Escritor
y filósofo italiano. Activista de la izquierda.
Las
palabras de una persona mientras las bestias se deleitan
Mientras
las bestias nazi-liberales bailan sórdidamente al son de las notas
de los Village People -despreciables bufones- y preparan la gran
deportación y la guerra contra los pobres, publico las palabras de
un hombre sencillo y grande.
Pepe
Mugica, socialista y guerrero, poeta y presidente, habla con una
sonrisa en los labios de la vida, la enfermedad y la muerte. Y sobre
todo lo relacionado con la vida y sobre la vida, sobre lo que las
bestias nazi-liberales no saben nada.
YO,
PEPE MÚGICA
Lo
sé.
Yo
era un guerrero, agricultor y político Tupamaro.
Pero soy
olvidado sin olvidarme de ser quien fui.
Ante todo, guerrero.
Y
ahora estoy muriendo y además se mantiene detrás de mí para
escapar el guerrero que impone el tumor que me invade. Todos los
caminos de mi tierra elevan mi corazón, y puedo distinguir el que
pasa por el que es definitivo. Fui yo quien eligió este camino y no
protesto por seguir aquí, con 89 años. Pero necesito silencio. El
silencio es el manantial de los vientos que levantan los ecos de la
vida, los cuchillos hostiles, los dientes, los alfileres y los
ataques, los desgarros de los mil escalofríos, el torbellino de
llantos y de lutos.
Dejadme
en el silencio de mis guerreros y manzanos umbros, de la lengua que
resiste las palabras que hieren en el hombro, de las orillas que
besan los crepúsculos lamidos en los ojos. Dame el silencio, que
quiero sanar la herida que me dejó en el alma el dolor de los
bosques destruidos, de los bosques plantados de cemento, de la
pobreza insuperable, de la justicia no ejercida, de las libertades
apagadas. Desviado de mí el silencio, que quiero volver a mis
vegetales, mientras tranquilo, y esperando la paz inevitable, medito
en la paz de la vida, en cuánto caí y cuánto me levanté, los
buenos amigos que me acompañaron. Y también bailó conmigo. Me
devolvió la paz y no más palabras para mí.
Necesito
los mil de los labios cerrados, de las bocas húmedas, de las
espinillas oscuras, de los costados ausentes. Lucharé y seguiré
jugando, sin tregua, jamás derrotado. La vida siempre está por
llegar. Mi vida continúa a pesar de que me esté muriendo. ¡Cuánta
vida hay en la muerte!
¡Mucho
más en la vida!
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