la necesaria, por inevitable, desaparición del Estado de Israel como persistente enemigo de la Humanidad, así como la recuperación de la segunda opción de 1947, de un Estado palestino unificado y binacional sobre todo el Mandato británico; una opción que solo pudo ser descartada, frente a la de la división en dos Estados, por las presiones y manipulaciones de Estados Unidos y los sionistas sobre los Estados remisos u opuestos a tal disparate, que eran mayoría.
Los crímenes escandalosos de Israel parecen haber logrado algunas alteraciones positivas en la imagen -ya no tan admirable y ni siquiera triunfante- del Estado sionista, siendo todavía necesaria una ofensiva mundial de denuncia y condena de las pretensiones profundas en las que Israel basa sus abusos que, siendo grotescamente religiosas, son en realidad ideológicas. Porque estos sionistas genocidas no pueden demostrar su filiación con Yahvé (tan cerca están de Satanás) ni aburrirnos con referencias bíblicas apelando a aquellos sus patriarcas receptores de las promesas exclusivistas de Yahvé… Nada de todo eso posee la menor consistencia y así lo demuestran la Historia y la Arqueología no vendidas al sionismo dogmático, que relegan esas elucubraciones a la categoría de mitos cuyo sustento hay que atribuir a la estupidez religiosa en general, crédula e inane ante el poder y el dinero (que son las señas de identidad del sionismo triunfante, tanto el cristiano como el judío).
Desde esta convicción apoyamos en Rebelión Ecologista todo tipo de boicot a cualquier intercambio cultural y económico con el Estado genocida. En especial las realizadas por las empresas que actúan en el Estado español, cesando de inmediato todas las compras y ventas de armamento.
¡Tomemos las calles en apoyo a Palestina denunciando el genocidio de su pueblo!
Fuente: Rebelión Ecologista
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