martes, 21 de enero de 2025

Yo, Pepe Múgica

 

      Escritor y filósofo italiano. Activista de la izquierda.


Las palabras de una persona mientras las bestias se deleitan


     Mientras las bestias nazi-liberales bailan sórdidamente al son de las notas de los Village People -despreciables bufones- y preparan la gran deportación y la guerra contra los pobres, publico las palabras de un hombre sencillo y grande.

Pepe Mugica, socialista y guerrero, poeta y presidente, habla con una sonrisa en los labios de la vida, la enfermedad y la muerte. Y sobre todo lo relacionado con la vida y sobre la vida, sobre lo que las bestias nazi-liberales no saben nada.



YO, PEPE MÚGICA



Lo sé.

Yo era un guerrero, agricultor y político Tupamaro.
Pero soy olvidado sin olvidarme de ser quien fui.
Ante todo, guerrero.




Y ahora estoy muriendo y además se mantiene detrás de mí para escapar el guerrero que impone el tumor que me invade. Todos los caminos de mi tierra elevan mi corazón, y puedo distinguir el que pasa por el que es definitivo. Fui yo quien eligió este camino y no protesto por seguir aquí, con 89 años. Pero necesito silencio. El silencio es el manantial de los vientos que levantan los ecos de la vida, los cuchillos hostiles, los dientes, los alfileres y los ataques, los desgarros de los mil escalofríos, el torbellino de llantos y de lutos.

Dejadme en el silencio de mis guerreros y manzanos umbros, de la lengua que resiste las palabras que hieren en el hombro, de las orillas que besan los crepúsculos lamidos en los ojos. Dame el silencio, que quiero sanar la herida que me dejó en el alma el dolor de los bosques destruidos, de los bosques plantados de cemento, de la pobreza insuperable, de la justicia no ejercida, de las libertades apagadas. Desviado de mí el silencio, que quiero volver a mis vegetales, mientras tranquilo, y esperando la paz inevitable, medito en la paz de la vida, en cuánto caí y cuánto me levanté, los buenos amigos que me acompañaron. Y también bailó conmigo. Me devolvió la paz y no más palabras para mí.

Necesito los mil de los labios cerrados, de las bocas húmedas, de las espinillas oscuras, de los costados ausentes. Lucharé y seguiré jugando, sin tregua, jamás derrotado. La vida siempre está por llegar. Mi vida continúa a pesar de que me esté muriendo. ¡Cuánta vida hay en la muerte!

             ¡Mucho más en la vida!


Fuente: ILDISERTORI

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