miércoles, 28 de octubre de 2020

Cabo Cope: Es inexcusable un debate público sobre la privatización del suelo público



Un escarabajo verde (y pelotero)


El reportaje del programa El escarabajo verde, emitido el 23 de octubre por la 2 de Televisión española, dedicado a Cabo Cope y su circunstancia, nos ha sorprendido por la incompetencia de su factura y la frivolidad de sus contenidos, defraudando las expectativas puestas en él, en gran parte debido al vídeo de presentación que, con el título de “Cabo Codicia”, ofrecía unas imágenes muy atractivas y un texto prometedor. Si tuviéramos que resumir, en dos notas, nuestra opinión diríamos que consistió en una colección de postales aéreas sobre un enclave espléndido y en un canto a la mayor gloria de un grupo conservacionista (Anse) y su líder, que casi nada tienen que ver con la historia ecologista del Cabo y su entorno, cuyos contenidos y vicisitudes se mezclan y mezclan en un relato decepcionante.





    Se alude, en ese reportaje, a los hitos ecologistas de la comarca, que son principalmente (aunque no únicos) un proyecto nuclear de los años 1970, previsto para la Marina de Cope, una macrourbanización turística latente en sus diversas formas administrativo-jurídicas desde 2002, en esos mismos terrenos, y una compraventa conflictiva de Cabo Cope realizada en abril pasado. No se distingue, en sus 30 minutos de duración, entre la Marina y el Cabo, confundiéndose los tres temas destacados y no informando sobre un hecho fundamental, y es que Cabo Cope, propiamente dicho, ha estado siempre preservado de la enemiga principal, el acoso turístico (que ha querido ensañarse en sus alrededores), primero por el Plan General de Águilas y actualmente, además, por un Parque Natural que desde 1992 abarca toda la Marina y por supuesto el Cabo, más un LIC y una ZEPA. En consecuencia, y de acuerdo con el sugerente titular de “Cabo Codiciado”, los autores de este trabajo debieran de haber subrayado que, en realidad, el acoso y la codicia sobre el Cabo, hay que atribuirlos, exclusivamente, al grupo conservacionista sobre el que han estructurado el reportaje y, muy significativamente, a su presidente y factótum, al que sin embargo se le concedió en el programa un papel privilegiado, desde el que peroró a modo, dejándonos boquiabiertos tanto sus palabras equívocas y engañosas como la credulidad del entrevistador, al que se le suponía mejor informado dado que dispuso previamente de cuanta documentación requirió. Porque eran el entrevistado y su organización los que codician el Cabo, y nadie más por el momento.

    Desde el punto de vista periodístico hay que destacar varios extremos, siendo el primero de ellos que, apareciendo lo de “Cabo Codicia” el aparente titular, eslogan o guía o leit motiv del reportaje, no se aclarase ni quién lo codicia ni, en realidad, por qué, ni a qué se debe la polémica suscitada desde la primavera pasada. Daba la impresión de que el reportaje se negoció con Anse o, al menos, se dejó influenciar por un relato, necesariamente tramposo, sobre el asunto de la compraventa, ocultando la polémica –mediática, ecológica, política, ética– surgida la pasada primavera, de la que nada vino a decirnos el reportaje pese a que en ella se planteaba, nada menos, la posibilidad y conveniencia de privatizar espacios merecedores de protección o ya protegidos (como es el caso), aunque sea en nombre de un supuesto ecologismo.

    Dentro de la –en general– poco rigurosa hechura periodística, hay que aludir, también, a que las respuestas dadas por tres responsables de los sectores productivos (pesca y campo) no se entienden a qué van referidas, entre otras cosas porque las preguntas no han quedado claras. A destacar la respuesta del concejal al que se recurre para que evoque la batalla nuclear de los años 70, que reconoce que no la vivió por su edad (¡vaya!).

    El importante papel de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia como insensible a las continuas agresiones al Parque Natural (creado en 1992), como promotora de la macrourbanización citada y como fugitiva de sus responsabilidades frente a la ley de 2007, queda recogido en el reportaje con dos frases de un director general que demuestra no (querer) entender lo que se le pregunta ni saber en realidad qué es lo que contesta.

     Creemos que, con este programa, más que un órgano informativo, El escarabajo actúa de publicista del comprador inicial, pese a frustrado, y malversa la realidad (y la ética), aparentemente tras un acuerdo previo sobre sus contenidos. Tuvo tiempo el programa de modificarse, en pro de la verdad, conocidas las decisiones de la Comunidad Autónoma de utilizar el derecho de “tanteo y retracto” que la Ley 42/2007 le otorga, y que expresó doblemente mediante, primero, burofax dirigido a los vendedores, pidiendo la anulación de la operación (15 de mayo) y, segundo, con la decisión de su Consejo de Gobierno de comprar esos terrenos (17 de septiembre). Son hechos y fechas recogidos por la prensa regional y conocidos sobradamente por los redactores de El escarabajo; sin dejar de lado que la operación de “recuperación” por las instituciones públicas, se inició a partir de que el grupo parlamentario regional de Vox así lo planteara, con respuesta inmediata, pública y positiva de la Consejería afectada (4 de mayo). Así, dos meses antes de iniciarse las grabaciones del programa, y perfectamente informados los responsables de TV, el asunto de la compra por Anse ya estaba suficientemente “neutralizado”, política y legalmente, lo que hace inexplicable que los textos del programa se inicien asumiendo la compra por Anse de esas 270 hectáreas del Cabo y se dé la palabra repetidamente, a lo largo de esa media hora, a quien se arroga una propiedad ya imposible, con independencia de la –imprudente, quizás ilegal– escrituración, chapuza que no sólo se debe atribuir al notario que la consintió haciendo caso omiso de las previsiones de la ley de 2007. Todo esto es (muy) mal periodismo, y apunta a un vacío ético a subrayar en el hacer de El escarabajo.

    En suma: no se entiende esa incompetencia general como producción periodística, que impide que quienes –muchos, ciertamente– venimos viviendo activamente toda una saga de agresiones y amenazas que pronto cumplirá medio siglo (con Anse generalmente ausente), podamos dejar pasar ese programa tan lamentable. Porque a las instituciones públicas y también a los medios de comunicación en general, y muy especialmente los del Estado, corresponden ineludiblemente informar con rigor y veracidad, sin que pueda admitirse ni el sesgo ni la frivolidad. 

    Con este análisis crítico queremos hacer un llamamiento para que las entidades implicadas en este asunto de la compraventa de Cabo Cope tomen la iniciativa que les compete y organicen el debate abierto necesario en el ámbito político, en el ecológico y, desde luego, en el informativo.


                                                                                                      Cabo Cope No Se Vende


Puedes exigir la celebración de este debate público firmando en apoyo de esta petición: https://www.change.org/p/tve-cabo-cope-el-debate-p%C3%BAblico-no-puede-sustraerse-de-la-privatizaci%C3%B3n-del-suelo-p%C3%BAblico