viernes, 12 de marzo de 2010

OPINIÓN : SE ME HA MUERTO OTRO MAESTRO... Miguel Delibes, por Begoña Leonardo


Por Begoña Leonardo

Hablar de Miguel Delibes es muy fácil, entender al maestro un orgullo y tener la posibilidad de encontrarlo por Campo Grande (Valladolid) una realidad al alcance de cualquiera, hasta hace muy poco.
Como Castellano Leonesa, acercarme a la prosa de este escritor, fue obligado, y en mi adolescencia leí muchos de sus primeros libros, porque su lectura era irremediablemente programada en los institutos.
Al contrario de otros autores, desde el primero "La sombra del ciprés es alargada" 1948, el impacto emocional, visual, intelectual que recibí, fue brutal. La pulcritud de su castellano, la falta de retórica, la limpieza,  grandeza y originalidad de un lenguaje puro, desarrollado desde la honestidad. Hizo que me enamorara sin complejos de la palabra de este maestro.
Más tarde leería; "Aún es de día" 1949. "El camino" 1950. "Las ratas" 1963. "Cinco horas con Mario" 1966. "El disputado voto del señor Cayo" 1978. Los santos inocentes" 1981. "Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso" 1983. "Señora de rojo sobre fondo gris"...  Y algunos más, pero estos son mis preferidos, mis indispensables. Todos me han hecho pasar momentos inolvidables y aprender, o intentarlo al menos, a utilizar el idioma de Cervantes, del que decía; que no necesitó más que recorrer cuarenta kilómetros para ser el más grande escritor de lengua castellana de todos lo tiempos, y añadía, no se necesita ir a ninguna parte para escrirbir.
El escribió de lo que conocía, de los suyos, de su tierra, de una tierra que cogía con sus manos, y hacía de este hecho una experiencia viva.

Os contaré un anécdota a modo de ejemplo de lo que es nuestro carácter, sobrio que a veces se confunde con antipático o distante.
Elisa Delibes fue mi profesora de literatura española; cuando me enteré me sentí nerviosa y esperaba que ella, la hija de mi admirado escritor, pudiera  ofrecerme de su padre todo lo que yo anhelaba. Recuerdo que le insistía en que nos recomendara alguno de sus libros en concreto, que nos diera pistas sobre el proceso creativo, algo más... El estar delante de un ser tan cercano a él, para mí significaba una oportunidad. Deseaba que ella abordara al autor desde un punto de vista diferente, pero ella nada, empeñada en que nos ocupáramos de cualquiera menos de su padre.
Me irritaba tanta distancia, que ahora comprendo un poco mejor. Y valoro la discreción, la modestia y la honestidad de un hombre que siempre supo estar en su sitio, y que educó a sus hijos en esos valores.
Un hombre trabajador, un escritor, un contador...
Con la palabra exacta, sin aspavientos, dedicándole su vida y conocimiento a lo sencillo del existir.
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Begoña Leonardo : "Trabajadora de la palabra... Autónoma a ratos, madre a tiempo completo, poeta siempre y sin opción. Escribo para diferentes medios como freelance, y en formatos digitales, blogs, revistas literarias..." 

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