jueves, 31 de julio de 2025

Cómo Israel utiliza la ayuda humanitaria para la limpieza étnica en Gaza según un informe

 

 Por Bruno Sgarzini   
      Periodista argentino especializado en asuntos internacionales.


     “La comida es poder”, según la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), creada por un grupo de militares y empresarios israelíes para utilizar el alimento como una herramienta de guerra y el hambre como una forma de promover una limpieza étnica en la Franja. La organización es un embrión de un eventual “gobierno de transición” por parte de un fondo fiduciario, que sería propietario de todas las tierras de Gaza, según un documento presentado por los empresarios, artífices de la iniciativa, a los funcionarios estadounidenses. La iniciativa, además, contempla un cálculo de cuántos palestinos se irían de su hogar en caso de que el “fondo fiduciario” hiciera un pago determinado.

De esta forma se entiende con mayor profundidad la deliberada (y desastrosa) labor de la fundación en sus cuatros puntos de distribución de alimentos. Para la organización Forensic Arquitecture (FA), un grupo de investigación británica dedicada a la investigación forense de crímenes de lesa humanidad, existe varios patrones que revelan la estrategia detrás de su operación. Lo primero es que es evidente que la ubicación de sus cuatros puntos de distribución están relacionados con las posiciones militares israelíes en Gaza: tres están en el extremo sur en Rafah y otro en una zona militar en el centro de la Franja, separados del norte por el corredor militar Netzarim, construido por Israel para partir la región en dos. Por esta ubicación, hay civiles que deben caminar seis horas para ir y volver a estos puntos de distribución. Las rutas que se indican a los palestinos para llegar a las estaciones, además, “los obliga a pasar por unidades y bases militares israelíes”. Los puntos pertenecen tanto a la infraestructura militar israelí que se abastecen a través de las rutas usadas por las Fuerzas de Defensa de Israel para ocupar Gaza.

Las instalaciones de la GHF están rodeadas también por tanques y vehículos militares israelíes, de acuerdo a las imágenes satelitales. Estos puntos están conectados a tres caminos: uno destinado para el arribo de camiones con alimentos, y otros dos caminos peatonales de entrada y salida al lugar. Para ingresar a uno de ellos, llamado la “Aldea Sueca”, hay cinco carriles peatonales vallados donde los palestinos deben hacer fila entran mientras son vigilados por cuatro tores de vigilancia a cargo de los contratistas militares de Safe Research Solution, una compañía dirigida por el exoficial de la Agencia Central de Inteligencia, Phill Reilly, y otros mercenarios. En la Aldea Sueca ha habido reportes de, al menos, nueve masacres por disparos de uniformados israelíes, de acuerdo a la investigación de FA. En otra de sus estaciones, colocadas en Wadi Gaza, en el centro de la Franja, ocho veces sucedió lo mismo. “Los emplazamientos de GHF (Tal al-Sultan, el barrio saudí, Khan Younis y Wadi Gaza) se encuentran en zonas de evacuación, lo que significa que los civiles que buscan alimentos deben entrar en zonas que se les ha ordenado abandonar”, según The Guardian.

Una táctica, usada por la fundación, para promover el caos, y el enfrentamiento entre los palestinos, en sus puntos de distribución, es el anuncio con poco tiempo de anticipación del reparto de alimentos y la escasa duración de la apertura de sus puntos de distribución. Una comparación, realizada por Foresic Arquitecture, de sus anuncios en Facebook entre el 29 de mayo y el 4 de julio revelÓ que la duración promedio de las aperturas de sus estaciones fue de tan solo 23 minutos. “En el 23 % de los casos examinados, se anunció el cierre incluso antes de la hora de apertura anunciada. Además el 60% de las convocatorios en su página de Facebook se publicaron menos de una hora antes de la apertura de las estaciones. Como muchos civiles deben caminar tres horas para llegar a estos lugares es poco probable que lo hagan a tiempo”, según este grupo cuyas investigación forenses sirvieron de insumo para que Sudáfrica presentara su caso por genocidio contra Israel en la Corte Penal Internacional.

Lo que provoca, por ejemplo, que un caos cuando las puertas de las instalaciones se abren el punto de ayuda porque “la gente corre hacia los paquetes, que quedan abandonados en medio de la zona de distribución, muchas tropieza con cráteres y cables enredados”, según Mahmoud Alareer, un joven palestino de 27 años que visitado los puntos de GDF. Durante los días de distribución de alimentos de la fundación, además, aumenta la proporción de asesinatos según una investigación de datos del canal británico Sky News. En su mayoría, a manos de las balas de los contratistas militares y soldados israelíes, a cargo de la seguridad de este dispositivo creado para desplazar a las organizaciones internacionales, como ongs y agencias de la ONU, de la gestión de la ayuda humanitaria. En total, han sido asesinados más de mil palestinos mientras buscaban una caja de alimentos en estos puntos.

Foresic Arquitecture también notó un cambio en las tácticas de la fundación ya que antes del 19, la apertura de sus instalación eran irregulares con un promedio de 40 minutos de apertura con una diferencia de 6 horas y 50 minutos entre el anuncio y la apertura. Después de esta fecha, el horario se volvió más regular, pero las inauguraciones se redujeron a 10 minutos y los anuncios se realizaron con solo 17 minutos de antelación. Gracias a esta decisión, los palestinos, que se arriesgan a trasladarse a estos lugares, se ven inmersos en un clima de incertidumbre que, además, alienta grandes aglomeraciones de personas y la desesperación colectiva para obtener una caja de alimentos.




Como resultado, los civiles hacen colas durante la noche y algunos, incluso, trasladan sus tiendas de campaña más cerca de las estaciones, “lo que contribuye al desplazamiento continuo de la población civil de Gaza hacia el sur y hacia zonas militarizadas”, de acuerdo a Foresic Arquitecture. Incluso, hay imágenes satelitales del 30 de mayo de 2025 que muestran como se han armado campamentos en los límites del área de Al-Mawasi cerca de estas estaciones. Esto es coherente con los planes, anunciados por el Ministerio de Defensa de Israel, para trasladar a los palestinos a campos de concentración de Rafah y el llamado también de algunas organizaciones armadas, enfrentadas por Hamas y apoyadas por Israel, para que los civiles se trasladen a sus campamentos donde está buena parte de la ayuda humanitaria robada a las organizaciones internacionales.

Para FA, la intención manifiesta de Israel es utilizar la ayuda para fomentar la limpieza étnica y el hambre para promover el caos social. Por esto, también hay un claro registro de ataque israelíes a los puntos de distribución de las agencias internacionales para inducir al casos planificado del sistema de entrega de medicinas y alimentos de la ONU. Hasta el bloqueo israelí de la ayuda humanitaria, agencias de ayuda internacional como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Agencia de Obras Públicas y Socorro de la ONU distribuían su ayuda en 400 puntos en Gaza. “Desde octubre de 2023 hasta octubre de 2024, la FA documentó más de 322 ataques israelíes contra almacenes e infraestructuras de distribución de alimentos, personal humanitario y civiles que buscaban ayuda, así como 22 ataques contra convoyes de camiones que transportaban ayuda. Mientras que hasta el 27 de junio de 2025, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo registró 876 incidentes que afectaron a 311 instalaciones de la UNRWA en toda Gaza, incluidos almacenes, puntos de distribución de ayuda y casas de huéspedes”, de acuerdo al informe del grupo. Además, los pocos camiones de estas agencias que llegan a Gaza son presas de saqueos por bandas criminales, apoyadas por militares israelíes, como las de Abu Shabaab que cuenta con delincuentes y antiguos miembros de ISISLa propaganda oficial israelí después culpa de estos saqueos a Hamas para justificar la operación de la Fundación Humanitaria de Gaza.




También, dentro de esta estrategia, las Fuerzas de Defensa de Israel se dedican a atacar los puntos de distribución de las agencias internacionales. Entre el 1 y el 25 de junio, por ejemplo, oficiales israelís dispararon a los civiles que esperaban los envíos de ayuda humanitaria a lo largo de las carreteras de Al-Rashid y Saladino, entre el 1 y el 25 de junio. El accionar es tan deliberado que el pasado 10 de julio, dos mujeres y diez niños fueron asesinados mientras hacían cola frente a la clínica de salud del Proyecto HOPE en Deir al-Balah, donde se habían reunido para recibir tratamiento por desnutrición, en medio de una escasez de formula para bebes recién nacidos ordenada por las autoridades de Tel Aviv.

Por eso, para FA; “la imposición por parte de Israel de un sistema de ayuda militarizado según el modelo GHF y su desmantelamiento y ataque sistemáticos del sistema de ayuda civil según el modelo de la ONU han hecho que la ayuda sea inaccesible y mortal en toda Gaza. Los palestinos hambrientos son asesinados dondequiera que busquen ayuda y tratamiento para la desnutrición”. Para el periodista palestino Muhammad Shehada, la Fundación Humanitaria de Gaza es parte de un plan, que restringe el ingreso de ayuda humanitaria y emplea grupos armados para saquear los envíos que entran, para debilitar “la resistencia de los palestinos y facilitar la ocupación de Gaza”. En su opinión, además, esta fundación encubre “la hambruna en Gaza al bloquear la entrada de organizaciones internacionales” y promueve que los palestinos “elijan morirse de hambre” antes de ser baleados en sus sangrientas entregas de cajas.




Las consecuencias son más que evidentes: en los últimos días, 10 palestinos fallecieron por desnutrición severa, lo que elevó la cifra de mortandad por esta causa a 111 desde el 7 de octubre de 2023. Para Nick Bryant, cirujano británico que trabajó como voluntario en el Hospital Nasser de Khan Younis, en el sur de Gaza, cuatro recién nacidos prematuros perdieron la vida porque sus madres “estaban demasiado débiles para producir leche y el hospital no contaba con suficiente fórmula para administrársela”. Por esto, según Alex De Wall, presidente de la Fundación para la Paz, lo que sucede en Gaza es mayor “acto deliberado y planificado” para generar hambruna desde la Segunda Guerra Mundial.


Fuente: Bruno Sgarzini

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