Miguel
(Originalmente publicado en el semanario Valle de Elda)
Orihuela 2010: Año Hernandiano. Porque el pasado 30 de octubre, de estar vivo, Miguel Hernández cumpliría cien años. Muerto con solo 32, su vida estuvo condicionada por el paisaje que lo impregnó en su ciudad natal, el optimismo y la apertura en el ambiente cultural del Madrid republicano y la crueldad de una guerra que acabó con las esperanzas de toda su generación. Tierra, optimismo y crueldad: tres palabras esenciales para entender a este poeta pasional e irreductible. Aunque con pasajes quizás controvertidos, quien quiera conocer a fondo su vida encontrará en la biografía de José Luís Ferris publicada por Planeta en 2002 un trabajo que recoge y sintetiza todo el material preexistente de un modo coherente, ameno y accesible.
La senda hernandiana recorrida para llegar a este centenario viene marcada por algunos apretones de manos y múltiples reproches y desencuentros. Los Ayuntamientos de Elche y Orihuela, la Fundación Miguel Hernández –dependiente de la Consellería de Cultura-, el Ministerio, los herederos del poeta o las distintas asociaciones que llevan su nombre, a duras penas se han sentado en una misma mesa para coordinar propuestas. Quién ha de dirigir los eventos, el logotipo o los derechos de imagen constituyen algunos tramos de esta tortuosa senda. Resumiendo mucho, el problema radica en el afán de protagonismo o en la obtención de beneficios que, a costa del poeta –auténtico protagonista-, algunos anhelan conseguir. La semana que viene les hablaré de la situación de su legado en la actualidad.
Cuando en 1992 se conmemoró el cincuentenario de su muerte, yo dirigía el colegio ilicitano que lleva su nombre. Con tal motivo realizamos un amplio conjunto de actividades en las aulas y nació un certamen poético escolar de carácter provincial que sobrevivió siete convocatorias más y con cuyos mejores trabajos se logró editar hasta tres libros antológicos que se distribuyeron por los colegios de la provincia. Igualmente, y en colaboración con el grupo LEO, elaboramos un cuadernillo de trabajo patrocinado por la Diputación para acercar su obra a los escolares y personalmente colaboré en un monográfico conmemorativo con trabajos en torno a la aplicación didáctica de distintos aspectos de su trayectoria y que sirvieron también de soporte para organizar las actividades en torno a la Senda del Poeta que cada año se realiza. Como entonces, en esta ocasión habrá otro Congreso internacional, reediciones de su obra, exposiciones, películas, recitales, etc. sin duda interesantes, o Hijo de la luz y de la sombra: el nuevo disco de Serrat sobre textos del poeta que iniciará su gira el 23 de marzo en Elche, y que también encontró escollos en los herederos, quienes avalan como proyecto estrella del centenario una superproducción titulada Miguel Hernández: sumario 21.001.
A mí, el mundo hernandiano me ha proporcionado un buen puñado de amigos, la posibilidad de acceder al legado auténtico del poeta o poder conocer a personas como Cerdán Tato, Julián Antonio Ramírez (la voz de Radio París durante el franquismo) o el poeta belga Germain Droogenbroodt -con quien traduje algunos poemas al neerlandés- y que han contribuido a consolidar mi profundo afecto por la poesía de Miguel. Porque, como escribí ya entonces en un artículo publicado en Información, el mejor homenaje, el homenaje de los homenajes no es otro que “leer a Miguel Hernández”. O, si ya lo han hecho, releerlo como pienso hacer yo nuevamente. Todo lo demás, siendo importante, viene después.
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