Por David Williams
Director del Programa Internacional de Justicia Climática de la Fundación Rosa Luxemburg en Nueva York
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y esa cifra no hará más que aumentar en los próximos años. Las tasas de crecimiento son especialmente pronunciadas en el Sur Global, donde ya vive el 75 por ciento de la población urbana del mundo. Al mismo tiempo, las ciudades ofrecen un ejemplo especialmente llamativo de desigualdad social, que también se refleja en quiénes se ven más afectados por las consecuencias del cambio climático, como el aumento de las temperaturas y el aumento de las inundaciones. A medida que nuestro planeta se calienta, la crisis climática está ejerciendo presión sobre las ciudades de todo el mundo.
Los registros de temperatura muestran que 2023 fue 1,45 °C más cálido que el promedio preindustrial, lo que lo convierte en el año más cálido registrado por un margen considerable. Esto amenaza con poner en peligro el Acuerdo de París y su objetivo de mantenerse dentro de 1,5 °C de calentamiento. En una encuesta reciente entre científicos del clima, muchos de los cuales fueron autores del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), más de la mitad indicó que creía que era probable que se produjeran aumentos de la temperatura media global en la superficie de más de 3 °C hasta finales de siglo.
Con cada aumento de la temperatura global, también aumentan los impactos del cambio climático. Solo este año hemos sido testigos de olas de calor severas en la India, México o Filipinas, tormentas catastróficas en los Estados Unidos, inundaciones destructivas en Afganistán y Alemania, e incendios forestales mortales en Chile.
Los fenómenos extremos provocados por el clima afectan el desarrollo socioeconómico, como ya se está sintiendo en varios países del mundo, sobre todo en aquellos que no han contribuido casi en nada a la crisis climática. A nivel mundial, el 1 por ciento más rico contribuye tanto al cambio climático como dos tercios de la humanidad. Esta desigualdad en términos de emisiones e impactos se siente no solo entre países, sino dentro de ellos. Las ciudades ofrecen un ejemplo de esta desigualdad, no solo en términos de acumulación de riqueza y consumo, sino también en términos de quiénes se ven más afectados por el cambio climático.
Más de la mitad de la población mundial, aproximadamente 4.400 millones de personas, vive en ciudades, una cifra que se prevé que aumentará en las próximas décadas. Las tasas de crecimiento son especialmente pronunciadas en el Sur Global, donde ya reside el 75 por ciento de la población urbana del mundo. Los impactos del cambio climático en las ciudades han recibido mucha atención de las comunidades científicas y políticas últimamente, y el IPCC está redactando actualmente un Informe especial sobre el cambio climático y las ciudades que se completará en 2027.
A medida que se intensifiquen rápidamente los efectos del cambio climático, también lo harán las luchas por la distribución urbana centradas en el acceso al empleo, la tierra, la vivienda adecuada y la prestación de servicios sociales. Si los gobiernos urbanos no planifican en consecuencia, quienes ya están marginados por motivos de ingresos, raza, religión, género o clase serán los que más tendrán que perder. Este dossier no solo pretende aumentar nuestra conciencia colectiva sobre estas dinámicas interseccionales, sino también identificar enfoques y estrategias en torno a los cuales podemos organizarnos, desde el nivel local hasta el nacional e internacional.
Un ensayo de ActionAid fundamenta la dinámica de los impactos del cambio climático urbano en el contexto histórico del colonialismo y muestra cómo esto afecta la formación y expansión de las ciudades en todo el Sur Global en la actualidad. La narración digital se utiliza para mostrar antecedentes científicos sobre el cambio climático y las tendencias de urbanización, así como para detallar la conexión entre la crisis de la vivienda y la crisis climática. La entrevista con un investigador de la Universidad de Zúrich muestra cómo la financiación climática para las ciudades del Sur Global se está financiarizando cada vez más y cómo esto afecta la gobernanza de las ciudades y la distribución de los recursos.
Varios estudios de casos de todo el mundo muestran dónde y cómo se sienten los impactos del cambio climático y cómo se están configurando las respuestas locales. Un ensayo de Argentina presenta el concepto de extractivismo urbano e ilustra cómo el cambio climático se cruza con la injusticia espacial. Los impactos del cambio climático en las comunidades marginadas se ilustran en un ensayo de Brasil, donde las inundaciones están aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por vectores y, junto con una intensificación de las sequías y las olas de calor, constituyen una nueva forma de racismo ambiental. Otro ensayo se basa en la historia de la naturaleza políticamente controvertida del suministro de agua en la Ciudad de México, junto con la paradoja entre la abundancia y la escasez de agua, que influye en la forma en que las organizaciones vecinales luchan por la justicia ambiental.
La erosión costera en Senegal, que aumenta con el aumento del nivel del mar, se entrecruza con otras formas de injusticia ambiental, como la contaminación del aire causada por el transporte y la vivienda inadecuada. Este ensayo cuenta la historia de cómo las comunidades locales se ven afectadas, presenta planes de respuesta gubernamentales y analiza cómo se podrían mejorar. El legado colonial del apartheid y cómo esto se relaciona con el acceso contemporáneo a los espacios verdes en tiempos de estrés térmico se detalla en un ensayo de Sudáfrica.
En la India, donde el sector informal es muy grande, los trabajadores sufren desproporcionadamente los efectos del cambio climático, y en particular el estrés térmico. En otro ensayo se analiza cómo los gobiernos urbanos podrían responder a estas amenazas ante la rápida urbanización y se destaca la importancia de incluir a los gobiernos locales en el desarrollo de planes nacionales e internacionales de acción climática.
Los trabajadores pobres se llevan la peor parte de la ola de calor en la India
El Sur Global no es el único lugar donde las comunidades marginadas se ven afectadas de manera desproporcionada por el aumento de las temperaturas y la mayor frecuencia de los fenómenos extremos. Un artículo de Estados Unidos cuenta la historia del compromiso de una organización vecinal con las comunidades locales de Nueva York para abogar por la justicia climática a nivel de la ciudad, conectando estas cuestiones con las luchas interseccionales contra el aumento de los alquileres, el desplazamiento inducido por la gentrificación y la segregación racial.
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En definitiva, se trata de tomar medidas. Si bien cada ciudad y sus problemas específicos son únicos, existen puntos en común que nos permiten abordar estas cuestiones a un nivel más estructural. Un estudio reciente de la Fundación Rosa Luxemburg reflexiona sobre el panorama mundial de las políticas urbanas y ofrece algunas ideas para las organizaciones de la sociedad civil sobre cómo aumentar los esfuerzos de incidencia en los procesos de formulación de políticas internacionales.
Fuente: Fundación Rosa Luxemburg
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