La toma por Israel de una franja del sur de Siria, su bombardeo de bases y arsenales, y la cercanía de sus fuerzas a Damasco disparan la alarma en el país recién liberado del puño de Al Asad.
La caída de la dictadura de Bachar al Asad, tras la múltiple ofensiva insurgente lanzada en Siria, ha acelerado la estrategia de Israel sobre el país vecino, hasta ahora uno de sus mayores enemigos en la región, con la toma de la zona desmilitarizada que los separa, el ataque masivo a bases y arsenales del régimen derribado y el peligroso acercamiento de sus tanques a Damasco.
Ya lo subrayó el alto mando israelí tras producirse la caída de Damasco en manos de las fuerzas islamistas suníes opositoras a Al Asad. El jefe del Estado Mayor israelí, Herzi Halevi, subrayó que Siria es ya “el cuarto frente” en el que combaten las fuerzas terrestres de su país, junto a Gaza, Cisjordania y el Líbano.
Y aunque los amigos europeos y estadounidenses de Israel miran para otro lado y no se fijan en estas acciones bélicas en Siria, el intervencionismo militar israelí en el país vecino es ya una realidad.
Fue el primer ministro Benjamin Netanyahu quien ordenó el despliegue de soldados israelíes en territorio sirio, en la que hasta ahora era una zona desmilitarizada cercana a los Altos del Golán. Según el líder israelí, había "colapsado" el llamado "Acuerdo de Separación" firmado con Siria en 1974, tras la guerra de Yom Kippur en 1973.
La "oportunidad" siria de Israel
Netanyahu adelantó que Israel va a aprovechar "las importantes oportunidades" derivadas de la caída del tablero estratégico de Oriente Medio de la dinastía Al Asad. Y subrayó que los Altos del Golán, ocupados a Siria en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, y anexionados ilegalmente en 1981, pertenecen ya a Israel "por la eternidad".
Según Netanyahu, el régimen de Bachar al Asad era un "eslabón central" del "eje del mal" de Oriente Medio y su caída la consecuencia directa de la guerra desatada por Israel contra Hisbulá en el Líbano y de la presión ejercida sobre Irán. "Esto ha creado una reacción en cadena en todo Oriente Próximo", agregó el primer ministro en una visita a los Altos del Golán para supervisar la operación militar.
Según el pretexto de Tel Aviv, la decisión de entrar en Siria fue motivada por el ataque en la madrugada del domingo, sin precisar de quién, a los cascos azules de la Fuerza de Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF) desplegados en la zona de "amortiguamiento", como se conoce a esa área desmilitarizada en territorio sirio.
Es decir, los primeros pasos para ocupar ese área se produjeron horas antes de que las fuerzas insurrectas sirias tomaran Damasco y derribaran al régimen de Al Asad, lo que refuerza la idea de que la caída del dictador estuvo pactada con otros actores de este conflicto, posiblemente Turquía, Israel y Estados Unidos.
Israel se adelanta al posible fracaso del nuevo Estado sirio
Es la primera vez que Israel invade esa zona de unos 400 kilómetros cuadrados desde 1974, cuando quedó establecida. Ahora simplemente ha aprovechado la ocasión para supuestamente asegurar un cortafuegos en territorio sirio pero controlado por Israel ante eventuales conflictos.
Conflictos como el que se está fraguando en Siria en opinión de los halcones militaristas israelíes, nada convencidos de que la designación de Mohamed al Bashir para encabezar un Gobierno de transición vaya a evitar una nueva guerra civil en ese país árabe.
Son muchas las facciones que ayudaron a derribar el régimen de Bachar al Asad, desde los islamistas del Hayat Tahrir al Sham (HTS), cuyo líder, Abu Mohamed al Julani, se ha convertido en la cara más conocida de la revuelta, a los proturcos del Ejército Nacional Sirio (ENS) o los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) apoyadas por Estados Unidos, entre otros.
En estas circunstancias que no auguran mucha estabilidad al nuevo Gobierno de transición sirio, no es extraño que, más que un cortafuegos o una zona "tampón" para evitar ataques desde el norte en dirección al territorio israelí, en realidad esa franja ahora ocupada por Israel a Siria parezca más bien una cabeza de puente para avanzar desde el sur sobre Damasco, como se denunció este martes.
El propio Ministerio de Defensa israelí tuvo que desmentir la noticia difundida por medios de información libaneses de que sus tanques estaban ya enfilando hacia la capital siria. El canal independiente de televisión libanés Al Mayadeen había indicado a primera hora del martes que carros de combate israelíes habían cruzado ya la zona de los Altos del Golán y se encontraban en las afueras de Damasco.
Más cerca de Damasco
En realidad, el avance israelí sí parece haber excedido la zona desmilitarizada inicialmente ocupada. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ordenó este lunes la creación de una "zona de seguridad" libre de armas pesadas en el sur de Siria y "más allá" de la zona desmilitarizada entre los dos países.
"Las Fuerzas de Defensa de Israel se han desplegado en la 'zona de amortiguación' y en una serie de áreas que es necesario defender, a fin de garantizar la seguridad de las comunidades de los Altos del Golán y de los ciudadanos de Israel", indicó un comunicado del ejército israelí.
Esta acción israelí ya ha desatado la ira de otra de las potencias regionales muy interesadas en Siria y participante con armas, dinero y apoyo logístico en la ofensiva que llevó a la caída de Al Asad. Así, el Ministerio de Exteriores turco condenó "enérgicamente" el avance militar israelí en la zona desmilitarizada entre Israel y Siria, "que viola el acuerdo de separación de fuerzas de 1974".
"En un momento tan delicado, cuando parece surgir la posibilidad de paz y estabilidad tan esperada por el pueblo sirio, Israel exhibe una vez más su mentalidad de ocupante", indicó el comunicado turco.
También Arabia Saudí denunció la ofensiva israelí. La operación en el Golán Sirio, indicó el Ministerio saudí de Exteriores, "sabotea" las opciones de Siria para recuperar su "seguridad, estabilidad e integridad territorial" y "confirma la continua violación por Israel de las normas del derecho internacional".
El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, fue claro: la caída de Al Asad "no debe usarse por parte de sus vecinos para invadir el territorio de Siria".
Damasco, ¿próximo objetivo de Israel?
No es el sur de Siria la única zona de este país que está deparando la "atención" de Israel, lo que podría apuntar a unos planes más amplios de intervención militar israelí en el país vecino.
Netanyahu dijo este martes que había ordenado destruir las "armas estratégicas", el armamento químico, los sistemas de misiles, las lanzaderas de cohetes y las baterías antiaéreas que figuraban en las bases y arsenales del ejército sirio. El ministro de Defensa Katz concretó por su parte que navíos israelíes dotados con misiles habían lanzado también una "operación a gran escala" contra la flota siria hasta hundirla.
Según Netanyahu, el objetivo es evitar que esas armas "caigan en manos de los yihadistas". Es decir, Israel quiere tener muy contraladas las armas que en un momento determinado los islamistas en el poder en Damasco podrían apuntar hacia el sur. O, quizá, despejar el camino para un avance israelí hacia Damasco.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció más de 320 ataques israelíes en menos de tres días sobre posiciones sirias e insistió en que las fuerzas israelíes han avanzado 14 kilómetros en territorio sirio, fuera de la llamada zona desmilitarizada y en dirección a Damasco.
Israel ha "destruido las instalaciones militares más importantes de Siria, incluidos aeropuertos y sus almacenes, escuadrones de aviones, radares, estaciones de señales militares y muchos depósitos de armas y municiones" por todo el país, agregó el Observatorio. Los bombardeos se extendieron este martes a las fábricas de armas y arsenales en las afueras de Damasco.
La huida hacia delante de Netanyahu
La caída de Al Asad y la posibilidad de que el aventurerismo de Netanyahu lleve a profundizar más su actual avance sobre Siria traen un balón de oxígeno al líder israelí, acosado estos días por la justicia de su país, una espada de Damocles que no ha podido apartar ni con conquistas ni con masacres ni con crímenes de guerra, de los que también es acusado en cortes de justicia internacionales.
Este martes, Netanyahu compareció ante un tribunal de Tel Aviv para responder a los cargos que pesan sobre él de fraude, soborno y abuso de confianza, por hechos ocurridos entre 2007 y 2019 (cuando fue imputado). Una minucia si se tiene en cuenta que la propia ONU le acusa de genocidio en Gaza, donde el ejército israelí ha asesinado a casi 45.000 palestinos desde el 7 de octubre de 2023.
En todo caso, su mente ahora está en los réditos que pueda sacar del río revuelto que es ahora la vecina Siria, uno de los enemigos jurados de Israel durante el medio siglo de dictadura de los Al Asad, Bachar y su padre Hafez.
Porque cada día que pasa parece más claro que la hoja de ruta puesta en marcha ese 7 de octubre con su guerra de venganza contra Hamás no solo incluía la erradicación de los palestinos de Gaza y la decapitación de Hizbulá en Líbano. No, el plan es más amplio y pasa por la eliminación de los enemigos de Israel en Damasco y Teherán.
Además, para forjar el "Gran Israel" exigido por los ultranacionalistas y extremistas judíos que integran su Gobierno, Netanyahu debe crear en torno a su país extensas áreas de contención y disuasión ante actuales y futuros enemigos.
Y eso es lo que está haciendo en el Líbano y lo que puede hacer ahora en Siria gracias a las "importantes oportunidades" que le han brindado los insurrectos con el derrocamiento de Bachar Al Asad.
Fuente: Público
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